Edmundo González y el día de la marmota
Edmundo González se ha asilado en España. ¿Y ahora qué?
Edmundo González, candidato de la oposición en Venezuela ha volado hasta suelo español luego de que el gobierno de España hubiera aceptado su asilo político, marcando un punto de inflexión en torno a la línea que puede seguir la oposición de aquí en adelante. ”Edmundo González ha despegado de Caracas en dirección a España en un avión de las Fuerzas Aéreas españolas. El Gobierno de España ha dispuesto los medios diplomáticos y materiales necesarios para su traslado, realizado a solicitud suya. El Gobierno de España reitera su compromiso con los derechos políticos y la integridad física de todos los venezolanos y venezolanas, muy especialmente de los líderes políticos.”, confirmó el ministerio de Asuntos Exteriores de España.
Conviene apuntar que el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, ha indicado que el Ministerio Público de Venezuela ─es decir, la institucionalidad venezolana⎽─ había tenido ya constancia noticia de que España ofreció este asilo político a Edmundo González y que, de hecho, ellos mismos habían negociado con el gobierno de Pedro Sánchez el salvoconducto para que el candidato pudiera llegar a Madrid. La existencia de estas conversaciones no ha sido confirmada por la parte española.
Contexto
Días antes, el Ministerio Público de Venezuela había emitido una orden de detención contra Edmundo González en la que se le acusaba de delitos como usurpación de funciones, incitación a la desobediencia de leyes o conspiración, en base a los hechos impulsados por la oposición de las elecciones presidenciales del 28 de julio en las que el Consejo Nacional Electoral decretó como vencedor a Nicolás Maduro.
Desde entonces, el país se sumió en una crisis fundada en una retórica de fraude cruzado: la oposición acusaba al gobierno y a las instituciones de haber alterado los resultados electorales y, a su vez, el chavismo acusaba a la oposición de haber falseado las actas que publicó en su página web.
Las actas de la victoria electoral de Edmundo González, el principal argumento opositor para llegar a Miraflores, apenas habían contado con el aval de un puñado de países que han reconocido al candidato como presidente electo de Venezuela
En las últimas semanas pudo observarse un notable debilitamiento de la oposición en términos de convocatoria, parcialmente como consecuencia de la severa política de acorralamiento y detenciones puesta en práctica por las fuerzas de seguridad venezolanas. Si bien las marchas impulsadas por María Corina Machado en Caracas tenían un cierto alcance, sin duda quedaban eran mucho menos concurridas que aquellas que observamos en otros momentos de impugnación como el año 2014 o en los días posteriores a la autoproclamación de Juan Guaidó en 2019.
Por otro lado, se había evidenciado una incapacidad para lograr apoyos firmes en el ámbito internacional, más allá de la posición de actores como Colombia o Brasil, que han postulado una posición intermedia de no reconocimiento. Las actas de la victoria electoral de Edmundo González, el principal argumento opositor para llegar a Miraflores, apenas habían contado con el aval de un puñado de países que han reconocido al candidato como presidente electo de Venezuela. Por contra, Juan Guaidó sí tuvo reconocimiento internacional; fueron varios los gobiernos y actores globales que le reconocieron como presidente constitucional, algo que no se ha replicado en esta ocasión.
La vía Guaidó
Así pues, la oposición estaba débil en términos institucionales, internacionales, políticos y militares. Bajo este marco, parece haber apostado por la vía del exilio, tal como evidencia el comunicado de María Corina Machado en X apenas unas horas después de conocerse la noticia del exilio de González a España:
“Edmundo González Urrutia, Presidente electo de Venezuela ha salido del país y se encuentra en España. A partir de nuestra histórica victoria del 28 de julio de 2024, el régimen desató una brutal ola de represión en contra de todos los ciudadanos, calificada como terrorismo de Estado por la CIDH, la cual incluyó todo tipo de ataques contra el Presidente electo y su entorno.
Su vida corría peligro, y las crecientes amenazas, citaciones, orden de aprehensión e incluso los intentos de chantaje y de coacción de los que ha sido objeto, demuestran que el régimen no tiene escrúpulos ni límites en su obsesión de silenciarlo e intentar doblegarlo. Ante esta brutal realidad, es necesario para nuestra causa preservar su libertad, su integridad y su vida. Esta operación del régimen y sus aliados, es una evidencia más de su carácter criminal, que los deslegitima y hunde, cada día más. Pero, una vez más, se equivocaron. Su intento de golpe de estado a la Soberanía Popular no se va a concretar.
El 10 de enero de 2025, el Presidente Electo Edmundo González Urrutía será juramentado como Presidente Constitucional de Venezuela y Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional. Que esto quede muy claro a todos: Edmundo luchará desde afuera junto a nuestra diáspora y yo lo seguiré haciendo aquí, junto a ustedes. Serenidad, coraje y firmeza! Venezolanos, esta lucha es HASTA EL FINAL y la victoria es nuestra.”
Este texto confirma que María Corina Machado y su entorno han optado por insistir en que Edmundo González en efecto ha ganado las elecciones y que asumirá como presidente el 10 de enero, fecha en la que estaba previsto según la normativa electoral dispuesta por el Consejo Nacional Electoral que, ganase quien ganase, asumiera el mandato 2025-2031; es decir, Edmundo González será juramentado aparentemente desde el exilio y en la misma fecha en la que lo hará, desde Caracas y con las institucionalidad venezolana de su lado, Nicolás Maduro.
De esta forma, si la vía Machado se impone y el propio Edmundo González opta por percutir en la misma dirección que la líder opositora, Venezuela puede ir irremediablemente hacia una crisis constitucional; en cualquier caso, está por ver si el propio Edmundo, que decidió desde el mismo 28 de julio mostrar un perfil mucho más bajo que Machado, acepta ir en la dirección que propone María Corina. Esta dinámica conduciría hacia una suerte de escenario “Guaidó 2.0.”, aunque aparentemente más débil, al menos hasta que Trump, si gana, asuma como nuevo presidente de Estados Unidos, momento en el que la estrategia de Washington hacia Caracas podría intensificarse.
Curiosamente, la posición del gobierno de España parece reflejar al mismo tiempo una aceptación de la derrota fáctica y una proyección en línea con la Unión Europea y Estados Unidos
No obstante, incluso con el republicano en la Casa Blanca, es esperable que la agresividad norteamericana contra el gobierno de Maduro no alcance cotas similares a las de 2016-2020, no solo por los numerosos focos de atención que ya tiene su política exterior (Ucrania, Oriente Medio y Asia-Pacífico, principalmente), sino por la ausencia de un aliado en Colombia, vecina de Venezuela ─algo con lo que sí contaba Trump durante su primer mandato.
Curiosamente, la posición del gobierno de España parece reflejar al mismo tiempo una aceptación de la derrota fáctica y una proyección en línea con la Unión Europea y Estados Unidos. Consciente del poder real del chavismo a todos los niveles y de la debilidad estratégica, organizativa e internacional de la oposición, el ministro Albares ha optado por la línea más “fácil”: al acoger a González, España puede simular un firme apoyo a la oposición que, si bien no es real, deja en buena posición a Sánchez frente a sus socios europeos y estadounidenses.
Al mismo tiempo, su propia “tibieza” a la hora de reconocer la “victoria” opositora y su bien meditada cautela cuando hubo que exigir medidas reales de presión contra el gobierno de Nicolás Maduro no solo supone un reconocimiento de facto de la continuidad del chavismo al frente del Estado venezolano, sino que abre las puertas a una progresiva normalización de un Maduro que va a ser decisivo en la relación entre la Unión Europea y América Latina en los próximos años.