Boric y el Partido Comunista chileno: ¿Qué hacer?
El mismo día de la elección, cuando desde Caracas decían que el sistema de conteo de votos había sufrido un ciberataque para enseguida anunciar el supuesto triunfo de Nicolás Maduro, se instaló una fuerte tensión entre el heredero del chavismo y el presidente chileno Gabriel Boric, luego que este pusiera en dudas los resultados y pidiera las actas que respaldarían las cifras. Al mismo tiempo que Boric definía su posición, el Partido Comunista chileno —integrante de la coalición gubernamental— celebraba la victoria de Maduro, consideraba limpio y legítimo el resultado y culpaba al imperialismo, a la derecha venezolana y al bloqueo económico de la inestabilidad política que comenzaba a sentirse con fuerza ese 28 de julio. Desde entonces, las tensiones se trasladaron de Caracas a Santiago de Chile, entre el Partido Comunista, el gobierno de Boric con sus ministros comunistas, el bloque del oficialista Socialismo Democrático, la derecha en pleno y la amplificación de los medios de prensa, en su mayoría conservadores.
Pese a su persistente crítica a la ausencia de documentos que ratificaran los resultados electorales venezolanos, Boric ha mantenido un fluido diálogo con los presidentes Inácio Lula da Silva de Brasil, Andrés Manuel López Obrador de México y Gustavo Petro de Colombia, quienes han buscado una salida política a la crisis. En el intertanto, el presidente del Partido Comunista de Chile, Lautaro Carmona, redoblaba su defensa a Maduro y colocaba en una difícil posición a los tres ministros de ese partido en el gabinete presidencial: la ministra vocera, Camila Vallejo; la ministra del Trabajo, Jeannette Jara; y el de Educación Nicolás Cataldo.
“Las decisiones de política exterior, así como las relaciones internacionales, las conduce el Presidente de la República, son un asunto de Estado y, por tanto, lo que digan los partidos políticos es poco relevante”, dijo Boric, algo hastiado de un debate público muy inducido por la derecha y sus medios de comunicación que luego de colocar sus fichas en la falta de certificación de los resultados electorales escaló sus posiciones para demandar la ruptura de relaciones con el gobierno de Maduro y el reconocimiento como presidente a Edmundo González.
Boric se opone a reproducir un escenario como el que hubo con Juan Guaidó y se mantiene apegado a las gestiones y posturas de los gobiernos de izquierda que han buscado soluciones al conflicto
Boric se opone a reproducir un escenario como el que hubo con Juan Guaidó y se mantiene apegado a las gestiones y posturas de los gobiernos de izquierda que han buscado soluciones al conflicto. En ese contexto, el Partido Comunista ha ido “ajustando” su política sobre Venezuela, no sin roces. El fin de semana recién pasado se reunió su dirección y emitió una declaración que calificaron como “una síntesis del nuevo consenso que se ha elaborado”. El comunicado de seis puntos comienza señalando que “reafirmamos que la política exterior de Chile es conducida por el jefe de Estado, y respetamos plenamente esa prerrogativa”, para enseguida agregar que valora las instancias que permitan ayudar “a la superación de la crisis”, aunque no menciona explícitamente las gestiones de Brasil, México y Colombia.
Más adelante el PC valora que el proceso electoral se haya realizado “en un clima cívico y en paz”, además de abogar “porque sea la solución pacífica a la crisis lo que impere”. Luego dice que “es importante subrayar que Venezuela ha sido objeto de sanciones económicas unilaterales impuestas por Estados Unidos y sus aliados, las cuales han sido denunciadas y rechazadas por las Naciones Unidas debido a su flagrante violación del Derecho Internacional y su impacto devastador en la situación interna del país, entre ellas, el éxodo masivo de venezolanos y venezolanas”.
El giro más notorio queda de manifiesto cuando la declaración señala que “compartimos el llamado de países de la región a entregar el desglose de las actas del proceso eleccionario, lo que debe ser validado por veedores internacionales imparciales”, asunto que había sido descartado en ocasiones anteriores por el presidente de la colectividad, lo que ha sido interpretado como un retroceso en sus posiciones previas.
A la cita de la dirección comunista asistieron, entre otros, los ministros de la colectividad, a quienes se les atribuye el cambio de tono. Unas y otras posiciones también se colocan de relieve en el marco del congreso partidario interno que se está desarrollando desde la militancia y que a fin de año deberá elegir una nueva dirección política en todos sus niveles.
Boric dijo tajante que en Venezuela “hay una dictadura que falsea elecciones”, a lo que el máximo dirigente comunista respondió que no lo comparte. El episodio sirvió a la derecha para reclamar la expulsión de los comunistas del Gobierno
En medio de este debate fue difundida en Caracas el fallo del Tribunal Supremo Electoral, que insiste en que Maduro ganó las elecciones. Boric dijo tajante que en Venezuela “hay una dictadura que falsea elecciones”, a lo que el máximo dirigente comunista respondió que no es esa su apreciación y no comparte la opinión del presidente chileno. El episodio sirvió para que la derecha reclamara la expulsión de los comunistas del Gobierno, lo que fue desechado como opción tanto por comunistas como por el gobierno. “No será la crisis de Venezuela que ponga en jaque la unidad de las fuerzas del gobierno”, dijeron desde distintos sectores de las dos coaliciones que dan sustento a Boric.
La ministra Camila Vallejo, que casi a diario es consultada sobre las “contradicciones” entre las posiciones comunistas y la política gubernamental sobre Venezuela, salió al paso: “En política hay diferencias que dividen y hay diferencias que conviven. Y para el presidente ese tema es una de las diferencias con las cuales hemos convivido hace rato y probablemente sigamos conviviendo”. Y añadió que las discrepancias “se den un clima de respeto” y “alineadas con la estrategia del gobierno para enfrentar la crisis de Venezuela, que tiene que ver con dos elementos: la exigencia de total transparencia y la solución política pacífica. Esto no genera una división, sino que el marco de una diferencia”.
La crisis venezolana, la prisión del alcalde comunista Daniel Jadue, la presión electoral de la competencia municipal de octubre y otros factores del escenario político han puesto de relieve al interior del Partido Comunista la existencia de miradas distintas, de mayor o menor apego a la alianza que gobierna el país de la que son parte. Incluso algunos estiman que además hay un “cambio generacional” en este partido que suele tener directivas estables y militancias disciplinadas y alineadas con su dirección política. El presidente del PC Lautaro Carmona proviene de la vieja guardia, de los años de clandestinidad y de la influencia soviética y del movimiento comunista previo a la caída del Muro de Berlín. Está en el cargo hace poco más de un año, luego del fallecimiento del histórico dirigente Guillermo Teillier, que durante la dictadura lideró la comisión militar del PC.
Ha ganado fuerza y presencia política una nueva generación de cuadros, formada en las luchas callejeras de los estudiantes, que se abrió paso en el Parlamento, que abraza el feminismo y que ha revitalizado al PC
Ha ganado fuerza y presencia política una nueva generación de cuadros, formada en las luchas callejeras de los estudiantes, que se abrió paso en el Parlamento, que abraza el feminismo y que ha revitalizado al PC. Ese contingente de militantes está cerca de tomarse el poder en uno de los partidos comunistas más influyente del continente, con sus más de cien años de historia.