8 desencuentros políticos entre Yolanda Díaz y Podemos que han marcado la pasada legislatura
El distanciamiento que ha tenido lugar entre Yolanda Díaz y Podemos desde que la gallega fuera nombrada vicepresidenta es algo público y notorio. Aunque muchas veces desde los medios han pretendido tratar estas diferencias políticas como si tuvieran más que ver con el ámbito de las fobias y filias personales, la realidad es que sí que ha habido y hay un debate político de fondo tal y como hemos podido observar a lo largo de estos años de la legislatura. Aquí vamos a repasar ocho momentos de la legislatura que reflejan el distanciamiento entre Díaz y Podemos.
1.- Los presupuestos de 2020. Díaz apostaba por Ciudadanos; Iglesias por ERC y Bildu.
Es cierto que en el seno del gobierno ya había habido diferencias entre Iglesias y Yolanda Díaz antes de que ésta fuera nombrada vicepresidenta. Un ejemplo no menor es lo que contó la portavoz de Podemos Isabel Serra en El Tablero, cuando señaló que en septiembre de 2020 Yolanda Díaz apostaba por aprobar los primeros presupuestos del Gobierno de Coalición con Ciudadanos, tal y como planteaba Pedro Sánchez. Afirman fuentes de la formación morada que “Díaz le trasladó a Pablo que lo que proponía Sánchez era lo sensato y lo correcto”. Iglesias estaba de acuerdo con Díaz en que aprobar las cuentas era importante pero siempre tuvo claro que era imprescindible que los presupuestos se aprobaran con ERC y Bildu y que había margen político para ello. Podemos tenía en mente apostar por un bloque de dirección de Estado plurinacional y progresista que obligara al PSOE a desplegar una agenda más ambiciosa en lo social y lo territorial. Finalmente la tesis de Iglesias se impuso a la de Sánchez y el Gobierno de coalición consiguió el apoyo de ERC y EH Bildu. Desde ese momento en el que los partidos independentistas se mostraron favorables a apoyar los PGE, Ciudadanos se apartó de la posible ecuación.
Además, desde Podemos consideraban que Sánchez estaba “en una operación de reactivar al partido del IBEX con el objetivo de restar fuerza negociadora a la izquierda parlamentaria”, explica un dirigente morado. De hecho, la apuesta del PSOE iba más allá como se pudo comprobar posteriormente en Murcia cuando intentaron una alianza con Arrimadas que Pablo Casado consiguió interceptar. Esa maniobra aceleró el proceso de descomposición de Cs, en vez de reactivarlo como partido bisagra tal y como pretendía el PSOE.
2.- El despido de Cintora de RTVE.
Cuando Yolanda Díaz fue nombrada vicepresidenta, el periodista Jesús Cintora presentaba desde hacía unos meses Las Cosas Claras en RTVE, un matinal que competía en la franja horaria con Al Rojo Vivo, el programa presentado por Ferreras en La Sexta. El programa de Cintora llegó a superar en audiencia a Ferreras pero el PSOE había decidido que había que eliminar el programa de la parrilla para la siguiente temporada. Podemos intentó varias veces, a través de Ione Belarra y del consejero de RTVE Roberto Lakidain, convencer al PSOE de que renovar el programa era bueno para el ente público ya que con esas cifras de audiencia era inexplicable la intención de acabar con el matinal a menos que fuera por motivos políticos. Sin embargo, en el antiguo equipo de Jesús Cintora piensan que Yolanda Díaz se mantuvo al margen, dejó hacer al PSOE y no intentó impedir la cancelación del programa.
