Evo Morales y Lucho Arce suben al ring, ¿quién ganará?
Bolivia es agua hirviendo. Tras años de batallas retóricas y estrategias para anularse legalmente, los dos líderes de la izquierda boliviana se han lanzado uno contra el otro. El expresidente Evo Morales convocó a una “Marcha para Salvar Bolivia” en contra del gobierno de su antiguo ministro de Economía, Luis Arce. Además, un pequeño sector campesino no directamente vinculado a Morales está bloqueando caminos para pedir la renuncia del presidente Arce. Este advirtió a su exjefe político que “si pone en riesgo al pueblo” lo reprimirá con la fuerza de la ley.
La marcha evista sale el martes de Caracollo, una población de la región de Oruro, y recorrerá casi 200 kilómetros hasta La Paz. Esta es una forma frecuente de protesta en Bolivia. Hace tres años, Evo organizó otra marcha similar, irónicamente para defender a Arce de sus enemigos de la derecha y, entre líneas, para mostrar su propia importancia dentro del Movimiento al Socialismo (MAS). Sus pedidos ahora son diversos, sobre todo relacionados con la crisis económica que vive el país, pero el más importante es rechazar su inhabilitación en las elecciones de 2025. Al respecto, Arce ha dicho: “No soy yo quien te está inhabilitando Evo, es la Constitución por la que votó el pueblo”. Una afirmación que los evitas consideran incorrecta. Estos no ocultan el carácter de su lucha: “No van a matar al MAS, menos a mi candidatura”, resumió el propio Morales. Al mismo tiempo, no consideran que este objetivo sea personal sino colectivo.
La noche del 15 de septiembre, el presidente Arce se dirigió a través de la televisión a Evo Morales para responsabilizarlo “de lo que pueda pasar los días venideros”. “Evo, has decidido iniciar una marcha, huelga de hambre y un bloqueo nacional de caminos, y no lo estás haciendo por la vida, por la democracia o por la economía, eso lo sabemos todos, sino por tu candidatura que quieres imponerla a las buenas o a las malas, incluso haciendo correr la sangre del pueblo, como lo han dicho algunos de tus voceros.” Y prosiguió: “Si realmente te importara la economía nacional y popular, no [buscarías] acortar nuestro mandato para que se convoque a nuevas elecciones y tú impongas a la mala, una vez más, tu candidatura vulnerando la Constitución.”
Luego desafió al expresidente: “No permitiré que pongas en riesgo la vida de nuestro pueblo y actuaré de acuerdo a lo que manda nuestra Constitución. Aquí estoy Evo, no me escaparé. Si quieres solucionar un problema que tienes conmigo porque no acepté ser tu títere, ven tú aquí, te espero y resolvamos ese problema asumiendo las reglas de la democracia”. “Es hora de que expliques a la dirigencia y a la militancia de la izquierda del mundo por qué instruyes bloquear a un gobierno popular que está encarando y profundizando las tareas inconclusas del proceso de cambio”, aseguró.
Morales respondió en su cuenta de X: “El presidente Arce no solo está desesperado, sino también confundido. Su mensaje para manipular a la opinión pública y responsabilizarme de las protestas organizadas por los movimientos sociales no está a la altura de su investidura”, escribió. Y aseguró que la marcha que organiza “no es para favorecer a una persona, como falsamente dice Luis Arce; es la respuesta de un pueblo cansado de un gobierno inconsciente, que ha mantenido un silencio absoluto frente a la crisis, la corrupción y la destrucción de la estabilidad que alcanzamos durante el proceso de cambio.”
En declaraciones exclusivas para Diario Red, la expresidenta del Senado y militante del MAS evista, Adriana Salvatierra, afirmó que “la conferencia de prensa del presidente Arce sólo es una muestra más del temor con el cual enfrenta su último año de gestión y lo abstraído que se encuentra de la realidad que viven los bolivianos y las bolivianas”. Según Salvatierra, el presidente no atiende los problemas del país, que son económicos, y en lugar de eso “su odio compulsivo y desmesurado por la sombra enorme que le hace la gestión de Evo Morales” lo lleva a organizar un referendo para “buscar inhabilitarlo” y a encarar a este con dureza en su última intervención televisiva. “La marcha arranca con legitimidad, porque demanda solución a la crisis económica, transparencia frente a las múltiples denuncias de corrupción que llegan al círculo presidencial más cercano y disputa la defensa de la identidad política de un proyecto que siempre fue conducido por indígenas”, opinó.
Por su parte, la ministra de la Presidencia, María Nela Prada, señaló a la agencia Fides que “Morales concluyó que si a Lucho le iba mal, a él le iría bien; así él podría aparecer como salvador de Bolivia. Si usted ve su marcha, su nombre es ‘Marcha para Salvar Bolivia’, porque él se cree el salvador”.
Días atrás, Morales presentó un pliego petitorio con 14 demandas: abastecimiento de combustibles, disponibilidad de dólares en el sistema financiero, que los créditos sean usados en inversión pública y no en gasto del Estado, que se reprogramen los pagos de los créditos de los productores con los bancos, que el gobierno revele la verdadera situación de las reservas internacionales, que deje de intervenir las operaciones financieras de la Gestora Pública de Pensiones, entre otras. En la parte política de la lista está el móvil principal de la movilización: el rechazo al referendo propuesto por Arce (sobre las subvenciones de los combustibles y la reelección presidencial), además de la exigencia de respeto a la institucionalidad de las Fuerzas Armadas y a los congresos de las organizaciones sociales. Luego de la marcha, se lee en el documento, habrá bloqueo general de caminos el 30 de septiembre.
El Gobierno respondió en un texto de más de 23 páginas, aunque piense que la respuesta no importa, porque Morales ya tiene organizada tanto la marcha como el bloqueo de caminos “sin importarte el estrangulamiento económico que significará al pueblo boliviano”.
Los ministros del Gobierno responsabilizan a las gestiones de Morales entre 2006 y 2019, de las cuales Arce fue ministro de Economía, por la situación adversa actual. En concreto, lo culpan de su política hidrocarburífera, que supuestamente no le puso atención a la exploración de nuevos campos de gas. “Fueron incapaces de reponer las reservas”. Actualmente Bolivia importa unos 3.000 millones de dólares en combustible y exporta 2.200 millones de dólares de gas, lo que ha creado un gran déficit comercial y ha agotado los dólares que tenía el Banco Central.
Los ministros de Arce atribuyen la subida de precios en los productos de la canasta básica a la especulación, al cambio climático y a la inflación importada de los mercados mundiales. Indican que, a pesar de estas condiciones adversas, han logrado el crecimiento del PIB y mantener en números bajos la inflación. Los ministros finalizan su respuesta a Morales reproduciendo la denuncia de ayer de Arce: “Evo, no disfraces tus ambiciones personales ni socaves la democracia tomando como bandera problemas estructurales”.