Zarzuela habría puesto en marcha una operación de “control de daños” para rehabilitar al emérito corrupto, según El Mundo
Juan Carlos I en el Bribón en Sanxenxo
José Ramón Hernando / Europa Press
Hace tres años parecía que las relaciones entre el rey Felipe VI y su padre, el impune Juan Carlos I, sufrían una fractura. O, mejor dicho, eso nos quisieron hacer creer. Los escándalos que involucraban al emérito desencadenaron una serie de acciones que podían afectar directamente al monarca actual y, por tanto, desde Casa Real se actuó con rapidez. Felipe VI anunció en un comunicado oficial que nunca tuvo conocimiento de los hechos por los que su padre estaba en el ojo de una serie de investigaciones que lo involucraron hasta en cinco delitos fiscales y anunció, también, que “renunciaba” a su herencia, pese a que ello no es posible porque el Código Civil lo prohíbe. Por no mencionar que su principal herencia es la Corona y no parece que Felipe VI esté dispuesto a renunciar a ella.
Se nos hizo creer que esta era una “ruptura” entre el monarca y su padre que revelaba la intención de actuar limpiamente por parte de Casa Real. Juan Carlos I recibía así todos los ojos acusadores y la Corona se mantenía resguardada. Hoy, tres años después, vemos cómo Felipe VI —una vez que el souflé mediático ha bajado— ha dado una serie de importantes pasos de acercamiento a su padre. Y todo ello sería, según el diario El Mundo, una operación planificada.
En la pieza titulada “Operación por capítulos para ‘rehabilitar’ al Rey Juan Carlos" se señala que muchas cosas están cambiando y que estaríamos ante “pequeños hitos en lo que se podría llamar una operación rehabilitación de la figura del emérito por capítulos”. El Mundo señala que la “normalización de la presencia de Juan Carlos I en la vida pública española” resulta imposible y que ello se debe a “los espinosos episodios” que lo llevaron a huir hacia Abu Dabi. Por otro lado, resalta que “no son pocos los partidos del arco parlamentario que no están dispuestos a darle tregua” al emérito.
La clave de la operación sería que el emérito deberá acatar las directrices de Felipe VI y, a cambio, podrá cumplir su deseo de venir a España con la frecuencia que desee
La operación para rehabilitar la imagen de Juan Carlos I planeada desde Zarzuela tendría una clave fundamental: el emérito debe acatar las directrices de Felipe VI y, a cambio, se terminaría aceptando que pueda cumplir su deseo de venir a España con la frecuencia que él desee y no solo a Sanxenxo.
El Mundo confirma que desde Zarzuela se considera que Juan Carlos I estaría cumpliendo su parte del trato y que la invitación que le ha cursado Felipe VI para participar en la reunión familiar tras la jura de la Constitución ante las Cortes por parte de la princesa Leonor sería la contraparte del acuerdo. El corrupto rey fugado “se convertirá [así] en indiscutible protagonista de la primera reunión familiar de todos los Borbones desde noviembre de 2018”, señala el diario.
El periódico de derechas recuerda también que “Don Juan Carlos es muchas veces su peor enemigo” y que, por tanto, en Zarzuela estarán pendientes de sus pasos. Sin embargo, reconocen que en sus últimas visitas a Sanxenxo ha asumido las directrices impuestas desde Casa Real, con la excepción del rechazo provocado en buena parte de la opinión pública al “desplazarse en el Bombardier Global 6000, uno de los jets privados más ultralujosos y caros del mundo”.
Después de tan solo tres años, poco queda de aquella “ruptura” entre Felipe VI y su padre, quien no solo puede volver a España cuando le plazca, sino que volverá a ser protagonista de acontecimientos importantes en la vida política del país, como la transmisión institucional de la herencia al trono de España que tendrá lugar el 31 de octubre.