Palabras para Palestina, armas para Israel #ElCierre
No podemos dejar de hablar de Palestina. No debemos dejar de hablar de Palestina. Pero, precisamente por eso, es muy importante hablar de Israel, el Estado que perpetra el genocidio contra el pueblo palestino y que, como bien afirmó la periodista internacional Teresa Aranguren, apuesta por hacer escalada la situación de conflicto en la región con el importante amparo de los Estados Unidos.
Hace tan sólo unas horas, el presidente Pedro Sánchez se reunió con el presidente del Estado palestino, Mahmud Abbas, y su compromiso fue, como es habitual, de palabras que suenan muy bien. El compromiso de Sánchez fue trabajar por el pleno reconocimiento de Palestina en la comunidad internacional, algo que evidentemente se desea, pero que sabemos que cuenta con poderosos obstáculos que no dependen en lo absoluto de España o que, en todo caso, no podrán ser desafiados por una España que integra la política de sumisión europea ante los Estados Unidos. ¿Cómo se compromete en términos concretos un país con otro cuando practica una sumisión declarada a los intereses de otro país que sigue defendiendo la retórica y práctica del derecho a defenderse, con genocidio incluido, a Israel?
Pedro Sánchez se ha comprometido también a alcanzar una solución al conflicto defendiendo la postura de los dos Estados. Sólo voy a recordar que esa postura, la de los dos Estados, tiene décadas de existencia y que décadas después, ocupaciones ilegales después, masacres sistemáticas, acorralamiento de miles de palestinos y hoy genocidio de casi un año después, si algo queda claro es que los dos Estados son imposibles de alcanzar pues uno de ellos no va a aceptar jamás dicha propuesta. Palabras vacías que evitan dar con la clave del problema: Israel necesita ser forzado, pero para eso hace falta voluntad y decisión política de la comunidad internacional en lugar de declaraciones que suenan muy bien, pero que se diluyen en el aire de las buenas intenciones.
Finalmente, Sánchez ha afirmado que la presencia de Abbas constituye un “hito muy importante en la historia de las relaciones entre España y Palestina”. Sin duda, recordemos que se trata de la primera reunión tras el reconocimiento del Estado palestino por parte de España. Un reconocimiento que era prometido hace casi diez años, por cierto, y que supone un importante gesto, pero gesto, al fin y al cabo. Sobre todo, cuando vemos que, pese a ese reconocimiento, no sólo no existe ninguna acción concreta que en la balanza internacional incline la fuerza hacia el pueblo palestino frente a quien les asesina, sino que además tenemos que ver acciones dentro de España, el Estado que reconoció al Estado palestino, cuando menos incoherentes y cuando más, lamentables. Me refiero, por decir un ejemplo, a esa policía que identificó y exigió que se retiraran banderas palestinas en una acción de solidaridad con el pueblo palestino en la última etapa de La Vuelta Ciclista en Madrid hace unos días. ¿Se olvidaron de que Palestina es un Estado reconocido por España? ¿Pidieron que se retiren otras banderas como la ucraniana, las españolas o las wiphalas presentes? Pues no. La adversaria, la otra, la incómoda es siempre una al parecer. ¡Vaya reconocimiento del Estado palestino!
Pero lo más lamentable es tener que asistir al enésimo festival de la hipocresía que supone la política de titulares en lugar de la política de los hechos. Ver que Pedro Sánchez hace gala de buenas palabras y deseos en Moncloa contrasta contundentemente con los hechos, como, por ejemplo, que desde el Gobierno se sellara contratos con empresas de armas israelíes en agosto, hace tan sólo unas semanas, queridos amigos y amigas. Defensa, es decir, Margarita Guerra -perdón, Robles- se encargó de ello.
La hipocresía abunda y es una decisión política. Que a Palestina se le ofrezcan palabras, pero a Israel armas para arrasar con el pueblo palestino es una buena descripción de lo que supone este gobierno. Hablar para la izquierda, gobernar con la derecha; anunciar medidas de izquierdas, acordar repartos de puestos de poder con la derecha; tomarse fotos con las víctimas del genocidio, pero comprar y vender armas al genocida.
Al señor Abbas, quisiera que supiera que España es una aliada en su lucha por la vida, pero es mucho más aliada su gente que sus autoridades. El verdadero compromiso con el pueblo palestino está en las calles, no en Moncloa ni en el Consejo de Ministros. Y volveremos a demostrarlo en las calles. Este 27 de septiembre tenemos una oportunidad para recordarle a Pedro Sánchez que, frente a su hipocresía, hay un pueblo digno que sabe que la solidaridad no es una declaración de palabras vacías, sino acción y hechos. Nos vemos en las calles para exigir el fin del genocidio, pero también para exigir el fin de la hipocresía que abunda en la Moncloa. Hasta el lunes.
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