Jaime del Burgo protagoniza una campaña de difamación contra Letizia Ortiz junto a Jaime Peñafiel
Las redes sociales se han encendido este domingo con la publicación del empresario Jaime del Burgo en su cuenta en la red social X, en la que difundía una foto privada de la reina Letizia Ortiz junto a un supuesto mensaje romántico de la monarca, con quien, según él, mantuvo una relación extramatrimonial (publicación que ya ha borrado). Además, el empresario ha difundido también otra serie de mensajes contra la reina en los que afirma que “defiende la misma ideología que el Sanchismo. En verdad Letizia está más a la izquierda, lo que tampoco imaginé es que mi ex cuñada consorte pudiera arrastrar al rey en su locura”. También, añade, “Hace unos años dije en El Mundo que Felipe no convertiría a España en un cortijo, como hizo su padre. Me equivoqué, por desgracia. Sánchez se ha convertido en el capataz. Los tres conducirán a nuestro país a medio plazo a la ruina. La ruina es también el coste de oportunidad: los éxitos que impidieron que pudieran convertirse en realidad”.
Parece que el rumor de la supuesta infidelidad regia, a la que del Burgo parece querer sacar provecho aunque niegue la mayor en sus redes, no es casual: coincide con el lanzamiento del nuevo libro de Jaime Peñafiel, “Letizia y yo”, en el cual ha colaborado activamente el empresario navarro. Peñafiel, eterno cronista de Casa Real, es un acérrimo detractor de Letizia Ortiz, a quien ha dedicado sus más ácidas críticas, muchas cargadas de machismo y clasismo por el origen “plebeyo” de la monarca.
Del Burgo es un viejo conocido tanto en la prensa rosa como en la crónica política, a razón de sus apellidos. Tuvo un breve matrimonio con la hermana de Letizia, Telma Ortiz, durante el cual supo acaparar el interés mediático con su extravagante forma de comunicarse con los medios de comunicación, todo lo contrario a la discreción de la que hacía gala la que era entonces su pareja. En materia política, el empresario proviene de una larga saga de políticos conservadores navarros: su padre, Jaime Ignacio del Burgo, fue el primer presidente de la Diputación Foral de Navarra tras la dictadura, además de senador y diputado en Cortes por Navarra durante veintiocho años. Su nombre apareció en los papeles de Bárcenas, llegando a reconocer que percibió pagos de la contabilidad paralela del tesorero, con autorización de José María Aznar. Su abuelo, Jaime del Burgo Torres, ostentó diferentes cargos públicos a lo largo de la dictadura, por méritos propios: si bien aparece citado en Wikipedia como un “historiador español con amplia actividad política especialmente durante la Segunda República española y la Guerra civil siendo un miembro del tradicionalismo navarro y formando parte del Requeté”, del Burgo no fue un simple historiador, sino un activo y destacado líder carlista que recibió entrenamiento nada menos que en la Italia fascista de Benito Mussolini. De hecho, uno de los hermanos de Jaime del Burgo y nieto del golpista, Arturo del Burgo, llegó a litigarse contra un historiador navarro de amplia trayectoria, Fernando Mikelarena, por revelar que su abuelo fue jefe de requetés cuando se produjo la mayor matanza de republicanos de Navarra. No es la primera vez que la familia del Burgo se ha querellado contra figuras y eventos relacionados con la memoria democrática que abordaban el papel que el líder carlista tuvo en la represión durante la Guerra Civil en Navarra: “Pero seamos hombres, y sepamos vengar al caído, aunque sea haciendo poner por todo un año a los socialistas crespones de luto en sus centros. Porque contra esos, cualquier procedimiento es bueno: la bomba, el puñal y el incendio. A los parásitos se les destruye y se queman sus restos» (Jaime del Burgo en el número 13 de la revista carlista a.e.t.).
Volviendo a la actualidad, muchas son las voces que han señalado el machismo existente en el tratamiento y las formas con las que se ha difundido la información sobre la intimidad de la reina, que podrían ser incluso delictivas al tratarse de imágenes privadas compartidas sin el consentimiento de Ortiz.