Irene Montero sobre la Directiva de la UE: «Es una especie de cesión ideológica, política y de garantía de derechos»
La Unión Europea saca adelante la primera Directiva Europea sobre Violencia Machista, una Directiva poco ambiciosa que, aunque incluye avances en derechos para las mujeres y las niñas; normas contra la mutilación genital femenina, el matrimonio forzoso y la violencia en el ámbito digital como son el ciberacoso, la incitación al odio o a la violencia y el ciberflashing, esta Directiva no incluirá el delito de violación, dejando a un lado el consentimiento como eje central de la tipificación penal.
El resultado es debido a que, para sacar adelante la Directiva, se ha llevado a cabo una negociación tripartita entre el Parlamento Europeo, la Comisión Europea y los Estados miembros de la UE, siendo entre estos últimos donde se ha encontrado el escoyo para impulsar la tipificación del delito de violación. Francia y Alemania, junto a otros países miembros se han negado a ello escudándose en la complejidad para unificar los códigos penales de todos los Estados miembros de la UE.
A colación de esta noticia, el pasado jueves Irene Montero realizaba una valoración crítica en el programa de El Tablero respecto a esta Directiva. En primer lugar, Montero apunta que la negociación de la Directiva es un planteamiento “de no ir demasiado lejos” por si la derecha y la extrema derecha se molan, y añade “una especie de cesión ideológica, política y de garantía de derechos”. Además, señaló que las Directivas son de obligado cumplimiento por parte de los países miembros, de ahí la negativa de algunos Estados como “Francia, Alemania y el eje de Visegrado” a introducir el delito de violación en la ley y “reconocer el Convenio de Estambul” en el que sí se reconoce “el consentimiento como centro del código penal”, pues la postura de estos países es que “siguen considerando que el límite para hablar de violencia sexual está en la violencia o en la intimidación que la mujer consiga demostrar”.
Montero reconoce mejoras y avances de la Directiva como son “la garantía de mecanismos de prevención o de atención a las víctimas de violencias, la garantía de la educación sexual” y de que esta educación sí reconozca el consentimiento como “esa línea que separa la libertad sexual y la violencia sexual”. También plantea la oportunidad perdida con esta Directiva de la UE de introducir avances “en el ámbito penal y en los derechos de las mujeres migrantes” que garantizasen derechos a “las mujeres en situación administrativa irregular que son víctimas de violencias sexuales” y no tuviese consecuencias para su situación administrativa.
Respondiendo a la pregunta de Laura Arroyo de si es posible implementar el paradigma del consentimiento a nivel europeo, Montero afirma que es una “decisión política que tenemos que tomar” y que la Unión Europea ya se ha topado con ello, pues antes de la negociación de la Directiva actual, Estados miembros se han negado a que la Unión Europea ratificase el convenio de Estambul.
Por último, Montero señala que el “feminismo y antirracismo como ejes están en grave crisis dentro del proyecto europeo” e indica que la postura tanto en esto como en no establecer el consentimiento entre la libertad sexual y la violencia sexual, se encuentra en la decisión de “como afrontamos políticamente el avance en derechos” teniendo en cuenta que hay una derecha y una extrema derecha que intenta frenar avances feministas y democráticos, y posturas socialdemócratas como las que mantienen PSOE o Sumar en España y los verdes de Europa, que se resumen en que“nos contentemos con un poquito y que vayamos más lentas y calladitas” para que, como dice Montero en una intervención anterior, no se incomode a “los sectores reaccionarios” a ver si su reacción va a ser peor.
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