Negacionismo y negocios en la Cumbre del Clima
Pistas de esquí artificiales en una ciudad que alcanza los 50 grados en verano. Extensos campos de golf construidos en pleno desierto. Centros comerciales de lujo donde se venden abrigos de pieles y botas de cuero que únicamente pueden ser utilizados en estancias donde se recrea el invierno gracias al aire acondicionado. Concesionarios de Bentley, Ferrari o Lexus. Exclusivos restaurantes con chimeneas de fuego simulado donde se pueden degustar quesos suizos fundidos. Una compleja red de pasillos climatizados elevados para evitar exponerse a las altas temperaturas exteriores. Autopistas de 12 carriles completamente iluminadas para permitir la circulación de los casi 1,4 millones de coches que tiene la ciudad. Nevadas a la carta por 100.000 euros para experimentar en tu propia casa la sensación de los copos blancos cayendo sobre tu piel. Todo ello en la ciudad que alberga la Cumbre del Clima de este año.
Resulta paradójico que una ciudad con semejantes niveles de despilfarro energético acabe siendo el lugar donde se discutan los límites al uso de combustibles fósiles. Y por lo que ha trascendido, el último borrador de la conferencia del clima se aleja bastante de los objetivos de decrecimiento marcados por la ONU en el Acuerdo de París: A pesar de que 2023 va a pasar a la historia como el año más caluroso desde que hay registros, el borrador no habla de abandonar ni de dejar progresivamente los combustibles fósiles como el gas, el petróleo o el carbón, responsables en última instancia del calentamiento global.
Tampoco sorprende mucho, teniendo en cuenta que la producción de petróleo y gas supone el 30% del PIB, el 41% de los ingresos públicos y el 26% de las exportaciones de mercancías de los Emiratos Árabes. De hecho, Dubai cuenta con la mayor central eléctrica de gas natural del mundo, el Complejo de Energía y Desalinización de Jebel Ali, que proporciona electricidad y agua a los 3,5 millones de habitantes de la ciudad. Esto ha hecho que el país anfitrión de la cumbre esté más interesado en poner el foco en la reducción de los gases invernadero, para los que se fijan objetivos de recorte, y no tanto en los combustibles fósiles que los generan: el petróleo y el gas natural.
Según desvelaba la BBC hace unas semanas, Emiratos Árabes podría estar utilizando la cumbre del clima para cerrar negocios sobre el petróleo y el gas. Según documentos filtrados por la cadena británica, el país sede de la COP habría organizado reuniones con al menos 15 naciones para cerrar acuerdos comerciales en el marco de la cumbre. De confirmarse, esto supondría una violación grave de las normas de conducta de la cumbre, según los estándares establecidos por la propia ONU. Y, por si fuera poco, varios de estos documentos mencionan expresamente al presidente de la cumbre…
Sultan Ahmed Al Jaber, actual ministro de Industria y Tecnología Avanzada de Emiratos Árabes Unidos, es además el máximo responsable de la empresa pública de hidrocarburos ADNOC, la cuarta mayor empresa de combustibles fósiles del planeta. Una compañía que, según los documentos filtrados, estaría aprovechando la cumbre climática para ampliar sus oportunidades comerciales en terceros países.
Sultan Ahmed Al Jaber pertenece a una de las familias más poderosas de los Emiratos Árabes: su hermano fue embajador en Kazajistán y Rusia y su suegro ha sido presidente de la Conferencia de los Países Exportadores de Petróleo y ministro del Petróleo y Recursos Minerales. Y, aunque no pertenece al linaje real, cuenta con la protección de Mohamed bin Zayed Al Nahayan, hijo del fundador de Adnoc y actual presidente de Emiratos.
Al Jaber recibió una educación de élite y se formó en las mejores universidades del mundo. Es ingeniero químico por la Universidad del Sur de California, doctor en Economía por la Universidad de Coventry en el Reino Unido, y MBA por la Universidad del Estado de California. Tras su vuelta a los Emiratos, empezó a trabajar en Mubadala, el fondo soberano de Abu Dabi y bajo su paraguas fundó una empresa energética: Masdar. Además, ha sido presidente del Consejo Nacional de Medios, entidad que controla por completo la prensa de los Emiratos Árabes. En 2013 fue nombrado ministro de Estado, y en 2016 ascendió a CEO de Adnoc. Entonces, Al Jaber ya dejó clara cuál sería la postura del grupo petrolero: producir y vender más y más combustibles fósiles. Y así fue, bajo su liderazgo, Adnoc incrementó la producción de petróleo hasta alcanzar los 3,5 millones de barriles en 2018.
Ese mismo año, durante la inauguración de la Conferencia Internacional del Petróleo de Abu Dhabi dijo: “No se equivoquen. Los hidrocarburos continuarán jugando un papel absolutamente esencial en un mix energético diversificado. De hecho, en 2040, a pesar del ruido de ahí fuera, el consumo de petróleo crecerá al menos en 10 millones de barriles diarios. La demanda de gas subirá un 40%”. Ser la voz de la industria petrolera no ha impedido a Al Jaber representar a su país en asuntos climáticos y, siendo CEO de Adnoc, fue también el enviado especial de su país para el Cambio Climático entre 2010 y 2016. Tras su designación como presidente de la Cumbre del Clima de 2023 fue enormemente claro en sus objetivos: "la acción climática representa una enorme oportunidad económica", dijo.
El magnate del petróleo no sólo ve en la lucha contra el cambio climático una oportunidad para hacer negocios al más puro estilo “Don’t look up”, sino que directamente ha hecho declaraciones que rozan el negacionismo. A sólo 9 días de que arrancara la cumbre del clima, en el marco de un encuentro online que contaba con la presencia de Mary Robinson, ex enviada especial de la ONU para el cambio climático, Al Jaber aseguró que “no hay evidencias científicas” que demuestren que reducir el consumo de energías fósiles sirva para impedir el calentamiento global. Según el mandatario, la reducción del consumo de combustibles como el petróleo o el gas no es sostenible y “llevaría al mundo de vuelta a las cavernas”.
La indignación en la comunidad científica llegó hasta tal punto que incluso el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres tuvo que salir a corregirle: “La ciencia es clara: el límite de 1,5 grados solo es posible si dejamos de quemar combustibles fósiles. No reducirlos, sino eliminarlos totalmente y con un plan claro”, aseguró. Asociaciones ecologistas han señalado el conflicto de intereses que supone que un magnate del petróleo presida la cumbre del clima. Veremos cuál es finalmente la posición del documento final de la cumbre.
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