“Cintora nunca ha sido cercano a Podemos, pero hace periodismo y demostró que podía competir con Ferreras y superarlo como ya hizo en Las Mañanas de Cuatro. Eso puso muy nervioso a Ferreras, que empezó a mover sus hilos”, relata un miembro de la formación morada. En Podemos sorprendió la actitud de Díaz pero es cierto que la vicepresidenta había dicho en una mesa confederal a los dirigentes morados que “ella tenía mejor relación con Ferreras que Íñigo Errejón”, lo cual podría explicar por qué se puso de perfil en este asunto. Y es que Ferreras fue el gran beneficiado de este asunto al quedarse sin apenas competencia en su franja horaria. Desde entonces, el presentador de ARV acude a menudo a Moncloa para entrevistar al presidente Sánchez. “El Ferri”, como le llama Florentino Pérez, a día de hoy también guarda una buena relación con Sumar. Mientras que Irene Montero la última vez que entró en directo en su programa fue en 2021, los portavoces de Sumar acuden varias veces a la semana al programa. Por el contrario, los y las portavoces de Podemos están vetados en la mayoría de los programas de La Sexta desde que salieron los audios de Ferreras en 2022.
3.- Negociación de la reforma laboral.
Aunque Podemos siempre se mostró a favor de aprobar la reforma laboral, hubo claras diferencias acerca de cómo Moncloa y la vicepresidenta abordaron la negociación parlamentaria. Las ministras de Podemos ya le habían expresado a Díaz y al propio Sánchez el día que la ley se llevó a Consejo de Ministros que la mejor forma de sacarla adelante era buscar los apoyos de ERC y Bildu cediendo en alguna de las demandas de las formaciones independentistas. Sin embargo, el PSOE y Díaz se empeñaron en que la ley tenía que salir así como estaba, sin enmiendas, porque si no la CEOE se iba a salir del acuerdo.
“Ione e Irene aunque en público apoyaron la reforma laboral tenían serias dudas con la estrategia negociadora”, apunta un dirigente de Podemos. Desde la formación morada no veían grave que la CEOE se saliera del acuerdo si eso suponía mayores avances en la ley y a su vez pensaban que “la estrategia del rodillo” no iba a resultar útil para conseguir una mayoría plurinacional y holgada. “Poner a Bildu y ERC entre la espada y la pared no suele funcionar, se vio en la ley mordaza y antes en la reforma laboral”, explica el dirigente morado. Al final la reforma laboral salió adelante con el apoyo de Ciudadanos. Aún así los números no daban con la estrategia trazada por Moncloa y Díaz. Si la reforma salió es porque un diputado del PP se equivocó al votar. ERC, Bildu y PNV votaron en contra.
Por su parte la vicepresidenta gallega se alineó con Sánchez y sí que se mostró proclive al envío de armas, como también lo hizo Ernest Urtasun, hoy portavoz de Sumar y miembro de los verdes en el Parlamento Europeo
4.- El envío de armas a Ucrania.
Uno de los puntos de mayor desencuentro vino en marzo de 2022 con el envío de armas a Ucrania. Al inicio del conflicto, Sánchez no tenía entre sus planes suministrar armamento a Ucrania. Así lo expresó públicamente, pero ante la presión ejercida por la derecha el presidente finalmente accedió a enviar armas. Podemos y Ione Belarra, sin embargo, se mantuvieron en su posición inicial y criticaron el giro de Sánchez, que consideraban que contribuía a la escalada bélica. Ese día, en el que la ministra morada salió a posicionarse en contra del envío de armas, el Secretario General del PCE, Enrique Santiago, le trasladó que con sus declaraciones “acababa de salvar nuestro espacio político”.
Por su parte la vicepresidenta gallega se alineó con Sánchez y sí que se mostró proclive al envío de armas, como también lo hizo Ernest Urtasun, hoy portavoz de Sumar y miembro de los verdes en el Parlamento Europeo. A día de hoy la vicepresidenta muestra cada vez más sintonía con la familia de los verdes europeos como se ha visto hace dos semanas en Madrid, una familia cuyo referente principal es el partido verde de Alemania, una formación que se fundó en los años ochenta en base al pacifismo y al ecologismo pero que su giro a la derecha es más que claro. Los verdes alemanes a día de hoy son abiertamente otanistas, apoyan sin fisuras la escalada bélica en Ucrania, defienden el uso de la energía nuclear y del carbón y su copresidenta, Ricarda Lang, ha pedido acelerar la deportaciones de migrantes.
5.- La ley solo sí es sí y la ley Trans.
