El tiranicidio de Carrero Blanco y el revisionismo de la derecha mediática
Hoy hay varios hilos de los que se podría tirar sobre el binomio prensa – tiranicidio de Carrero Blanco. Podríamos ver aquí, casi como un ejercicio museístico, algunas de las que fueron las portadas de la prensa franquista cuando el presidente del Gobierno Luis Carrero Blanco fue asesinado en Madrid; unas portadas en las que se hablaba de Carrero como un “caballero de la política” y se afirmaba que había una gran conmoción y tristeza en el país (cuando lo que corrió en muchísimos hogares de todo el Estado, más que lágrimas, fue mucho, mucho champán). Pero ese fue, lógicamente, el relato casi monolítico en la prensa del régimen sobre la muerte de Carrero Blanco. Aunque hubo algunos matices. Por ejemplo, tal y como estudia el trabajo académico “El asesinato de Carrero Blanco en la prensa: desinformación, ruido y silencio”, del historiador Alfonso Pinilla, mientras que el diario 'Informaciones', que tenía una línea un poco más aperturista, circunscribió la autoría del tiranicidio únicamente a ETA, 'El Alcázar', mucho más pegado al discurso duro del tardofranquismo, ampliaba esa construcción del enemigo público más allá de ETA: básicamente, a todos los sectores de la oposición al régimen. Pero, más allá de ese tipo de matices, el discurso mediático de aquel momento fue prácticamente unánime. A quien le gusten las hemerotecas puede buscar en Internet las portadas y noticias de la época, hay bastante material disponible, pero nosotros vamos a enfocar esto de otra manera, viendo algunas piezas que está publicando la derecha mediática española hoy, en diciembre de 2023.
Pero, ¿por qué analizar piezas de la derecha mediática en 2023 sobre un hecho que sucedió hace 50 años?
Sabemos que el "acontecimiento histórico" es algo que se construye en el relato y, por lo tanto, desde el presente hacia el pasado. Cuál sea el discurso dominante, el discurso oficial, sobre un determinado acontecimiento (y esto es algo, hay que insistir, que siempre está acuñado a posteriori, como todo relato), tiene la potencialidad de cambiar por completo la manera en la que una sociedad entiende ese acontecimiento. "Quien controla el pasado, controla el futuro; quien controla el presente, controla el pasado". Los poderes mediáticos en el presente están abrumadoramente dominados por la derecha y, tanto respecto a este acontecimiento histórico como a muchos otros, esa derecha busca revisar y cambiar determinados relatos sobre el pasado para inclinar hacia sus coordenadas el terreno de juego ideológico e identitario hoy y de cara al futuro. Considerando, además, que el relato sobre determinados hechos históricos define las identidades nacionales en cada país (en este caso, los elementos de identidad democrática en España).
Por eso es muy interesante ver en qué líneas dirige hoy la derecha mediática su intento de modificar el relato instalado sobre el atentado contra Carrero Blanco. ¿Cuál es ese relato instalado? Pues que ETA hizo volar el coche de Carrero Blanco, en un hecho que sirvió como catalizador de la Transición. Ese relato ubica a la ETA de la época como un actor político cuyo papel contribuyó positivamente al fin de la dictadura y a la llegada de la democracia. Y claro, eso es algo intolerable.
Varias piezas publicadas en las últimas horas, con motivo de esta efeméride, que contienen los que son los tres ingredientes fundamentales del relato revisionista de la derecha sobre este acontecimiento. Esos tres ingredientes son:
1.- Los verdaderos autores intelectuales del atentado contra Carrero no fueron los militantes de ETA.
2.- La muerte de Carrero Blanco no influyó en el curso de los acontecimientos políticos en España y no aceleró la Transición.
Y 3.- Hay un intento de modificar el ánimo jocoso con el que el pueblo se aproxima a aquel tiranicidio convirtiendo en políticamente incorrectos los chistes y las bromas que están arraigadas en la cultura popular. Estos son los tres elementos clave.
EL ESPAÑOL: “El magnicidio de Carrero Blanco no influyó en el inicio de la Transición. Si hubiera sido el presidente del Gobierno en diciembre de 1975, en lugar de Arias Navarro, la Transición se habría desarrollado en plazos y derroteros similares”. Muy explícito el periódico de Pedro J. Ramírez, experto en revisionismo histórico, en su afirmación de que el tiranicidio de Carrero Blanco no tuvo nada que ver con la transición a la democracia.
LA RAZÓN: “Doce piezas que no encajan en el asesinato de Carrero Blanco. 50 años después, sigue sin aclararse quién ayudó a ETA. El Régimen pudo detener antes y después a los etarras, pero no lo hizo”. ABC: “CARRERO BLANCO, UN MAGNICIDIO BAJO SOSPECHA. Cincuenta años después del atentado de ETA contra el presidente del Gobierno siguen existiendo incógnitas sobre su asesinato en pleno centro de Madrid”. EL MUNDO: “El nieto de Carrero: "No creo que se sepa nunca quién estuvo tras la muerte de mi abuelo". José Enrique Carrero-Blanco detalla las sospechas que rodean el atentado, desde Kissinger a las luchas internas en el régimen”.
