México: Una elección con mucho picante

Salvo que se produzca una sorpresa mayúscula, y todos las encuestas y trabajos de campo se hayan equivocado, Sheinbaum es amplia favorita para triunfar en esta elección que se define el mismo 2 de junio ya que no existe el balotaje
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Claudia Sheinbaum Pardo, candidata presidencial de México por la alianza "Juntos Hagamos Historia" — Ismael Rosas / Zuma Press / ContactoPhoto

México es conocido a nivel internacional por la fama de sus picantes que le dan sabor a cualquier comida. Este 2 de junio se realiza una nueva elección presidencial y el condimento más que picante es que dos mujeres pugnan por la presidencia: Claudia Sheinbaum, la continuadora del modelo del presidente Andrés Manuel López Obrador y Xóchitl Gálvez, que aglutina a gran parte de la oposición.  

Poco después de la caída del muro de Berlín, en 1989, el escritor Mario Vargas Llosa definió a México como “la dictadura perfecta”. Se refería a la permanencia por décadas en el poder de un partido, el Partido Revolucionario Institucional, más conocido por su sigla: PRI. Sin embargo, mientras Vargas Llosa provocaba y molestaba a amplios sectores, varios movimiento subterráneos comenzaban a horadar al PRI. Por un lado, el partido se iba derechizando, adoptaba las ideas neoliberales y abandonaba sus ideas nacionalistas y de izquierda.  Por el otro, quienes querían continuar con su legado histórico comenzaron a abandonarlo. El otrora todopoderoso PRI estaba perdiendo la fortaleza y la hegemonía que lo había caracterizado. 

Después de gobernar durante 71 años, en el 2000 llegó a la presidencia Vicente Fox por el Partido de Acción Nacional (PAN) —un partido conservador de derechas— sucedido por su coterráneo Felipe Calderón. En 2012 Enrique Peña Nieto logró que el PRI volviera al poder hasta 2018, pero ya con un proyecto abiertamente neoliberal, después de dejar de lado sus históricas banderas. 

Uno de los signos de la descomposición del PRI fue la aparición de Andrés Manuel López Obrador, más conocido como AMLO, un dirigente del Estado de Tabasco que buscaba retomar las banderas históricas del PRI. Después de tres intentos y varias denuncias de fraude llegó a la presidencia en 2018 al frente del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). Ahora, finalizando su mandato de seis años, quiere entregarle el poder a Claudia Sheinbaum, y que ella continúe con su proyecto de transformaciones sociales a favor de las mayorías populares.

México, además de ser una potencia económica es un país bisagra entre Estados Unidos y América Latina. Al norte está la primera potencia mundial, con más de 3000 kilómetros de frontera en común, que es como si se trazara una línea imaginaria uniendo Lisboa y Budapest atravesando Europa occidental. Todo lo que sucede en Estados Unidos afecta a México, y viceversa, desde la política hasta la inmigración, pasando por la economía, y la histórica herida por haber perdido parte de su territorio. Al sur, una región que mira con recelo a un país que siempre aparece condicionado por lo que sucede en su frontera norte. De hecho, uno de los temas más complicados que se trata en la relación bilateral México-Estados Unidos, tiene que ver con la migración de miles de personas del resto de América Latina que pugnan por atravesar el territorio mexicano y concretar el “sueño americano”. López Obrador lo experimentó durante su presidencia lidiando con Donald Trump y Joe Biden, dos presidentes de signos políticos opuestos, aunque tanto el partido republicano como el demócrata, tienen como prioridad frenar el flujo migratorio por todos los medios. AMLO logró mantener una relación correcta con ambos y quien lo suceda deberá lidiar con uno de los dos, ya que —en noviembre— se enfrentarán nuevamente, como en 2020. 

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Salvo que se produzca una sorpresa mayúscula, y todos las encuestas y trabajos de campo se hayan equivocado, Sheinbaum es amplia favorita para triunfar en esta elección que se define el mismo 2 de junio ya que no existe el balotaje. Sheinbaum es ingeniera de la prestigiosa Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), formó parte de un amplio equipo de investigación científico sobre el cambio climático que obtuvo el premio Nobel de la Paz en 2007 y fue jefa de gobierno de la ciudad capital hasta que comenzó su campaña hacia la presidencia. Xóchitl Gálvez es la candidata de un frente opositor. A pesar de su origen humilde e indígena hoy no aparece como una represente de los pueblos indígenas sino, más bien, como una empresaria exitosa que fundó empresas de tecnología y representa la ambición de crecimiento a través del esfuerzo individual. Sheinbaum cuenta con la ventaja de ser la candidata de una fuerza que goza del apoyo popular por la gestión de AMLO y la continuadora de un proyecto marcado por éxitos en bienestar social, gestión y austeridad. Habrá que ver si también trae un picante adicional si triunfa el 2 de junio.