Pedro Sánchez en China: fortalecimiento económico y estrategia geopolítica
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, emprendió una visita oficial a China este 2024 con una clara misión: consolidar las relaciones económicas bilaterales y abordar temas geopolíticos de relevancia global. Esta es la segunda visita de Sánchez al gigante asiático en poco más de un año, un reflejo del interés mutuo en fortalecer la cooperación entre ambos países. Su visita a ciudades tan importantes como Pekín o Shanghái se enmarca en un contexto de tensiones y desafíos comerciales en clave geopolítica.
Contexto de la visita
La relación entre España y China ha ido ganando relevancia en los últimos años, en parte debido al aumento de las exportaciones españolas hacia el país asiático, especialmente en el sector agroalimentario. España se ha consolidado como uno de los mayores exportadores de carne porcina, siendo China el principal mercado para este producto. Sin embargo, la visita de Sánchez llega en un momento delicado para las relaciones comerciales entre Europa y China, ya que la Unión Europea está evaluando la imposición de aranceles a los coches eléctricos chinos. Esto ha generado preocupación en España, que teme represalias comerciales contra su industria porcina.
Además, el déficit comercial de España con China es notable: en 2022 alcanzó los 41.639 millones de euros, lo que representó el 61% del déficit total de España con el resto del mundo. Reducir esta brecha y fomentar inversiones chinas en el territorio español son prioridades para el gobierno de Sánchez.
Objetivos económicos
Uno de los principales focos de la visita es el refuerzo de las relaciones comerciales. Sánchez busca garantizar que los productos españoles, especialmente los agrícolas, sigan teniendo acceso al mercado chino en condiciones favorables. Además, la industria porcina juega un papel clave en cuanto a las exportaciones del territorio español ya que es una de las que más destaca y, además una de las más vulnerables a estas tensiones comerciales. El gobierno de Sánchez ha mostrado su preocupación en este viaje hacia la imposición de aranceles de esta industria como represalia a los aranceles europeos impuestos a los coches eléctricos chinos.
En cuanto a las inversiones, Sánchez pretende atraer capital chino a España. Un ejemplo destacado es el proyecto de la empresa Envision, que tiene previsto construir una fábrica de baterías de litio en Extremadura. Este proyecto, que podría generar más de 3.000 empleos y una inversión de 2.500 millones de euros, es un símbolo de la creciente colaboración económica entre ambos países.
El rol de China en la guerra en Ucrania
En el plano geopolítico, uno de los temas más sensibles a tratar es el papel de China en la guerra en Ucrania. Desde el inicio del conflicto, China ha mantenido una postura ambigua, evitando condenar abiertamente la invasión rusa mientras mantiene sus lazos económicos y políticos con Moscú. Dada la influencia de China sobre Rusia, muchos países occidentales, incluida España, han intentado involucrar a Pekín en un papel más activo como mediador.
Durante su visita, Sánchez buscará reafirmar la importancia de la paz y la estabilidad en Europa, subrayando el impacto global de la guerra. Aunque España forma parte de la Unión Europea y apoya las sanciones contra Rusia, el gobierno de Sánchez espera que China pueda utilizar su influencia sobre Rusia para facilitar una resolución pacífica del conflicto.
La dimensión política de la visita
El viaje también tiene una dimensión política importante. Sánchez se reunió con los líderes más importantes de China, incluido el presidente Xi Jinping y el primer ministro Li Qiang. Las conversaciones no solo giraron en torno a la economía y el comercio, sino también sobre el rol de China en el plano internacional. En este sentido, se espera que ambos países profundicen su cooperación en organismos internacionales y refuercen el diálogo político.
Además, Sánchez inauguró el IX Foro de la Fundación Consejo España-China, un evento clave para promover el entendimiento mutuo y facilitar el intercambio empresarial entre ambos países. Este tipo de foros son fundamentales para crear puentes entre los sectores empresariales, especialmente en un contexto de creciente competencia y tensiones globales.
El equilibrio comercial: un desafío permanente
A pesar de los avances en la relación bilateral, el déficit comercial entre España y China sigue siendo un desafío. La balanza comercial es significativamente favorable a China, lo que ha generado inquietudes en el seno del gobierno español. España exporta productos de alto valor añadido, como alimentos y bienes industriales, pero las importaciones de productos chinos, especialmente en tecnología y manufactura, superan con creces las exportaciones españolas.
En este contexto, Sánchez está interesado en que las inversiones chinas en España aumenten, no solo en cantidad, sino también en calidad. La atracción de inversiones sostenibles, como el mencionado proyecto de Envision en Extremadura, es un paso en la dirección correcta para equilibrar esta relación asimétrica.
Perspectivas futuras
La visita de Pedro Sánchez a China marca un hito importante en la relación entre ambos países. Con la economía global en constante transformación y un escenario geopolítico cada vez más tenso, España busca consolidarse como un socio estratégico para China dentro de la Unión Europea. La capacidad de Sánchez para navegar las delicadas relaciones comerciales y políticas con China será clave para el éxito de esta visita.
En términos de política exterior, la relación con China es solo una parte de una estrategia más amplia que incluye el fortalecimiento de la posición de España en Europa y el fomento de alianzas con países clave en Asia y América Latina. Si bien las relaciones comerciales con China presentan desafíos, también ofrecen oportunidades significativas para el crecimiento económico de España.
En conclusión, el éxito de la visita de Sánchez dependerá, en gran medida, de su capacidad para defender los intereses españoles, promover un comercio equilibrado y asegurar que las tensiones comerciales entre China y la Unión Europea no deriven en una guerra comercial que perjudique a ambos bloques.