Además de las diferencias en política internacional ha habido diferencias en materia de feminismo y en cómo abordar las ofensivas reaccionarias. Desde Podemos por ejemplo siempre se ha defendido que dar la batalla cultural era importante mientras que desde el entorno de Díaz se apostaba por un perfil más bajo en estas cuestiones. El ejemplo más claro es el de la ley solo sí es sí. Para los morados, que el consentimiento estuviera en el centro del Código Penal suponía un gran paso ya que el foco se dejaba de poner en las mujeres y se empezaba a poner en los agresores.
Aunque el texto y el esquema penal que diseñó el ministro del PSOE Juan Carlos Campo, hoy magistrado en el Tribunal Constitucional por decisión de Sánchez, fue retorcido por una minoría de jueces para reducir condenas y producir una ofensiva mediática contra el gobierno y contra Irene Montero, la ministra y los morados siempre han defendido la norma tal y como estaba por mucho que los ataques reaccionarios fueran fuertes.
Sin embargo, cuando tras semanas de presión por parte de la derecha el PSOE decidió reformar la ley junto al PP para eliminar el consentimiento como elemento central, Yolanda Díaz optó por ponerse de perfil en sus declaraciones públicas. Solo Podemos se mostró claramente en contra del camino de vuelta que estaba tomando el PSOE eliminando el consentimiento de la ley. De hecho, llegaron a hacer siete propuestas alternativas para que el consentimiento prevaleciera.
Mientras tanto, la ofensiva creció y desde gente del espacio cercano a Yolanda Díaz, como Mónica García o Rita Maestre, se subieron al carro de las críticas y al linchamiento contra la ministra Montero. “No es la única vez que ha habido diferencias en materia feminista entre Podemos y Díaz. Sucedió también a raíz de la ley Trans. Yolanda Díaz, ante la ofensiva desplegada por el sector de Carmen Calvo y las resistencias del PSOE para tramitar la ley, hizo llegar a la ministra de igualdad la sugerencia de que guardara la ley Trans en un cajón porque estaba creando mucha tensión”, explica un miembro de la dirección morada.
6.- Los PGE de 2022 y la ley de vivienda.
Durante la negociación de los Presupuestos Generales del Estado con el PSOE en octubre de 2022 también hubo roces. Podemos, tras años de intentar arrancar a Sánchez la ley de vivienda, tenía en sus planes poner como condición para apoyar los PGE conseguir por fin la aprobación de la norma. Sin embargo, tal y como contó Ione Belarra en abril en RNE, Yolanda Díaz decidió dejar caer la la ley de vivienda en la negociación, una materia que para los morados era central en la agenda política progresista. La vicepresidenta priorizó arrancar al PSOE una medida relacionada con materia laboral que afectaba a su cartera ministerial.
7.- La renovación del CGPJ y Vicky Rosell.
Este desencuentro vino propiciado a raíz del amago que hizo el PP de Feijóo para renovar el Consejo General del Poder Judicial. Tras años bloqueado por los azules, esta vez Feijóo parecía dispuesto a pactar la renovación. Una de las condiciones que ponía Génova 13 y que el PSOE aceptaba, consistía en vetar a la magistrada Victoria Rosell como posible vocal del CGPJ. Desde el PP alegaban que era una persona que estaba demasiado vinculada a la formación morada.
Este argumento en Podemos lo tomaron como una broma de mal gusto porque según explica un dirigente de Podemos, “el CGPJ está lleno de vocales afines al bipartidismo que deben sus trayectorias en el mundo judicial justamente a su vinculación con PP y PSOE”. Podemos en ningún momento se mostró dispuesto a aceptar ese veto. Aceptar el veto significaba para los morados una decisión antidemocrática. “
Mandaba el mensaje de que el PSOE o el PP podían decidir qué miembros de nuestro partido tenían derecho a formar parte de las instituciones del Estado, algo que en ningún momento podíamos permitir”, afirma un miembro de la dirección. En Podemos decidieron que “antes que ser un espacio intervenido por el PSOE” se quedarían fuera del acuerdo.
