Ni con los genocidas, ni con las víctimas #ElCierre

Ya estuvo bien ¿No creen? España ha pasado de decir que el estado genocida de Israel es un Estado amigo a decir que no se posiciona con nadie, ni con el genocida ni con los asesinados. ¿Qué clase de distopía es esta? ¿Qué pesadilla estamos viviendo? No sólo asesinan a miles —esta madrugada han bombardeado una escuela de la UNRWA, ¡Una escuela!—, sino que nos quiere hacer creer que cuando bombardean a niños indefensos no podemos ponernos del lado de ellos, que tenemos que hacer equidistancia entre el que bombardea y ese niño despedazado por las bombas. Yo me niego a vivir así. Me niego a aceptar sus reglas de equidistancia cómplice. Me niego a aplaudir al señor Albares que no se posiciona ni con los asesinados ni con los genocidas. Es decir, que legitima a los genocidas porque aquí no hay dos bandos, hay un genocida y una víctima. ¿Cómo no te vas a poner con las víctimas? No es ya un tema moral o ético, es un tema de justicia mínima. No, me niego a la equidistancia cómplice y al electoralismo tibio. Nosotras, señor Albares, sí nos posicionamos y tenemos claro con quién.

Yo me posiciono con esos niños volados en pedazos, con esas madres que les entierran llorando si los encuentran, con esos padres que intentan revivirlos desesperadamente, con ese pueblo que se muere de hambre como nos contó Ghassan Abu Sittan, una entrevista que el señor Albares y el señor Pedro Sánchez deberían ver para, a lo mejor, tomar partido y posicionarse con las víctimas.

No sé yo si es más indecente usar de forma electoral a las víctimas del genocidio o, si lo es, utilizarlas y encima hacerlo mal. Es decir, utilizarlas para revictimizarlas porque decir que España no se posiciona con el pueblo palestino es volver a victimizar al pueblo palestino y, por cierto, burlarse de la mayoría que en este país sí se ha posicionado desde el primer minuto con las víctimas de este genocidio.

Lo siento, hoy me puede la rabia. Pero alguien que me explique ¿Qué cuernos significa posicionarse con el tribunal? Por ponerlo en términos muy simples y hasta superfluos a estas alturas, cuando vas a un partido de fútbol ¿Vas a apoyar al árbitro? Hay gente muriendo de hambre y que muere porque no puede curar sus heridas precisamente porque está famélica y ¿Me dicen que debemos ir a aplaudir a los tribunales? ¿A los jueces?

Hace semanas, miento, hace meses, desde diversos países, en su mayoría del sur global y esto no es casualidad, han demostrado cómo han de ser las acciones para acabar con el genocidio. No acciones declarativas, sino efectivas. Ese sur global que el señor Borrell desprecia considerándolo jungla, ese sur global que muchos miran despectivamente desde su colonialismo, ha dado muchas lecciones en los últimos ocho meses. Desde países que han roto relaciones con Israel sin dudarlo, hasta quienes se han adherido a la demanda contra Israel por genocidio iniciada por Sudáfrica, también del sur global. Pero se han adherido tomando postura, es decir, se han sumado a parar el genocidio, no a posar con el genocidio para lograr unos votitos más en las urnas. ¡Qué bochorno! ¡Qué indecencia!

Creo que en España también se usa una frase que usamos en mi Perú para definir a quienes van por la vida de forma tibia, sin posicionarse y sin pasión para defender aquello que merece la pena ser defendido, les decimos “pecho fríos”. Y créanme, no es algo de lo que enorgullecerse nunca. Me temo que en el gobierno, porque he visto a Sumar aplaudiendo este anuncio falso (este acto fake de electoralismo tibio), no sólo hay pechos fríos, hay pechos inhumanos. Y frente a esa inhumanidad necesitamos amplificar todas nuestras capacidades de presión. No hay palabras para definir la vergüenza de tener representantes que se enorgullecen de decir que Israel es un estado amigo y que no quieren molestar a Netanyahu. No se puede temer al genocida, hay que combatir al genocida y hay formas de hacerlo. La primera, denunciando la complicidad del gobierno de España, que a estas alturas es evidente, empezando por su tibieza y sus temores. Y la segunda, volviéndonos una multitud de decencia que los obligue a actuar de verdad.

Yo quiero vivir en una España que se parece a la que veo en las marchas por Palestina, a la de las acampadas en las universidades, a la del BDS y de RESCOP, a la que recibió a Ghassan Abu Sitta, a la de los medios que no disfrazan estos anuncios fake y los venden como victorias, a la de tal vez pocos pero existen partidos que morados de rabia pero también de decencia no dejan de exigir un fin del genocidio, pero de verdad. Esa es la España y la Europa en la que creo porque sé que es mayoría.

Este domingo no votes a quienes hoy te han dicho que en un genocidio podemos posicionarnos a partes iguales con el genocida y con el asesinado. Son tiempos para tomar partido, son tiempos para tomar postura, son tiempos para las valientes incómodas que le digan a Albares, Sánchez, Robles o Borrell, que sabemos que no son progresistas, son cobardes.

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