Sumar en modo campaña con cero credibilidad #ElCierre
"La falta de transparencia del gobierno de España es muy grave", dice hoy la Vicepresidenta Segunda del gobierno que denuncia. A ver, me parece muy bien que desde dentro de un gobierno de coalición existan discrepancias y ruido entre las fuerzas que lo conforman, pues no son la misma fuerza, pero cuanto menos me resulta bastante cínico que en el contexto electoral recién, se denuncien según qué cosas. La líder de Sumar, Yolanda Díaz y el portavoz de Sumar, Ernest Urtasun, se han encargado de repetir en las últimas horas que no sabían lo que habían aprobado en el Consejo de Ministros. Ambos han señalado que por la falta de transparencia del gobierno, por la opacidad del gobierno, supieron ayer del aumento de 1000 millones de euros para gasto militar sin saber a dónde iría destinado. Según el señor Urtasun, se lo hicieron saber a su socio de gobierno, claramente sólo a ellos, porque a ninguno de nosotros nos hicieron saber nada. De hecho, la ministra también de Sumar, Mónica García, al día siguiente de la aprobación de esta partida, la defendió en la cloaca dirigida por Ana Terradillos, afirmó que España gastaba poco en defensa. Lo hizo el 17 de abril, cuando el 16 se había aprobado esto, según Urtasun, con su enorme enfado —Uy, que se enfadan—, aunque parece que no les funciona mucho.
Pero a mí no me molesta la incoherencia, eso me molestaba antes. Sumar y la incoherencia son moneda corriente, en realidad porque no son incoherentes, sino coherentes con su proyecto político. Con su defensa del marco bélico donde creen, eso parece, que existe algo así como un régimen de guerra progresista posible, donde se puede defender la paz aumentando la inversión en armas. No son incoherentes, tienen un análisis tramposo y errado, pero son coherentes con ese error. Lo que me molesta, realmente, es que nos vean la cara de imbéciles. Eso sí me molesta, me molesta que hace dos semanas se sabía por todo aquel que quisiera saberlo, en qué se utilizarían los 1000 millones de euros de partida presupuestaria que el Consejo de Ministros, sin opacidad, aprobó, porque no les molestó nada. ¿Qué es peor? ¿Que aprobaran una partida de 1000 millones de euros sin saber a dónde destinarían esa partida? o ¿Qué lo supieran pero no dijeran nada hasta que estuviéramos en contexto electoral para escenificar alguna discrepancia con el gobierno? ¿Por qué no pidieron ese mismo 16 de abril que esto pasara por el Congreso? ¿Por qué el 17 de abril la ministra Mónica García defendió este aumento presupuestario? ¿Por qué durante dos semanas cuando sabíamos ya de qué iba este acuerdo entre España y Ucrania, firmado por Sánchez y Zelenski, no dijeron nada? Ni un asomo de ruidito, pequeñito al menos. Alguna mínima interferencia por la decencia y la paz. ¿Dónde estaba Sumar esas dos semanas?
En el Tablero, hemos comentado en más de un programa el acuerdo, si lo sabíamos nosotras que no accedemos a ese consejo de ministros, también lo podían saber Yolanda, Díaz, Ernest, Urtasun, Sira Rego, Mónica García, Pablo Bustinduy...digo yo ¿No?. ¿Es que no leen lo que firman? O peor aún ¿Creen que somos realmente imbéciles? De la izquierda cuqui a la izquierda cínica, justo lo que menos necesitamos en un contexto de régimen de guerra, de recortes por su economía de guerra, de genocidio contra el pueblo palestino.
Decía que no me molesta la incoherencia porque no hay incoherencia en Sumar, son diáfanos. Incluso cuando intentan mentir, se les nota. Lo que sí me molesta es la innecesaria asumición de que los demás somos imbéciles y que vamos a creer que durante semanas no pudieron leer la editorial de El País, las piezas en La Vanguardia, La Razón, el ABC y todos los medios que hablaron del acuerdo España-Ucrania. No está mal estar en contra de alguna medida del Consejo de Ministros e incluso admitir públicamente que se ha perdido en una postura contra el PSOE porque ellos son mayoría y sabemos cómo ejercen su mayoría.
El problema está cuando nos quieren vender que la política se hace sin ruido, sin denunciar las posturas del PSOE, o incluso diciéndonos que ellos no sabían lo que todos sabíamos, que 1000 millones de euros irían para Ucrania, para su gasto militar este año. O ¿Qué creían, que iban a financiar tiendas de alimentación en Timbuktú? Ya estuvo bien.
La izquierda que necesitamos ha de ser pacifista, sí. Pero incluso podría uno pensar que la guerra es necesaria, que está bien, que hay que elegir entre guerra o más guerra. Es válido aunque sea suicida. Pero es válido. El problema está cuando nos quieren vender gato por liebre. Cuando niegan que un recorte es un recorte, o que un aumento de partidas para armas es un aumento de partidas para armas, o que una guerra se puede acabar financiándola con más armas.
La izquierda pacifista es necesariamente honesta, honesta con quienes le votamos y creemos en esa paz como necesidad urgente. La izquierda pacifista es necesariamente valiente porque hay que ser valiente para enfrentarte a todos los poderes hoy en día. La izquierda pacifista es necesariamente antimilitarista, porque es una obviedad que a la guerra no se la vence con militarización. La izquierda pacifista es necesariamente alejada del régimen porque el régimen de guerra se ejemplifica en ese régimen del 78 donde ha entrado también SUMAR al aprobar junto con el PP, PSOE Y VOX suspender un tratado internacional. La izquierda pacifista es necesariamente republicana cuando vemos a Felipe VI abrazado al verde militar de Zelenski y al PSOE y Sumar abrazados al verde militar de los falsos verdes alemanes.
Necesitamos paz. Necesitamos izquierda. Y ambas necesidades no están hoy en el gobierno. Hasta mañana.
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