Gentrificación en América Latina

La gentrificación es un fenómeno habitacional y social que sucede cuando hay una renovación y reconstrucción urbana de una zona deteriorada o abandonada y que causa, como consecuencia, el desplazamiento de su población original por parte de otra de mayor poder adquisitivo
mexicolibertario.org
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¿Qué sucede cuando una colonia o barrio “se pone de moda”? ¿Cómo se habita el espacio en América Latina? ¿Cuando llegan unos, se van otros? Analizamos el fenómeno detrás de la renovación y reconstrucción urbana en distintos países de la región.

No es aún el mediodía y en las calles de Narvarte, en Ciudad de México, un camión “compratodo” pasa haciendo su típico recorrido con megáfonos por las calles de la ciudad en búsqueda de microondas, lavarropas, hornos usados para comprar.

Sin embargo, el chatarrero no grita, como se acostumbra en América Latina, “compro heladeras, microondas, lavarropas, compro, compro” sino que dice, con un marcado e inesperado inglés, que busca “refrigerators, pans, washing machines, microwaves, items that you are selling”.

Un local graba el video, lo sube a redes sociales y pone como leyenda: “gentrificación en Ciudad de México”.

El término gentrificación fue utilizado por primera vez por la socióloga británica Ruth Glass en 1964 para referirse al cambio residencial de la población de clase media a las antiguas áreas de clase baja de Londres y hoy en día es un término popular para referirse a la realidad de muchos barrios o colonias de América Latina.

La gentrificación es un fenómeno habitacional y social que sucede cuando hay una renovación y reconstrucción urbana de una zona deteriorada o abandonada y que causa, como consecuencia, el desplazamiento de su población original por parte de otra de mayor poder adquisitivo.

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La gentrificación es un proceso de reestructuración de relaciones sociales en el espacio

Esto podría traducirse en los estadounidenses llenando las calles y cafés de la Roma y la Condesa (México), o de Palermo (Buenos Aires) y la Perseverancia (Colombia) o de La Perla (Puerto Rico) y Lastarria (Chile) pero, aunque mucho se habla hoy del “gringo go home”, este fenómeno no es lineal y muchas veces se da en capas: para llegar a los gringos habitando espacios de locales, primero hubo una primera ola gentrificadora que modificó la cara del lugar para hacerlo atractivo.

Primero se fueron los tacos, los frijoles y las medialunas y llegaron los avocado toast.

En palabras la gentrificación es un proceso de reestructuración de relaciones sociales en el espacio y no lleva una marcha lineal, pero en acciones quiere decir que en algunas colonias mexicanas la salsa ya no pica, que en Argentina el valor de la vivienda está en dólares -aunque argentinos y argentinas no ganen su sueldo en esta moneda- y que en Puerto Rico los históricos habitantes de La Perla son forzados a dejar sus hogares ante la llegada de promotores inmobiliarios y extranjeros.

En todo América Latina este fenómeno -que no es exclusivo de esta región, pero sí tiene sus características particulares- está fuertemente vinculado con el auge de los alquileres temporales, la economía bimonetaria que existe en algunos países como Argentina, los incentivos a la inversión extranjera descuidando la cultura local (como la antigua y controvertida ley 22 en Puerto Rico) y la falta de regulación y políticas de vivienda que hagan frente a esta problemática.

Para muestra, un botón. Según InsideAirbnb -una plataforma que recoge datos de la conocida aplicación de alojamientos turísticos en pos de cuantificar el impacto de los alquileres a corto plazo- la oferta de alquileres temporales en México creció un 9,46% de marzo de 2023 a junio de 2024 y esto causó un aumento excesivo en el valor de la renta, que ha subido de manera sustancial en los últimos años.

Pero no todos los gobiernos se quedan callados ante esta situación. En ese sentido, en abril de este año, el congreso de Ciudad de México aprobó cambios a la ley de turismo local para regular los servicios de alojamiento temporal

Lo mismo sucedió en Brasil, el país latinoamericano con más alojamientos temporales en la región o en Buenos Aires, una ciudad dentro de un país con economía bimonetaria en donde los alquileres en dólares atraen a los propietarios, quienes prefieren tener un ingreso poco regulado en otra moneda frente a un ingreso declarado en una devaluada moneda local.

La falta de regulación a estas plataformas, por su parte, también permite que el proceso suceda y se intensifique. En Argentina, por ejemplo, la ley 6255 obliga a los propietarios a registrar los inmuebles en un registro público, pero de las 35.000 viviendas ofertadas en AIRBNB hay solo 400 registradas públicamente. Por este motivo agrupaciones como Inquilinos Agrupados piden leyes reales al respecto como las que ya existen en Francia o Alemania.

Pero no todos los gobiernos se quedan callados ante esta situación. En ese sentido, en abril de este año, el congreso de Ciudad de México aprobó cambios a la ley de turismo local para regular los servicios de alojamiento temporal.

La reforma estableció, entre otras cosas, la creación de un padrón de plataformas de servicios de alojamiento y de anfitriones en el que los propietarios podrán registrar un máximo de tres inmuebles -si se quiere registrar un cuarto inmueble o más, se tendrá que cumplir con lo establecido en la Ley de Establecimientos Mercantiles de la Ciudad de México- y reguló también la obligación de mantener el uso de suelo habitacional de las colonias para evitar su transformación a uso turístico.

Esta iniciativa, que empezó para combatir la gentrificación en una ciudad, busca posicionarse como referente en la comunidad internacional, en donde aún faltan serias normas al respecto porque la gentrificación puede tener diversas causas pero siempre la misma consecuencia: que se desplacen a los de siempre, que las calles se vuelvan desconocidas, que los edificios reemplacen al comercio de barrio, que no exista más el café de la esquina, el pequeño negocio, que se pierda la identidad.

Que se olviden que “aquí vive gente”.