Ley de Amnistía hemos visto que sí se puede #ElCierre

Hemos visto que sí se puede, cuando el bloque plurinacional progresista es fuerte en las urnas y terco y ruidoso en las instituciones

laura-arroyo

Del “a por ellos” a la Ley de Amnistía hay mucho camino recorrido, muchos presos por hacer político que no debieron serlo, muchos represaliados por poner urnas que no debieron serlo, muchos acusados de violentistas por una derecha reaccionaria que no entendía que hubiera gente con derecho a pedir algo tan de sentido común como que le dejen decidir, y por supuesto, también muchas lágrimas y gritos de fachas. Ayer recordábamos por qué todavía hace falta estar atentas, porque el partido judicial entrará en escena como lo ha hecho tantas veces ya e intentará inmiscuirse en nuestra democracia revirtiendo como pueda una ley que ha sido votada en el Congreso de los Diputados, donde han de tomarse estas decisiones. Alguien debería explicarle a algunos togados de qué va la democracia. Pero si bien toca estar atentas, cosechar victorias es siempre una buena forma de cerrar la semana porque la ley de amnistía, si bien insuficiente, es un momento político y un hito que nos da luces de la posibilidad de democratización del estado cuando por un lado las urnas lo fuerzan y, por otro, cuando se es coherente con las posturas políticas desde el inicio, es decir, cuando se desnuda también a quienes primero votan por el 155 y luego dicen que hay que hacer de la necesidad virtud, ¿verdad señor Pedro Sánchez?

A lo largo de la legislatura anterior vimos la dificultad pero también la posibilidad de presionar al Partido Socialista para que adoptara posturas de izquierdas. Luchas difíciles se mostraron posibles. La ley de vivienda llegó después de que el PSOE se negara a ello por su amistad con los buitres, amistad que mantienen hoy. El tope al gas llegó también gracias a esa lucha de las ministras de Podemos que presionaron pese a las voces en contra desde el PSOE en ese Consejo de Ministros. Y qué decir de las leyes en materia feminista donde logramos avanzar y a la par vimos la orquesta para hacernos retroceder donde estuvieron tanto el PSOE habituado a dejarse llevar por los poderes, como a quien hoy lidera Sumar y decidió también en ese momento aliarse con el PSOE antes que con el movimiento feminista. Pero todas estas victorias, insisto siempre insuficientes, mostraron algo: que se puede. Que con fuerza en las urnas que lleven a representantes de izquierdas tercas y ruidosas se puede forzar al PSOE que necesita hacer de la necesidad virtud. Es decir, que por necesidad pacta, se ve obligado a ceder e incluso a pasar de posicionarse con el 155 de las derechas a hoy defender una ley de amnistía que llega tarde pero por fin llega.

Ayer Gabriel Rufián calificaba este hito como histórico pues marcaba una derrota para el régimen del 78. No sé si soy tan optimista pero hay algo en lo que estoy profundamente de acuerdo, es el régimen del 78 el que enunció ese “a por ellos” y reventaron todas las costuras democráticas de este país que ya eran débiles y limitadas. El rey posicionándose con el bloque reaccionario fue una evidencia de que la crisis de régimen seguía —y sigue— vigente. Que el PSOE cediera a esa reacción también. Han pasado varios años desde entonces y el bloque reaccionario ha sido envalentonarse pero no ganando elecciones y eso evidencia que existe otro bloque posible que le haga frente no sólo a la reacción porque eso no sirve de nada, sino al verdadero problema: al régimen del 78 que sigue en crisis. Ese bloque es plurinacional y es progresista y ha de ser lo suficientemente fuerte como para posicionar al PSOE en su contradicción así como logramos en 2019. Es en ese contexto de PSOE forzado, presionado, casi acorralado por la realidad de la democracia en este país, es decir, de sus gentes, que leyes históricas como la de amnistía llegan a buen puerto mal que le pese al bloque reaccionario que incluye a casa real.

Queda, sin embargo, mucha historia justa por hacer. No puedo dejar de pensar en estos días en que hablamos de amnistía nuevamente, en esa nefasta ley mordaza que es la cara B de estos hechos. Porque es esa ley mordaza en la que se ampara la represión estatal, las infiltraciones ilegales, las detenciones arbitrarias, el racismo institucional, la violencia antidemocrática contra quienes ejercen derechos, etcétera. Es decir, necesitamos una amnistía para todas las víctimas de la reacción que sigue vigente en los espacios de poder de esta supuesta democracia. Es decir, necesitamos democratizar el poder. Es decir, desfranquizar España. Y eso supone que esa ley mordaza sea derogada, no reevaluada ni reformada señora Díaz, derogada. Pero ello incluye también indultar, amnistiar e indemnizar a quienes han sido sus víctimas. Hemos visto que sí se puede, cuando el bloque plurinacional progresista es fuerte en las urnas y terco y ruidoso en las instituciones. Nos toca que también en Europa lo sea. Porque en tiempos de guerra las mordazas proliferan. Ya sabemos qué partidos nunca estarán de lado de esa democratización. Votemos a quienes les forzarán y acorralarán con todo el ruido del mundo. Hasta el lunes.


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