El factor Bachelet
No está en campaña, pero en cuatro meses ha crecido 10 puntos en las encuestas. Se niega admitir que está —y vaya a estar— en la carrera por el sillón presidencial de Chile, pero en las últimas semanas ha desplegado una intensa agenda de actividades públicas. Desde todos los rincones, ojos atentos siguen cada movimiento que realiza la médica pediatra Michelle Bachelet, dos veces presidenta del país suramericano y, por ahora, la mejor posicionada en los sondeos de opinión para derrotar a la derecha en los comicios generales previstos para fines de 2025.
Pero la exjefa de ONU Mujeres hoy tiene su energía y capital político en la apuesta para que el amplio arco de fuerzas que integran la Democracia Cristiana, los partidos socialdemócratas, el Frente Amplio y el Partido Comunista, gane las elecciones municipales y de gobernaciones regionales del próximo 27 de octubre, la antesala de la competencia que establecerá una correlación de fuerzas que les permitirá a los partidos y a ella misma decidir los siguientes pasos. Por ahora, está en campaña… pero en la municipal.
La militante del Partido Socialista, según las últimas encuestas, ha saltado del tercer lugar al segundo, empata lo que marca el excandidato presidencial de la ultraderecha, José Antonio Kast, y queda a solo escasos cuatro puntos —en una eventual segunda vuelta— de la ya proclamada candidata de la derecha tradicional, Evelyn Matthei. Esta última, militante de la conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI), exsenadora y que renunció a la posibilidad de reelegirse como alcaldesa de la acomodada comuna de Providencia en Santiago, lidera las encuestas desde hace más de un año y ha decidido emprender una larga campaña para llegar al palacio de La Moneda.
La militante del Partido Socialista, según las últimas encuestas, ha saltado del tercer lugar al segundo, empata lo que marca el excandidato presidencial de la ultraderecha, José Antonio Kast
Las mismas encuestas —y el “ambiente” que se respira— indican que desde las fuerzas que dan sustento al gobierno de Gabriel Boric no ha surgido ningún liderazgo claro y competitivo que asegure la continuidad del proceso de transformaciones, que permita avanzar en las propuestas que quedarán pendientes y menos dar la batalla electoral que apunte a derrotar a la derecha y a sus expresiones más extremas. Ahí es donde aparece “el factor Bachelet”.
La también ex Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU mantuvo en estos dos años y medio del gobierno de Boric apariciones públicas reguladas, como sus mensajes de apoyo a las dos opciones que hizo la izquierda en los plebiscitos constitucionales; una tendencia que rompió en estos últimos quince días. Apoyó públicamente la posición del gobierno de Boric ante la crisis venezolana, participó en la inauguración de una casa de cuidados que lleva su nombre en el municipio de Santiago de la que es alcaldesa la militante comunista Irací Hassler, inauguró un consultorio de salud —que también lleva su nombre— en la populosa comuna de Maipú, que encabeza el frenteamplista Tomás Vodanovich, cuyo nombre es el mejor posicionado en las encuestas; y participó en encuentros universitarios.
El evento mayor fue el jueves pasado, cuando Bachelet entregó a los miles de candidatos a las elecciones de octubre un manual de gestión municipal de 200 páginas, elaborado por veinte centros de pensamiento vinculados a las fuerzas oficialistas y con 120 diálogos participativos en distintos puntos de Chile. En su discurso a los candidatos, Bachelet los instó a “actuar con integridad, pero también con responsabilidad, porque esa es la única manera de construir una sociedad justa y equitativa, donde la confianza y la participación ciudadana sean los pilares fundamentales”.
Pero en su contacto con la prensa, la expresidenta negó que esté en campaña, y fundamentó: “Creo que a la democracia le hace bien tener rostros nuevos. No quiere decir que rostros jóvenes necesariamente, pero sí rostros nuevos. Yo creo que hay una incapacidad de la democracia si siguen repitiéndose los rostros todo el tiempo en la política. Ahora, por supuesto, si hay gente que no ha ganado, tiene el derecho a volver a postular”. También dijo que es muy pronto para carreras presidenciales y recordó que en la competencia anterior, en una fecha como esta, Boric ni siquiera aparecía en las encuestas. “Creo que hay mucho camino por andar, hay que esperar y no hay que estar tan apurados”, remató.
En realidad, los más apurados son los partidos de la coalición Socialismo Democrático, integrada por las fuerzas socialdemócratas que gobernaron con la Concertación por más de veinte años. Y entre los más entusiastas está su propio partido, el socialista. Este bloque se ha transformado en un pilar decisivo en el gobierno de Boric y estima que, finalizada esta administración, le corresponde seguir la posta. Aparte de Bachelet, tiene un abanico de otros nombres, como la actual ministra del Interior, Carolina Tohá, el ministro de Hacienda Mario Marcel, el ministro de la Presidencia, Álvaro Elizalde, e incluso la actual presidenta del Partido Socialista, la senadora Paulina Vodanovic. Pero ninguno de estos nombres es tan competitivo como el de Bachelet.
En Socialismo Democrático incluso ha surgido la teoría que si Bachelet decide no ser candidata, la fuerza que acumule en la campaña municipal la podría endosar a alguna otra candidatura de las mencionadas. Es más, a reglón seguido dicen que si Bachelet acepta la candidatura y pierde ante Matthei, al menos dejará bien posicionada la representación parlamentaria de la centroizquierda.
La eventual candidatura de Bachelet provoca menos atractivo en el Frente Amplio, no solo porque —morigerada— mantiene una crítica estructural a las políticas impulsadas por los gobiernos concertacionistas, sino también porque el bloque terminaría “comiéndose” al partido del presidente Boric
También el Partido Comunista se entusiasma con la expresidenta y algunos y algunas de sus dirigentes han adelantado su apoyo a Bachelet. La lista de las candidaturas comunistas —si es que tuvieran que competir— es más corta: Camila Vallejo, actual ministra portavoz. El excandidato y alcalde Daniel Jadue quedaría fuera de carrera si es condenado por delitos de corrupción, además está en prisión preventiva desde hace dos meses.
La eventual candidatura de Bachelet provoca menos atractivo en el Frente Amplio, no solo porque —morigerada— mantiene una crítica estructural a las políticas impulsadas por los gobiernos concertacionistas, sino también porque el bloque terminaría “comiéndose” al partido del presidente Boric. Ante un escenario de primarias, el influyente diputado frenteamplista Gonzalo Winter ha dicho que su partido debe tener una candidatura que compita en primarias.
La nueva presidenta del Frente Amplio, Constanza Martínez, ha dicho enfática: “Ante la premisa de que estamos levantando la candidatura de Michelle Bachelet, no la comparto; estamos trabajando en procesos unitarios”.
En todo caso, Bachelet tiene la decisión en sus manos y podría tener una impronta histórica: si decide competir y gana, será la primera vez que alguien ocupa la presidencia de Chile por tres veces y, claro, la primera mujer en hacerlo. Como sea, Bachelet parte con ventaja.