Por qué no sabes quién es el líder de Hamás

El objetivo no es Hamás, eso es mentira. El objetivo es el que lleva siendo décadas: la ocupación y la limpieza étnica, la eliminación de la población autóctona palestina desde el río hasta el mar
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Noticia de marzo en Europa Press: “Una delegación de Israel liderada por el jefe del Mossad viaja a Qatar para el reinicio de las negociaciones con Hamás. Una delegación oficial de Israel encabezada por el jefe del Mossad, David Barea, viajará este lunes a Qatar para reiniciar las conversaciones indirectas con el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamás) sobre un posible alto el fuego en Gaza”.

David Barea encabeza una delegación del Mossad para negociar con Hamás en Catar, informaba Europapress. Esta pieza no decía nada sobre la otra parte, sobre quiénes encabezaban la delegación de Hamás, ningún nombre propio que personalizara la delegación de Hamás. Y, a mi modo de ver, eso señala algo muy significativo, que no es exclusivo de esa pieza de Europa Press ni muchísimo menos, y sobre lo que me gustaría que reflexionemos hoy.

Lo primero, hay que decir que siempre se negocia con los enemigos y eso forma parte de cualquier conflicto. Pero esto del Mossad negociando con los jefes de Hamás en una reunión cordial y protocolaria en un tercer país es una noticia y una imagen, si la viéramos, que en cierto modo pone en cuestión el propio relato israelí sobre los objetivos de su agresión contra Gaza... ¿El objetivo no era acabar con Hamás, destruir por completo a Hamás, entre otras cosas, eliminando a sus líderes en venganza por el ataque del 7 de octubre? ¿Se imaginan que tras el 11S hubiéramos visto una reunión pública entre líderes de Estados Unidos y Bin Laden para negociar?

Quería que arrancar con esta noticia y con estas preguntas para que le demos una pensada a algo que es muy interesante y que dice muchísimas cosas, a mi modo de ver, sobre lo que está haciendo Israel en Palestina.

Os lanzo una pregunta: ¿vosotros sabéis quién es el líder de Hamás? ¿Sabéis cómo se llama y qué cara tiene? En serio, haceos la pregunta. No tengo pruebas pero tampoco dudas de que no; de que la gran mayoría no. Y eso que hablamos de la audiencia de un programa como La Base.

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Salgamos a la calle, hagamos una encuesta a 100 personas pidiéndoles que digan el nombre del líder de Hamás, y me apuesto lo que queráis a que ni siquiera 1 de cada 100 sería capaz de decirlo. Es más, mostrémosles a esas 100 personas tres fotografías de tres hombres con rasgos árabes entre las cuales se encuentre la del líder de Hamás, a ver cuántas sabrían decir cuál de esos tres es. De nuevo, me apuesto lo que queráis a que serían muy muy poquitas las personas que sabrían señalar la foto correcta.

Esto no es por una ignorancia culpable ni por desinterés, es el resultado de una determinada estrategia de propaganda en este genocidio. Es el resultado de una decisión que creo que es muy evidente: la de no personalizar a Hamás, la de no llevar a cabo la construcción del enemigo sobre una figura con rostro, nombre y apellidos.

En realidad, no es que sea una información que no esté disponible, claro. Si una busca, rápidamente puede saber que el máximo líder de Hamás, su jefe político, es Ismail Haniyah, asilado en Catar. Y que la segunda máxima figura de la organización es Yahya Sinwar, jefe de Hamás en Gaza, señalado como el “cerebro” de los ataques del 7 de octubre contra Israel. Puede que ahora sí nos suenen, tanto sus nombres como sus caras, ¿no? Es como “aaah, es verdad, Haniya, Sinwar...”

Sin embargo, efectivamente, la propaganda sionista y los grandes medios de comunicación que construyen el consentimiento del genocidio parece que no han querido poner tanto el foco en esas figuras, sobre todo si lo comparamos con otras experiencias de la historia reciente. Porque no cabe duda de que, si los grandes poderes mediáticos hubieran querido, todos y todas habríamos tenido esos nombres y esos rostros hasta en la sopa, y cualquiera en la calle sabría nombrarlos y reconocerlos. Pero no ha sido así. ¿Por qué? Nos lo vamos a preguntar.

Antes, os traigo algunos titulares que creo que apoyan este análisis. Fijaos:

Cadena SER: “La Corte Penal Internacional pide arrestar a Netanyahu y al líder de Hamás por crímenes de guerra y contra la Humanidad”.

Telemadrid: “La Corte Penal Internacional pide emitir órdenes de arresto contra el líder de Hamás y Netanyahu”.

