La derecha se hace, por la mínima, con la presidencia de Ecuador
Finalmente el derechista Daniel Noboa será el presidente de Ecuador tras haber ganado las elecciones con el 52,3% de los votos frente a Luisa González, la candidata progresista apoyada por el expresidente Rafael Correa.
Noboa, de 35 años, gobernará el país sudamericano sólo durante los próximos dieciséis meses, debido a que estas elecciones han sido convocadas para dar fin a la actual legislatura tras la renuncia del actual presidente ecuatoriano, Guillermo Lasso, que convocó elecciones para evitar un juicio político por corrupción.
Daniel Noba (Miami, 1987) es hijo de Álvaro Noboa, el mayor oligarca de Ecuador y excandidato por cinco veces a presidir el país sudamericano, aunque nunca tuvo éxito. El heredero del oligarca ecuatoriano, gracias a la industria exportadora del banano, ha sido la gran sorpresa del proceso electoral. Nadie lo esperaba en segunda vuelta, pero en el primer debate presidencial, a los pocos días del asesinato del candidato Fernando Villavicencio, apareció con un chaleco antibalas e hizo de la situación de inseguridad del país y del llamamiento a los jóvenes su gran agenda electoral.
Reacio a los medios de comunicación tradicionales, apenas ha dado entrevistas durante la campaña y ha centrado todos sus mensajes en Instagram o TikTok, dirigiéndose así al electorado más joven y marcando distancias en las formas con el resto de los candidatos. Tras pasar a segunda vuelta, ha conseguido vencer con más del 52% de los votos, pero su mandato será complicado porque no tiene mayoría de diputados en el Congreso, donde el mayor bloque es el de la Revolución Ciudadana de la progresista Luisa González, que con casi el 48% de los votos se ha quedado muy cerca de llevar nuevamente al correísmo al poder.
Aunque Noboa ha tratado de no ser encasillado en la derecha, la realidad es que defiende un programa neoliberal encuadrado en los proyectos políticos que tienen otros líderes de derechas en la región
Aunque Noboa ha tratado de no ser encasillado en la derecha, la realidad es que defiende un programa neoliberal encuadrado en los proyectos políticos que tienen otros líderes de derechas en la región. Su plan para el futuro de Ecuador pasa por reducir impuestos y atraer inversión extranjera, lo que se traduce en privatizar sectores estratégicos de una economía dolarizada que dependerá más aún de Estados Unidos.
El gran reto del nuevo presidente de Ecuador será la seguridad, que ha sido el gran eje de la campaña electoral. Sólo en lo que va de año se han cometido en Ecuador más de 4.000 homicidios, más del doble que en 2022. Los carteles de la droga se han apoderado de la tranquilidad de un país que era hasta hace unos pocos años el segundo país más seguro de Latinoamérica.
A pesar de ser el hijo del hombre más rico de Ecuador, cuyo emporio debe más de 90 millones de dólares al Estado, y de que él mismo sea dueño de empresas en paraísos fiscales, el país sudamericano lo ha elegido frente a la candidata progresista Luis González, cuyo ideario económico está situado en la izquierda clásica, a la vez que se opone con vehemencia al aborto por sus fuertes convicciones religiosas sin dejar de llamarse feminista. En 2025 se volverán a celebrar elecciones en Ecuador y ahí se verá la consistencia de la victoria de Daniel Noboa y si el correísmo finalmente se hace con el poder.