Nuestro Ahora

Gabino Palomares: "Nos hemos estado burlando de los indígenas en México durante cinco siglos. 'La maldición de Malinche' recoge esto"

En una entrevista realizada en el programa Nuestro Ahora charlamos con el cantor mexicano Gabino Palomares

“(…) Recuerdo, recordamos.
Ésta es nuestra manera de ayudar a que amanezca
sobre tantas conciencias mancilladas,
sobre un texto iracundo                                                                                                 
sobre una reja abierta,
sobre el rostro amparado tras la máscara.
Recuerdo, recordamos
hasta que la justicia se siente entre nosotros.”

Rosario Castellanos

‘Cien canciones de amor y patria’, se titula el libro de toda una vida de música y compromiso.

Digamos que han sido los dos grandes temas que se han llevado mi atención en la música.

Uno es la canción política, que tiene unas características especiales. Son canciones que hay que hacer para que se entiendan y levanten a la gente a la primera vez. Como diría Benedetti, se trataría de una literatura de emergencia. Esto, que en sentido peyorativo llaman “panfleto” los exquisitos del arte, Benedetti lo reivindica como literatura de emergencia. En los movimientos sociales, que es donde yo he estado la mayoría de mi tiempo, conviviendo con la lucha política y con la historia reciente de México y América Latina, se requieren canciones para el momento, sin pensar si esa canción tendrá o no futuro. Ha de tener presente. Tiene que apoyar. En el sentido de aquella frase, también del poeta uruguayo: “las canciones no hacen revoluciones, pero las revoluciones se hacen cantando”. Es lo que he intentado hacer durante cincuenta años. Cantar donde se está haciendo la revolución.

La otra parte correspondería a la canción amorosa. Es la canción que hago más tranquilo, en mi casa, alejado de aquella adrenalina permanente. Los cantantes sociales tenemos un compromiso con la política, pero también tenemos un compromiso con la estética, que decía Víctor Jara. Este tipo de canción no guarda ningún objetivo concreto fuera del puro goce estético.

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Quise compilar esos dos tipos de canciones en este libro, que presentamos con mis amigos Paco Ignacio Taibo II y Elena Poniatowska, y que prologó en décimas el cantante Óscar Chávez. 

¿Cómo te late tu patria mexicana en esta coyuntura histórica? ¿Qué balance harías de los últimos años, con AMLO como presidente? ¿Qué cambió y qué falta?

Creo que el momento más importante de la historia reciente de México ha sido el triunfo de Andrés Manuel López Obrador en 2018. Es un acontecimiento que la mayoría de los militantes de izquierda no pensábamos que íbamos a ver. El partido único del poder, durante casi ochenta años, era dueño de toda la política en México, y de todo lo demás. Ellos decían quién ganaba o quién perdía. No en función de los resultados de las elecciones, sino en función de sus intereses.

Han sido seis años de mandato en los que Andrés Manuel se ha dedicado a quitarle los privilegios a la gran burguesía mexicana, que no pagaba impuestos, que se quedaba con todos los contratos del Gobierno, que hacía lo que le daba su gana. Resulta que aquello que decía Andrés Manuel, que si se corregía un poco ese robo al país, iba a alcanzar, no iba mal encaminado. Si se pone freno a la corrupción, hay para hacer grandes obras, hay para darle apoyos a la gente del pueblo, sin necesidad de pedir dinero al extranjero.

Lo que sigue es la consolidación. Claudia Sheinbaum, que es la continuadora los próximos seis años, tiene una gran experiencia, una gran formación política. Es una mujer muy preparada y muy seria. Soy testigo de su honestidad a toda prueba, porque trabajé junto a Paco Ignacio Taibo en el proyecto de cultura para ella. Sé cómo trabaja y es una mujer incorruptible. Debe haber continuidad, porque en seis años no se puede corregir todo el daño y el desastre que hicieron del país. Todas las leyes y formas de gobierno venían siendo en contra del pueblo. Andrés Manuel demostró que repartiendo la riqueza, rompiendo esas estadísticas atroces de pobreza extrema y eliminando la corrupción, se puede alcanzar. Hay que seguir por ahí.

¿Sigue acechando ‘La maldición de Malinche’? ¿Hay remedio para la maldición o pesará siempre sobre los pueblos que han sido saqueados? ¿Toma nuevas formas esa maldición en los últimos tiempos, o son las mismas?

Es una canción que fue escrita en 1972. Tiene 52 años. La escribí porque mi padre era un indio otomí, que hablaba su idioma otomí. A mí me estaba enseñando este idioma y de pronto dejó de hablarlo. Yo le pregunté por qué y me dijo una frase cortita, que encierra toda la historia de los indígenas en México. Me dijo: “no hablo porque se burlan”. Nos hemos estado burlando de los indígenas en México durante cinco siglos. ‘La maldición de Malinche’ recoge esto. No habla siquiera de la conquista. Hace una historia que tiene que ver con la conquista, por supuesto, pero aterriza siendo una canción que no va dirigida contra los españoles ni los gringos sino contra ciertos mexicanos racistas que se congratulan de ser racistas.

Me parece que una de las cosas más importantes que sacó el gobierno de Andrés es el asunto de ‘la revolución de las consciencias’. El avance material, económico, de un pueblo no tiene sentido si no hay un avance espiritual, un avance de la consciencia de ese pueblo. La consciencia tiene muchos bemoles, muchas cosas que tenemos que atender. El racismo es una de ellas. Ese cáncer de la sociedad mexicana. La canción habla de eso. Lamentablemente sigue vigente. El racismo es algo que está hiriendo permanentemente al indígena mexicano, de manera más o menos sutil.

Es una canción que, sin que yo me lo propusiera, tocando estos puntos del racismo, se ha identificado con toda América Latina. Ya no es mía. Ya es de América Latina. Tenemos una historia común. Y tenemos un presente común, con sus lacras comunes indignantes.

Gabino Palomares interpreta "La maldición de Malinche" en versión acústica, en inclusiva para Canal Red:

Preguntas de la periodista mexicana Sasi Alejandre: ¿Cómo se ve la canción protesta en este siglo, en esta nueva etapa histórica en la que estamos viviendo? ¿Cómo se debe articular esa canción en el siglo XXI? ¿Cuál es el lenguaje con el que se le debe hablar a los jóvenes de ahora, para movilizarlos, para incentivarlos a la lucha? ¿Cómo hacemos para hacer comprender la dialéctica entre las luchas del pasado y sus metodologías con las del presente y el futuro? ¿Cómo encaja la canción protesta dentro de la labor de continuar la revolución que tiene la Cuarta Transformación mexicana?

Los artistas hacemos arte a partir del momento histórico que nos tocó vivir. Representamos toda una forma de hacer y de decir cultural. Yo vengo de una generación en que cantamos, hicimos arte, con lo que teníamos a la mano. Los cambios generacionales culturales se hacen cada vez con mayor rapidez. Antes se necesitaban años. Ahora son meses. Yo sigo cantando particularmente como sé cantar. Tengo un público que es de mi generación, pero también un público de jóvenes que les gusta este tipo de canción, esta forma estética de manifestar el descontento, las propuestas, los sueños, las ilusiones de la gente. Hay jóvenes que se identifican con nosotros, pero muchos otros jóvenes no. Porque ellos están haciendo estéticamente lo que su tiempo les da. Si me preguntas qué está pasando con la canción política, yo te diré que la trova ya no está siendo la punta de lanza de la canción política. Mi generación de trova hicimos política. La siguiente generación se fue alejando de lo conscientemente político, se fue concentrando más en los bares, en los círculos literarios, pero ya no hubo una vinculación con los movimientos sociales. Uno o dos de esta siguiente generación sí, pero la mayoría se fue por la cuestión más puramente estética, se fue olvidando paulatinamente de la política. Yo diría que quien más genuinamente está haciendo la canción política en este momento son los raperos y las raperas. Los raperos escogieron un modo de expresión que te da una gran posibilidad para opinar. Toda la canción en el rap gira en torno a eso. Te brinda una posibilidad de decir cosas maravillosas. Aunque también a veces se dicen tonterías. El mayor negocio del rap dice normalmente tonterías. Pero hay un sector del rap que está haciendo obras políticas mucho más fuertes que la trova, y se atreve a decir cosas que nosotros nunca decíamos. Están haciendo una canción que va directamente a una crítica del capitalismo muy radical. Tengo contacto con varios raperos. Son mis cuates. La mayoría no son famosos. Son gente que está haciendo rap en los barrios, en los mítines… No han logrado muchos aún sobrepasar ese nivel, pero yo creo que lo van a hacer. Nosotros también nos desarrollamos así en su día. Los raperos están haciendo un papel histórico muy importante.

La canción social y política no va a cambiar. Puede cambiar estéticamente, pero lo que tiene que decir desgraciadamente, como ‘La maldición de Malinche’, sigue siendo en el fondo lo mismo. La crítica seguirá por muchos años.

Una voz fundamental en el ámbito de la música para Gabino Palomares.

Yo tuve y tengo contacto con los cantantes de mi generación. Luis Eduardo Aute, Serrat, Víctor Manuel, Ana Belén… Pero un cantante que para mí fue fundamental es Paco Ibáñez. Él me adentró en toda esa generación de poetas de la Guerra Civil española, de los que hay que aprender mucho todavía. Esa poesía y las canciones de Paco me marcaron. Hay todavía mucha tela que cortar de estos poetas.


Puedes ver el programa completo aquí: