Clara Brugada, candidata de Morena en la Ciudad de México: “Mi gobierno será un gobierno feminista”
Clara Brugada es una de las dirigentes de izquierda con mayor proyección en la política mexicana. La economista formada en la Universidad Autónoma Metropolitana fue parte del núcleo fundador de Morena, el partido que llevó a Andrés Manuel López Obrador a encabezar la primera experiencia de gobierno progresista en México, después de casi 80 años de hegemonía conservadora. Brugada, como pocas figuras de la primera línea de la política nacional, se define como feminista sin ambages ni medias tintas. Además, asume y reivindica su origen en el movimiento social de la Ciudad de México, una de las urbes más grandes y desafiantes de todo el hemisferio. Después de ser legisladora a nivel local y federal, Diputada Constituyente local y Jefa Delegacional de Iztapalapa, su próximo gran desafío es la conducción de la ciudad capital que otra mujer, Claudia Sheinbaum, abandona para disputar la presidencia de los Estados Unidos Mexicanos. Conversamos con ella sobre su experiencia territorial, los gobiernos progresistas, la posible continuidad del proceso de cambio y las políticas de bienestar y cuidado que buscará implementar si es electa Jefa de Gobierno.
Su trayectoria personal está estrechamente ligada a los movimientos sociales, en particular urbanos, desde la Unión de Colonos de San Miguel Teotongo, hasta la creación de la Unión Popular Revolucionaria Emiliano Zapata. ¿Cómo ha influido esa experiencia movimientista en su función pública? ¿Qué cree que aportan los movimientos sociales a la experiencia de gobierno de Morena y sus partidos aliados?
Mi trabajo en los movimientos ha sido fundamental para mi. Aún más, mis gestiones al frente de la Alcaldía de Iztapalapa [la más populosa de la ciudad capital] han sido de hecho una experiencia del movimiento popular hecho gobierno. Participar activamente en movimientos sociales me ha permitido comprender profundamente las necesidades y luchas de la comunidad y de la ciudad. Esta vivencia me ha dado una perspectiva única y práctica sobre cómo garantizar derechos e implementar políticas públicas que realmente atiendan las demandas de la gente y promuevan el bienestar social. Sin la contribución de los movimientos sociales no habríamos avanzado en la construcción del derecho a la ciudad y en la formulación de la Constitución de la Ciudad de México, proceso en el que participé como diputada constituyente.
Los movimientos sociales aportan a la experiencia de gobierno de Morena y sus partidos aliados una riqueza invaluable. Primero, ofrecen una conexión directa y genuina con la población, lo que permite al gobierno estar al tanto de las verdaderas inquietudes y aspiraciones de los ciudadanos. Además, estos movimientos brindan profundidad analítica, voluntad propositiva, capacidad organizativa y movilización comunitaria, que son indispensables para implementar y sostener cambios significativos. Además, infunden un fuerte sentido de justicia e igualdad social en la agenda gubernamental, asegurando que las políticas sean inclusivas y beneficien a todos, especialmente a quienes viven condiciones de exclusión y discriminación estructural.
Un lugar común del pensamiento conservador afirma que las izquierdas son fuerzas demasiado ideologizadas, poco prácticas, incapaces de gestionar lo común y de resolver los problemas concretos de la gente. Sin embargo, primero a través del PRD y luego de Morena, el progresismo ha gobernado la Ciudad de México durante los últimos 27 años. ¿Cuál ha sido el secreto de este “éxito” electoral? ¿Por qué, a diferencia de otras capitales de la región, cree usted que la CDMX es una ciudad progresista?
Es cierto que el pensamiento conservador cree que las izquierdas son ideologizadas y poco prácticas, pero lo más ideologizado que existe son precisamente las derechas neoliberales y anarcocapitalistas. Muy por el contrario, las distintas experiencias de gobierno progresista en la Ciudad de México han demostrado que la izquierda sabe gobernar con claridad de rumbo y resultados sostenidos, constantes y sonantes.
No hay que olvidar que fue la izquierda en el mundo la que implementó el Estado de bienestar, que es quizás la política pública más importante en la historia moderna y que es, además de un acto de justicia social, una política muy concreta. En la CDMX hemos logrado gobernar una de las megalópolis más grandes del mundo de manera exitosa. El secreto de este éxito radica en la cercanía con la gente, en la implementación de políticas públicas que realmente responden a sus necesidades y en una visión clara de justicia e igualdad social y territorial.
La CDMX es una ciudad progresista heredera de grandes luchas estudiantiles, obreras, populares, feministas, por los derechos políticos, los derechos humanos, los derechos indígenas, con una ciudadanía politizada, exigente y crítica que valora y apoya las políticas en favor de los derechos, el bienestar y las libertades.
A nivel nacional, es algo difícil distinguir la nueva ronda de reformas o prioridades que impulsaría un eventual nuevo gobierno de la «Cuarta Transformación». Sin embargo, a nivel local usted ha impuesto un sello muy propio a la campaña, proponiendo no sólo elementos de continuidad sino también de cambio, por ejemplo el extender las «Utopías» que desarrolló en Iztapalapa a toda la ciudad. ¿Podría resumir brevemente, para un lector no mexicano, en qué consiste y cómo fundamenta esa política pública?
Claro. Las Utopías son espacios integrales y multifuncionales que he desarrollado en Iztapalapa con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Son tanto una irrupción estética en el espacio público como la materialización de un sistema integral de bienestar. Por ello son consideradas como la expresión más avanzada en América Latina del nuevo urbanismo social. Estos centros combinan servicios de educación, cultura, deporte y salud en un solo lugar, creando ambientes seguros y accesibles donde las personas pueden desarrollar sus habilidades y disfrutar de actividades recreativas y formativas.
La política pública de las Utopías se fundamenta en la necesidad de brindar acceso efectivo a todos los habitantes, especialmente a aquellos que se encuentran en zonas marginadas y excluidas. Estas instalaciones están diseñadas para ser inclusivas y accesibles, asegurando que todas, todos y todes, independientemente de su condición socioeconómica, tengan acceso a servicios de alta calidad. Además, promueven la cohesión social y el sentido de comunidad al ser puntos de encuentro y participación ciudadana, fomentando así el desarrollo integral de las personas y fortaleciendo el tejido social.
Las Utopías representan un urbanismo popular, participativo y redistributivo. Asumen a las comunidades como sujetos de transformación y permiten cerrar brechas de desigualdad territorial con la provisión de bienes públicos de altísima calidad en los territorios históricamente excluidos. De alguna manera las Utopías son la concreción del «Primero los pobres» del presidente López Obrador.
Siguiendo esa misma línea, usted suele referirse a la necesidad de construir “el segundo piso de la cuarta transformación”. Incluso se ha referido a que las tres transformaciones históricas previas en la historia mexicana, de alguna manera habrían dejado sin resolver la situación de la mujer, su estatus social, sus derechos. En ese sentido, ¿cuál es su relación con el movimiento de mujeres y feminista?¿Cómo sería una “ciudad cuidadora”? ¿Qué puede aportar México a las experiencias globales en sistemas públicos de cuidados?
En la ciudad, cuando me refiero a “el segundo piso de la cuarta transformación”, hablo de continuar el gran trabajo que hizo Claudia Sheinbaum [actual candidata a la presidencia] en esta ciudad. Es una metáfora para decir que ahora que hay cimientos sólidos gracias al buen gobierno, podemos construir un segundo piso, más ambicioso. Un aspecto crucial es la situación de las mujeres y sus derechos. Mi relación con el movimiento de mujeres y feminista es de larga data, además de ser muy cercana y de alto compromiso. Lo he dicho una y otra vez: mi gobierno será un gobierno feminista. Y ello lo avalan tanto mi trayectoria como mis propuestas.
Una “ciudad cuidadora” es aquella que pone en el centro a las personas, especialmente a las mujeres, y crea sistemas públicos de cuidados que les permitan desarrollarse plenamente. México tiene mucho que aportar a las experiencias globales en la creación de estos sistemas, basándonos en nuestra rica tradición comunitaria y de solidaridad social. Para mi gobierno el sistema público de cuidados es más que una política o un programa, es un nuevo pilar del Estado de Bienestar que vamos a seguir construyendo en la Ciudad de México. Haremos realidad el derecho a cuidar y ser cuidados.