Y es que además Vicky Rosell significa mucho para Podemos. Es la jueza que se embarcó con los morados como independiente en 2015 y que fue víctima de un montaje judicial orquestado por José Manuel Soria, ministro de Rajoy entonces, y su juez amigo y corrupto Salvador Alba. Esta persecución obligó a Rosell a dejar la política para defenderse ante la justicia y le supuso un calvario personal y profesional muy grande. Tiempo después Rosell fue capaz de demostrar el montaje al que había sido sometida y hoy el juez Alba está en la cárcel. Para Podemos aceptar ese veto significaba aceptar un nuevo chantaje caprichoso y bipartidista a su formación política que no tenía sentido.
No obstante, Yolanda Díaz, los comunes y el PCE aceptaron las condiciones del PSOE e intentaron por todos los medios seguir adelante con la negociación aunque el precio fuera dejar caer a Rosell. “Las llamadas que se cruzaron esos días de supuestos compañeros de espacio para presionar a Vicky harían que mucha gente se pusiera colorada si las hubieran visto”, explica el mismo dirigente. El grupo parlamentario estuvo a punto de partirse en dos si hubiera llegado el momento de votar. Pero al final la negociación para renovar el CGPJ murió. Ayuso y la ultraderecha mediática amenazaron a Feijóo con mandarle junto a Pablo Casado si pactaba la renovación del CGPJ. No obstante, aceptar el veto a Rosell por parte de Díaz fue una herida más en su relación con Podemos.
8.- El veto a Irene Montero
Este ha sido uno de los últimos capítulos en los desencuentros políticos entre Díaz y Podemos. Durante las negociaciones de junio Josep Vendrell y tras varias reuniones con Lilith Verstrynge para sellar el acuerdo le comunicó que Irene Montero no podía estar en las listas de Sumar al Congreso.
Aunque desde entornos cercanos a Sumar, como el periodista Daniel Bernabé, se ha intentado trasladar la idea de que a Montero se le ofreció ir de número 1 por Bizkaia, Podemos afirma que se trata de un bulo. “De hecho, cualquiera que se fije, puede observar que de número 1 por Bizkaia, que era el escaño más posible de Euskadi, va Lánder Martínez, de Sumar y no va nadie de Podemos que es el partido con más implantación allí”, afirma un dirigente morado.
Cuando Verstrynge intentó que Vendrell le explicara el motivo del veto a la ministra de Igualdad lo que hizo Vendrell “fue dar rodeos para llegar al mismo sitio, que estaba vetada”, sigue explicando el dirigente morado. Según ha contado Ione Belarra en una entrevista con Pablo Elorduy en El Salto, posteriormente en Podemos se enteraron de que Yolanda Díaz y otras organizaciones decidieron en una reunión que Irene Montero no podía ir en las listas. “El mensaje que mandaba el veto era malísimo para la gente de izquierdas y feminista de este país. Si luchas por avanzar en derechos feministas te acosan y si te acosan, en vez de dar la cara todos por ti, te damos de lado. Eso y que además estás impidiendo a una organización política con la que quieras acordar que elija quién va en las listas. ¿Te imaginas que nosotras vetáramos a alguien de otro partido?”, dice una dirigente de Podemos.
Según algunos miembros de Podemos, Sumar planteó el veto para que los morados rompieran el acuerdo y así desde Sumar pudieran culparles por haber facilitado una mayoría del PP y VOX. Recuerda un dirigente que Yolanda Díaz no veía en ese momento opciones de que el gobierno de coalición se pudiese revalidar y que su plan era ser en el futuro la oposición al PP e intentar crecer desde ahí una vez que Sánchez hubiese dimitido tras perder las elecciones. “En términos demoscópicos no se explica el veto a Irene si quieres tener buen resultado, es una de las principales caras del espacio”, explica un dirigente de Podemos, que cree que el veto le hizo perder mucho fuelle a Sumar.
Estos han sido algunos de los episodios de la pasada legislatura que explican el distanciamiento político que se ha producido durante estos dos años y medio entre Díaz y Podemos. Aunque muchos medios han querido señalar el ámbito de las relaciones personales para explicar este alejamiento, lo cierto es que se trata de debates políticos de fondo en materia de feminismo, de cómo afrontar la ofensiva reaccionaria, de democracia interna, de cómo abordar la relación con el PSOE y con la izquierda independentista y del enfoque respecto a la política internacional.