A diferencia de los atentados del 11M, que la derecha mediática se empeñó —y en algunos casos se sigue— en vincular con ETA, en el caso del tiranicidio de Carrero Blanco el empeño de la derecha es el contrario: disipar la autoría de ETA y relacionar el atentado con la CIA o con una conspiración interna del propio régimen.
Uno de los “periodistas” que más esfuerzo ha dedicado a todo esto es Manuel Cerdán, de Okdiario. Cerdán ha publicado 3 libros que persiguen ese objetivo: 'Carrero. 50 años de un magnicidio maldito', recién publicado; una serie de reportajes publicados en El Mundo en 2003 bajo el título: 'Objetivo: asesinar al presidente'; y en 2013 el libro 'Matar a Carrero: la conspiración'.
Último ingrediente. EL MUNDO: “El hijo del chófer de Carrero: "Los chistes del atentado son muy ofensivos, se olvida que además murió mi padre y otra persona".
Recordemos que la derecha judicial también ha colaborado con la derecha mediática en este intento de criminalizar esos chistes y dichos populares: en 2017, la Audiencia Nacional condenó a un año de prisión a la tuitera Cassandra Vera por hacer chistes sobre la muerte de Carrero Blanco. Aunque finalmente, un año después, en 2018, el Tribunal Supremo acabó absolviéndola porque la causa no se sostenía.
Acabemos con algunos fragmentos de una pieza de Libertad Digital, que reúne los tres ingredientes y que sirve para ver cómo encajan las piezas del relato que pretende construir esta derecha mediática. “50 años del magnicidio de Carrero Blanco: del "gran éxito" de ETA a su papel como "tontos útiles" de las cloacas. Cincuenta años después del atentado siguen siendo muchas las incógnitas que rodean el mismo”.
Dice Libertad Digital que, con el asesinato de Carrero, “ETA acababa de dar el golpe que la lanzaría al estrellato, no solo internamente sino de cara al exterior. La prensa internacional siempre ha presentado y presenta este crimen como "ejemplo de lucha antifranquista". El asesinato de Carrero, su escolta y su chófer es un hito para ETA y el atentado que más réditos propagandísticos proporcionó a la banda asesina. Aún hoy día se siguen jactando de "su hazaña", ellos y la gentuza que les apoya. Se corea y se canta en las fiestas de los pueblos del País Vasco y Navarra, y en toda juerga que se precie, una canción denigrante que demuestra la catadura moral de los asesinos de ETA y sus simpatizantes. Sólo puede calificarse de gentuza y alimaña a aquellos que aprovechan los momentos de jolgorio para jalear el crimen”.
Continúa Libertad Digital: “Pero al margen de la catadura moral de los que cometieron el atentado y sus simpatizantes, el hecho es que ETA-Batasuna lleva años festejando un atentado que debería ser motivo de oprobio y vergüenza. Esas medallas que la banda se adjudica, considerándose poco menos que los artífices de la transición a la democracia, chocan frontalmente con la realidad de lo que fue este brutal crimen y lo que con ello se consiguió. Y esto es así por dos razones fundamentales. La primera, porque no está en absoluto probado que Carrero hubiese sido un obstáculo para la transición a la democracia tras la muerte de Franco. La segunda razón es aún más importante y, sobre todo, menos discutible. ETA y la gentuza que les apoya estarían mejor callados y no deberían sacar pecho por un atentado en el que su papel es cualquier cosa menos airoso. Todos los datos que han salido a la luz a lo largo de estas casi cuatro décadas ponen de manifiesto, sin ningún tipo de dudas, que la banda terrorista ETA fue utilizada, no se sabe a ciencia cierta por quién, para cometer un atentado contra el número dos del régimen franquista, a escasos metros de la embajada americana y el día después de la visita de Henry Kissinger a España. Es decir: los asesinos de la banda fueron simples sicarios de alguien que los utilizó para conseguir unos fines determinados”.
Y antes hablábamos del 11M. Libertad Digital hoy, en diciembre de 2023: “A diferencia de lo ocurrido con otros atentados más recientes, como el 11-M, donde los datos han sido igualmente abrumadores para demostrar la falsedad de una versión oficial judicialmente ratificada, con el asesinato de Carrero existe una unanimidad casi absoluta en este punto. Los etarras fueron muy posiblemente unos peleles asesinos en manos de parte de las familias del Régimen que los utilizaron en sus luchas intestinas. A día de hoy, y como ha ocurrido con el 11-M, no sabemos a ciencia cierta qué pasó en el atentado de Carrero”.
Pues se agradece que ellos mismos digan que todos estos cuentos sobre el tiranicidio de Carrero Blanco son comparables a las teorías de la conspiración sobre el 11M, así nos queda clara la veracidad que tienen. Periodismo de altura. Credibilidad por las nubes.
Este texto es una adaptación del análisis de Manu Levin en La Base, puede ver el episodio completo aquí: