El abismo del olvido: lección imprescindible de memoria histórica en Novela gráfica
La lucha por la recuperación de la memoria histórica y democrática no solamente es una seña de identidad irrenunciable e inequívoca de la izquierda; es un deber ético y una deuda que como sociedad, en especial quienes nos reclamamos de una izquierda profundamente transformadora, revolucionaria incluso si se quiere, aún está pendiente de ser adecuadamente satisfecha. Junto a la acción política, desde la cultura contamos con una multiplicidad de medios, lenguajes y formatos para seguir desarrollando esa lucha de una más que probada eficacia, especialmente desde la pedagogía. El comic y la novela gráfica son dos medios claves en este sentido.
Por ello me parece muy pertinente recomendar este excelente trabajo, una novela gráfica cuyo título de entrada ya es toda una declaración de principios, El abismo del olvido, una historia real sucedida durante uno más de los centenares de miles de sangrientos episodios de la represión franquista perpetrados ya finalizada la guerra de 1936-1939.
El abismo del olvido narra por un lado la historia de los últimos días de José Celda Beneyto, republicano español fusilado el 14 de septiembre de 1940 junto a otras 11 personas en la tapia trasera del cementerio de Paterna, Valencia y cuyo cadáver fue arrojado a la fosa nº 126 del cementerio de esta localidad, así como la de Leoncio Badía, maestro republicano que logró salvar la vida y que fue condenado a trabajar como sepulturero en ese camposanto. Por otro lado la lucha de Pepica Celda, hija de José, quien tras muchos años de esfuerzos, sinsabores e incomprensiones, casi 70 años después logrará siendo ya octogenaria, encontrar sus restos y darles un tratamiento digno. Parte fundamental del argumento y de todo el desarrollo de la trama se fundamenta en el papel de Leoncio, el sepulturero, quien aún a riesgo de su vida, había ayudado durante años en el más riguroso secreto a las familias de muchos represaliados para localizar donde se habían ocultado sus restos, enterrarlos dignamente y hasta en algunos casos esconder mensajes en los cadáveres de los asesinados para cuando llegase el día en el que alguien los encontrase.
Pepica Celda fue entrevistada en 2013 por el periodista autor del guion de esta novela gráfica, Rodrigo Terrasa, al ser la última persona a la que se concedió una subvención para la localización e identificación de víctimas de la guerra antes de que el corrupto Rajoy, en el colmo de la vergüenza y la infamia afirmara que no habría “ni un euro público más para las fosas de la guerra”. Impresionado por la cruda y desgarradora historia de Pepica y su padre, Rodrigo Terrasa planteó a Paco Roca llevar esta historia al comic. Hoy por fin la tenemos en nuestras manos.
En sus viñetas, las penurias de las víctimas y la lucha por la memoria quedan plasmadas de manera sumamente conmovedora, lo cual como decíamos al principio de este comentario, va más allá de ser una obra gráfica de indudable calidad, es también la expresión de un compromiso con la verdad histórica imprescindible para la generaciones más jóvenes que buscan comprender su pasado.
El relato es intenso, no solamente por lo dramático de la historia, sino por el estilo, el trazo y la impactante fuerza gráfica de las ilustraciones de Paco Roca, porque además aunque sus autores obviamente se posicionan, su punto de vista está lejos de resultar maniqueo, lo cual proporciona más veracidad todavía a la historia. Se deja ver que también se cometieron crímenes deplorables en el bando republicano y que aunque quizá fueran muy pocos, también hubo gente entre quienes apoyaron la sublevación que se dieron cuenta que lo que se estaba haciendo era una carnicería bárbara e inhumana, sin perjuicio de que el mensaje básico y fundamental de esta historia es la necesidad de conocer el dolor, el sacrificio, la lucha sorda e incomprendida durante generaciones de aquellas personas que perdieron a sus seres queridos asesinados por un ejército y un gobierno fascista, apoyado política, económica y militarmente por Hitler y Mussolini y a los que durante demasiados años, en especial a lo largo de todo el régimen del 78, se ha negado el recuerdo y la memoria digna de sus fallecidos.
El abismo del olvido ha sido publicado por Ediciones Astiberri, editado en tapa dura, en formato apaisado de 24 x 17 centímetros y 296 páginas a todo color. Acerca de los autores de El Abismo del Olvido, Rodrigo Terrasa (Valencia, 1978) es periodista, reportero de Papel, la revista de El Mundo y en 2021 publicó su primer libro, La ciudad de la euforia (Libros del KO), una crónica periodística sobre los años de la desmesurada corrupción en la Comunidad Valenciana gobernada por la derecha.
Paco Roca, (Valencia, 1969) es una conocida firma ya en el mundo del comic, aunque también se dedica a impartir charlas y talleres y a la ilustración en general. Sus cómics han sido galardonados dentro y fuera del estado español habiendo ganado el Premio Nacional del Cómic 2008, el Premio Goya del Academia de las artes y las ciencias cinematográficas de España al mejor guion adaptado por Arrugas en 2011, el Excellence Award de Japón, el Inkpot Award en la Comic-Con de San Diego en 2019 o el Eisner 2020 a la mejor obra extranjera. Paco Roca ha recibido también la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes 2021 del Ministerio de Cultura del gobierno de España y en mayo de 2023 le concedieron el Premio al Mérito Cultural Ciutat de València. Alguna de sus obras más conocidas son Arrugas, El invierno del dibujante, El tesoro del cisne negro, La Casa o Regreso al edén.