La doctrina Musk en América Latina
Desde la compra de Twitter, las publicaciones de Elon Musk sobre política han aumentado en más de 200 veces por mes
Hace cinco años Elon Musk tuiteaba principalmente sobre sus empresas y subía algunos memes. Hoy, no pasa un día sin hablar de política. Pero es sin duda desde la compra de Twitter, rebautizado X, que el multimillonario dueño de Tesla intensificó su verborrea en la plataforma al punto de que sus conversaciones mencionando palabras en clave política aumentaron en más de 200 veces por mes.
Desde el inicio de 2024 y hasta finales de julio, Musk publicó alrededor de 13.000 tweets, casi tanto como en todo 2023. Más del 50% de estas publicaciones eran sobre política, medios de comunicación, hechos actuales o cuestiones culturales.
Por ejemplo: Desde 2023, más de 1.400 de sus intercambios incluyeron los términos “DEI” (Diversidad, Equidad e Inclusión), “racista”, “trans”, “género” o palabras similares relacionadas con la raza, el género y la sexualidad.
Si bien muchas de sus publicaciones comienzan como una broma elaborada, son cada vez más frecuentes las veces que mutan en peligrosas intervenciones sobre cuestiones relevantes; bien sea promocionar candidatos presidenciales o patrocinar el uso de sus juguetes tecnológicos en guerras.
Y en este escenario, América Latina no ha estado exenta de esta particular ‘Doctrina Musk’.
En los últimos meses, en línea con sus manifestaciones de afecto a varios líderes políticos de extrema derecha, Musk se ha deshecho en elogios para Milei, Bukele y Bolsonaro. En contraste, ha dirigido agresiones a representantes del progresismo latinoamericano como cuando vociferó su apoyó al Golpe de Estado de 2019 a Evo Morales en Bolivia o más recientemente cuando amenazó al presidente Lula Da Silva de confiscar los activos del gobierno brasileño después de que la Corte Suprema ordenara la prohibición de X en el país, en respuesta a la negativa de la compañía en nombrar un representante local.
La Doctrina Musk en América Latina tiene un interés comercial
Más allá de los dimes y diretes entre Musk y el juez Alexandre de Moraes, la batalla entre X y la justicia brasileña ha servido como telón de fondo político de un debate global urgente sobre la influencia de las grandes empresas tecnológicas en el sector de las comunicaciones y la necesidad de disputarse la soberanía de estos espacios. Un ejemplo es el mismo Brasil que desde la aprobación del ‘Marco Civil da Internet’ en 2014, lidera los esfuerzos regionales por contrarrestar la desinformación en línea y responsabilizar a las plataformas digitales por el contenido dañino y actividades ilegales de algunos de sus usuarios. Un desafío no ajeno a complicaciones entre tratar de equilibrar la tan manoseada libertad de expresión, proteger la privacidad y no ceder espacios a la censura.
La Doctrina Musk en América Latina tiene un interés comercial. En su cruzada por una ‘sociedad multiplanetaria’, Musk no necesita ir a Marte para colonizar áreas de la economía en las que la inversión pública es escasa y/o los marcos regulatorios tienen vacíos legales: el transporte eléctrico, las telecomunicaciones y la inteligencia artificial. Todas, áreas de desarrollo empalmadas en una cadena de valor tecnológica que comienza con el litio y las baterías recargables.
Sin embargo, la Doctrina Musk no se explica únicamente por negocios. Mucha de la atención que el multimillonario dedica a la política doméstica latinoamericana responde a su simpatía verdadera por una ideología de extrema derecha
Si los problemas son el acceso y explotación, el objetivo de Musk es el de sostener y diversificar las entradas del codiciado mineral, sin intermediarios y con total exclusividad. Y aquí surge una segunda complicación: la presencia de nuevos competidores. En ambos casos Argentina, con Milei en el poder, supone una mina de oro para los negocios de Musk pues, junto a Bolivia y Chile (más reticentes a sus adulaciones), forma parte el famoso Triángulo del Litio y además es potencia en la producción de nanosatélites, esenciales para su empresa de cohetes y exploración espacial SpaceX.
Sin embargo, la Doctrina Musk no se explica únicamente por negocios. Mucha de la atención que el multimillonario dedica a la política doméstica latinoamericana responde a su simpatía verdadera por una ideología de extrema derecha.
Su odio al progresismo "woke", al que acusa de adoctrinar a su hija mayor Vivian, mujer trans, y en general su alergia a cualquier causa que huela a diversidad e inclusión, lo han convertido en el amigo número uno de los líderes más reaccionarios del mundo.