Euronews: “Israel mata a varios hijos y nietos del líder de Hamás en plenas negociaciones”.

El País: “Israel mata en Gaza a tres hijos y tres nietos del líder de Hamás”.

Eldiario.es: “Israel mata en un bombardeo en Gaza a tres hijos del líder de Hamás en el exilio”.

El Periódico: “Israel mata a tres hijos y varios nietos del líder político de Hamás en un bombardeo en Gaza”.

La Sexta: “Así ha sido la reacción del líder de Hamás al enterarse de la muerte de sus tres hijos y tres nietos”.

Servimedia: “Israel afirma que Yolanda Díaz pide la eliminación del Estado de Israel junto al líder de Hamás y Alí Jamenei”.

Europa Press: “Israel equipara a Díaz con Jamenei y el líder de Hamás y acusa a Sánchez de complicidad por no cesarla”.

El Nacional.cat: “Israel compara a Yolanda Díaz con el líder de Hamás y acusa a Pedro Sánchez de cómplice”.

ABC: “El líder de Hamás propone un gobierno palestino unitario para Gaza y Cisjordania”.

ABC: “El líder de Hamás en Gaza sale de los túneles en víspera del asalto a Rafah”.

¿Algo que nos llame la atención de todos estos titulares? Ninguno nombra a Haniyah, todos dicen “el líder de Hamás”. Y en esta última de ABC, que hablaba de Sinwar, tampoco se nombra: se titula con “el líder de Hamás en Gaza”. Muy llamativo...

Que a ver, no creo que esto se explique en estos titulares en concreto por un intento premeditado de medios como la SER o eldiario.es por ocultar el nombre, sino que son titulares que señalan el estado de la cuestión: como el nombre es tan desconocido, tienen que escribir “el líder de Hamás” para que el titular se entienda.

“La Corte Penal pide arrestar a Netanyahu y al líder de Hamás”. Porque si escribieran “arrestar a Netanyahu y a Sinwar”, mucha gente no lo pillaría. Es decir: tan poco se conoce el nombre propio que si lo pones en un titular, el titular no funciona. Una muestra muy clara del desconocimiento que existe sobre estas figuras, lo cual es algo completamente buscado.

Pero la prueba del algodón aquí creo que es la comparación con otras estrategias de construcción del enemigo en el pasado reciente. En concreto la comparación con la figura de Osama Bin Laden: toda la humanidad conoció el nombre y el rostro de Bin Laden y lo sigue conociendo más de una década después de su asesinato por soldados de Estados Unidos.

Fijaos en esta comprobación que hice esta mañana preparando el programa. Herramienta verba, de la Fundación Civio, que nos dice cuántas veces se han mencionado determinadas palabras en los informativos de Televisión Española en los últimos 10 años, desde 2014 hasta ahora.

¿Sabéis cuántas veces se ha mencionado al líder de Hamás, Ismail Haniya? 7 veces en total; y solo 4 desde el 7 de octubre (2 de las cuales el mismo día, para informar sobre el asesinato de sus hijos y nietos). ¿Y a Yahya Sinwar, el jefe de Hamás en Gaza?3 veces en total; solo 1 después del 7 de octubre de 2023. Ok.

¿Sabéis cuántas veces se ha mencionado a Bin Laden desde 2014 (y recordemos que lo liquidaron en 2011, así que ya ni existía)? 171 veces. 171 menciones a Bin Laden en la tele pública, todas ellas muchos años después de muerto, por solo 5 menciones a los nombres de los líderes de Hamás con el genocidio en Palestina protagonizando la actualidad mundial. Tremendo dato que ilustra la diferencia entre cuando sí se quiere personalizar el mal en una figura con cara y nombre y apellidos y cuando no se apuesta por esa construcción.

Otro ejercicio muy claro es repasar cómo eran las portadas y el discurso de los medios tras el 11S en relación a los talibanes de Afganistán, a Al Qaeda y a la figura de Bin Laden, que dio como resultado, como decíamos, que prácticamente cualquier ser humano del planeta, cualquier niña o niño incluso (yo por ejemplo en 2001 tenía 12 años) supiera perfectamente quién era ese gran enemigo de Occidente.

Portadas del 3 de mayo de 2011, cuando mataron a Osama Bin Laden:

El País: “EEUU liquida a Bin Laden”. “El terrorista más buscado del mundo cae en pleno declive de Al Qaeda”. “La muerte del líder terrorista desata la alerta mundial”.

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El Mundo: “El objetivo era matarle”. “Bin Laden se escondía junto a la academia del ejército de Pakistán”.

