EEUU envía un nuevo arsenal de armas a Israel
Una cosa son las palabras, y otra, las acciones. La aprobación de la primera resolución por un alto el fuego temporal en Gaza en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el pasado lunes y el ligerísimo giro crítico desde Washington hacia el gobierno Israelí parecían escenificar cierta tensión entre ambos socios, EEUU e Israel, pero únicamente en el plano simbólico.
La realidad es, sin embargo, mucho más explícita: según una exclusiva de The Washington Post publicada este viernes, Estados Unidos habría aprobado en secreto el envío de más de 2.000 bombas y 25 cazas a Israel, sin explicaciones públicas y valiéndose de un rescoldo administrativo para esquivar la votación en el Congreso mediante una autorización que data del 2008.
"A pesar de la desavenencia" representada entre ambos gobiernos, como afirma el propio Washington Post, el hecho es que viajan ya camino de Tel Aviv 1.800 bombas MK84 de una tonelada (cuyo uso está prohibido en zonas donde se concentra población) y 500 bombas MK82 de 250 kilos, así como de 25 cazas F-35.
El rifirafe diplomático desviaba la atención de este envío de armas, y había sido magnificado, como es habitual, desde Tel Aviv, con Netanyahu cancelando la pasada semana una visita diplomática de sus asesores a Washington. Supuestamente, dicha visita iba a abordar alternativas a la ofensiva terrestre en Rafah, y lejos de suspenderse definitivamente, ha sido reprogramada. Dicha "escalada de tensión" tampoco evitó un encuentro en el Pentagonó entre los ministros de Defensa de ambos estados, Gallant y Austin, para que Israel dejase clara a su socio sus demandas de un mayor arsenal militar.
El rifirafe diplomático desviaba la atención de este envío de armas, y había sido magnificado, como es habitual, desde Tel Aviv
De fondo está la coyuntura electoral estadounidense y el intento de Biden de suavizar su imagen pro-sionista de cara a una parte del electorado demócrata que ya está castigando en las primarias la política belicista de Washington. No obstante, las familias enfrentadas dentro del Partido Demócrata requieren de un delicado equilibrio -sobre todo, en materia de donaciones- y dentro del complejo ecosistema del partido hay quien apuesta por ignorar a la "minoría vociferante" propalestina, pero también quienes advierten del riesgo de mantener un apoyo incondicional al sionismo que puede costarle la carrera electoral.