Anatomía de una jornada de lucha: el movimiento estudiantil de Madrid en el 27S
“Israel asesina, Europa patrocina” o “Ruptura de relaciones ya” fueron algunos de los cánticos más escuchados el pasado viernes (ya conocido como 27S) durante las manifestaciones que tuvieron lugar por todo el Estado español como consecuencia de la complicidad del Gobierno de España y la Unión Europea en el genocidio que actualmente se está produciendo en Gaza.
A la “huelga general” convocada por CGT y Solidaridad Obrera se sumaron en total más de 160 organizaciones sindicales, políticas y sociales por todo el Estado; en Madrid, diferentes colectivos organizaron concentraciones en sus centros de trabajo por la mañana, antes de la huelga, para denunciar a un Gobierno que ha seguido vendiendo armas a Israel y que después de más de 44.000 asesinatos, todavía no se plantea romper relaciones diplomáticas. La convocatoria reunió solo en la capital a unas 40.000 personas, según la contabilización de la CGT, y a más de 150.000 en toda España. Uno de los sectores que más ha llamado la atención durante las jornadas de lucha ha sido el de los estudiantes, que en apenas dos semanas han sido capaces de organizar una gran movilización en sus diferentes centros de estudio junto a docentes y demás trabajadores para protestar juntos en defensa de la causa palestina.
El fin de las Acampadas por Palestina, que en Madrid se dio en los primeros días de junio, después de un mes de movilizaciones en el que se levantaron varios campamentos en las seis universidades públicas, no produjo el debilitamiento de una organización estudiantil efímera y pasiva. El aparente final de las protestas dio lugar a una nueva forma de organización que acabaría dando lugar a los Comités por Palestina, estableciéndose uno por cada campus de las universidades públicas madrileñas. La Acampada por Palestina de Madrid acabó decidiendo que, en lugar de huelga, los universitarios realizarían una serie de “jornadas de lucha” en los campus de las universidades por la mañana, para después sumarse a la huelga general de la tarde. Comenzaba así un trabajo de preparación previo a los diversos actos de protesta que tuvo como resultado una unión entre el movimiento estudiantil y las diferentes organizaciones de trabajadores de manera democrática, fenómeno que no se daba a escala estatal desde hacía años.
Los Comités estudiantiles, donde también participaban docentes y otro personal universitario (como las trabajadoras de la limpieza), podían reunir en cada campus a más de 100 personas que se repartían las diferentes tareas a realizar: cartelería, piquetes informativos, ‘pasaclases’, cobertura en redes sociales, conferencias, etc. En muchos casos, se acordó enviar delegaciones a varios centros de trabajo que el viernes por la mañana hubiesen convocado algún tipo de concentración por Palestina, denunciando al Gobierno de España y otras entidades que colaboran con el exterminio en Gaza.
El hospital no ha sido el único ejemplo de la Comunidad de Madrid donde se ha podido ver la movilización conjunta de trabajadores y estudiantes. El Comité por Palestina de la Universidad Carlos III de Madrid se sumó mediante otra delegación a la concentración convocada por trabajadores de CGT en la fábrica de Airbus de Getafe, otra de las empresas cómplices del genocidio y el comercio militar con Israel
Así, en la mañana del 27S podíamos ver a estudiantes de la Universidad Complutense de Madrid, de FP e institutos en el Hospital 12 de Octubre en la concentración que había convocado el sindicato MATS (Movimiento Asambleario de Trabajadores-as de Sanidad), que reunía en la entrada principal del edificio a una treintena de profesionales sanitarios acompañados por decenas de personas que se sumaban a la protesta, liderada por una pancarta en la que se leía “Los impuestos para curar, no para matar. Fin al comercio de armas con Israel”. El sindicato, que lleva meses defendiendo la causa del pueblo palestino y que había mostrado ya su apoyo al movimiento estudiantil durante las acampadas, recibía ahora la solidaridad de los más jóvenes, con la esperanza de poder ejercer la suficiente presión a un Gobierno que ha seguido vendiendo armas al Estado de Israel después de conocerse los crímenes de lesa humanidad que estaba cometiendo, al igual que la mayoría de países europeos.
El hospital no ha sido el único ejemplo de la Comunidad de Madrid donde se ha podido ver la movilización conjunta de trabajadores y estudiantes. El Comité por Palestina de la Universidad Carlos III de Madrid se sumó mediante otra delegación a la concentración convocada por trabajadores de CGT en la fábrica de Airbus de Getafe, otra de las empresas cómplices del genocidio y el comercio militar con Israel. Estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid también se incorporaban al piquete informativo realizado por trabajadores del sindicato Co.bas (Sindicato de Comisiones de Base) en un centro de Amazon en San Fernando de Henares, empresa que ya ha sido señalada en varias ocasiones por ofrecer sus servicios de almacenamiento e inteligencia artificial a las Fuerzas de Defensa de Israel.
Dentro de la participación estudiantil, los universitarios han sido mayoritarios, pero no los únicos. Estudiantes de Formación Profesional (FP) e institutos también se adherían a varias de las concentraciones convocadas
Dentro de las propias universidades el movimiento ha sido todavía mayor. Los estudiantes estuvieron desde por la mañana junto a los docentes avisando de la jornada de lucha que iba a producirse durante todo el día en muchas facultades. Ejemplo emblemático el campus de Somosaguas, situado en Pozuelo de Alarcón, donde tras una conferencia desarrollada por profesores de la Red Universitaria por Palestina, los estudiantes se organizaron para realizar una manifestación por todo el recinto universitario, recorriendo las facultades de Ciencias Políticas, Trabajo Social, Psicología y finalmente Ciencias Económicas, consiguiendo frenar las clases durante más de una hora. Casos similares se han dado en el resto de universidades públicas de Madrid y de España.
Dentro de la participación estudiantil, los universitarios han sido mayoritarios, pero no los únicos. Estudiantes de Formación Profesional (FP) e institutos también se adherían a varias de las concentraciones convocadas. El caso de los institutos, donde la movilización se esperaba que fuera más limitada, ha demostrado que incluso los más jóvenes han desarrollado una conciencia crítica con la actuación del Gobierno respecto a la situación en Gaza. Su participación ha sido más visible en la concentración que tuvo lugar al mediodía frente al Ministerio de Asuntos Exteriores. Con el recaudo de más de mil firmas, los estudiantes de 7 institutos madrileños votaron hacer una huelga estudiantil sumándose a las reivindicaciones de CGT y Solidaridad Obrera “por el fin del comercio de armas, la ruptura de relaciones políticas y diplomáticas con el Estado de Israel”.