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La Vanguardia: “10 años después. “La eliminación de Bin Laden cierra una década de infructuosa persecución”. “La operación devuelve la autoestima a EEUU y refuerza a Barack Obama”. “El jefe terrorista se escondía en una mansión en la periferia de Islamabad”.

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El Periódico: “Obama venga el 11-S. El terror continúa”. Con una gran fotografía de Bin Laden.

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Y atención a esta. ABC: “Jaque mate”, con una ilustración a toda página de Bin Laden. No una fotografía: una caricatura. Su rostro era tan conocido que incluso poniendo un dibujo cualquiera reconocía a Osama Bin Laden.

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Y, como veíamos antes con las menciones en TVE, muchos años después de su muerte, la figura seguía generando miles de contenidos, casi como una especie de icono pop.

Público: “La estela de Bin Laden a través de casi medio millón de documentos. Más de seis años después de la muerte de Osama bin Laden, la CIA ha liberado casi medio millón de documentos capturados en 2011, poco después de la muerte de Bin Laden, que ayudan a comprender la personalidad del fundador de Al Qaeda. Otros muchos documentos no han sido desclasificados todavía”.

La Razón: “Diez cosas que no sabías de Osama Bin Laden. Hoy se cumplen diez años de la muerte del que fuera el terrorista más buscado del mundo”.

RTVE: “Diez años de la muerte de Bin Laden: claves de la operación que acabó con el líder de Al Qaeda”.

La Razón: “Bin Laden guardaba en su ordenador videojuegos y cine de Hollywood”.

El País: “Hollywood caza a Bin Laden”.

Y uno más de la Cadena SER “Bin Laden, el rostro del mal”.

“El rostro del mal”, un titular que condensa exactamente cuál fue la estrategia mediática en aquel episodio de la historia, como estamos diciendo: personalizar, encarnar el enemigo en una figura concreta.

Y, aunque quizá es el más claro, el de Bin Laden no fue el único ejemplo. ¿Recordáis aquellos naipes con los rostros, nombres y apellidos de los principales líderes del gobierno de Saddam Hussein en Irak, que el Ejército de Estados Unidos imprimió en miles y miles de barajas y distribuyó entre sus soldados al invadir ese país? ¿Y que estaban diseminadas por todo el planeta? Yo mismo recuerdo haber tenido una en mis manos y flipar viendo aquello.

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En esa ocasión, también se optó claramente por construir unos determinados “rostros del mal”, como decía ese titular de la SER.

¿Dónde está hoy la baraja de naipes con los rostros de Hamás? Creo que, con comparaciones como estas, se ve más claramente que en el caso de la actual supuesta “guerra contra Hamás” de Israel en Palestina, se ha optado por todo lo contrario: por no construir un rostro del mal.

¿Por qué? Podemos pensar en distintas hipótesis, pero aquí van algunas posibilidades. Primero y más evidente, no construir un “rostro del mal” es la condición para la construcción de otro marco mental: todo es Hamás. Hamás puede estar en cualquier sitio: en una ambulancia, en el equipo de dirección de un Hospital, en una tienda de campaña en un campamento de refugiados; puede estar en Gaza, o en Cisjordania, o en el Líbano; puede ser un niño de 8 años... La construcción de un enemigo difuso, sin nombre ni apellidos, es un elemento fundamental del proyecto genocida de Israel en Gaza porque es lo que justifica golpear a cualquiera en cualquier lugar.

En segundo lugar, cabría reparar también quizá en que construir el “rostro del mal” en la figura de Ismail Haniyah subrayaría el carácter político de Hamás como organización y sus apoyos internacionales (Haniyah está asilado en Catar, como hemos dicho).

Y sobre todo, esto tiene que ver con los objetivos de Israel. Si hubieran personalizado todo en una figura como la de Haniyah, en lugar de enviar una delegación a Catar para negociar, pues tendrían que ir, asesinarlo y cantar victoria, ¿no? E inundar el mundo de portadas como las que veíamos sobre Bin Laden. Pero esto no va de eso...

No lo hacen, porque el objetivo no es ese. El objetivo no es Hamás, eso es mentira. El objetivo es el que lleva siendo décadas: la ocupación y la limpieza étnica, la eliminación de la población autóctona palestina desde el río hasta el mar, como finalidad intrínseca — diría Ilan Pappé— de un movimiento colonial de asentamiento como es el sionismo. Y el pueblo palestino tiene millones de rostros. Por eso “todo es Hamás”.


Este texto es una adaptación del análisis de Manu Levin en La Base, puedes ver el episodio completo aquí: