‘Johnny cogió su fusil’: 50 años de un sentido grito contra la guerra
Este próximo 31 de octubre se cumplen 50 años del estreno en España —en Estados Unidos y otros países se había estrenado dos años antes, en 1971, pero la censura franquista frustró hasta tres intentos de estreno por parte de las diferentes distribuidoras que adquirieron los derechos de exhibición de la cinta— de una de las más desgarradas y estremecedoras películas que se hayan hecho nunca contra la guerra: ‘Johnny cogió su fusil’, adaptación cinematográfica de la novela del mismo título de Dalton Trumbo publicada en 1939 justo antes del inicio de otra sangrienta guerra, que fue además el director del film.
No deja de resultar significativo que llegase a las pantallas de cine españolas justo cuando todo el planeta estaba pendiente de la Guerra del Yom Kippur entre Israel y los países árabes de oriente medio, y que la efeméride cumpla 50 años justo cuando volvemos a encontrarnos sobrecogidos e indignados ante el genocidio planificado que el estado sionista está perpetrando una vez más contra el pueblo palestino. Por ello entiendo que tiene sentido reivindicarla y recomendar su visionado.
‘Johnny cogió su fusil’ relata la terrorífica experiencia de Joe Bonham, soldado combatiente en la I Guerra Mundial que prácticamente en los últimos días de las operaciones militares resulta gravemente herido en un ataque enemigo por un proyectil de artillería y queda sin piernas, brazos, ojos, oídos, boca ni nariz. Queda en estado prácticamente vegetativo y manteniéndose en el más oscuro anonimato para el mundo en general. Los enfermeros del hospital que le acoge ni siquiera saben su nombre y Joe, cuya mente sin embargo todavía funciona normalmente y es capaz de comprender el espantoso estado en el que se encuentra, es consciente de que no puede hacer nada excepto volver lentamente a su propia mente. Sus recuerdos comenzarán a mezclarse con la fantasía hasta un punto en el que ya no estará seguro de lo que es real y lo que no lo es.
A partir de esa situación se construye un relato que tanto en el fondo como en la forma es muy rompedor, cuya trama se basa en los pensamientos de Joe, que oscilan entre su vida real como niño y su vida adulta antes de alistarse, fantasías sobre su novia, episodios de la convivencia con sus padres y sus conversaciones, tan oníricas como profundas, con Jesucristo. Paralelamente, el personal del hospital permanece indiferente ante la difícil situación de Joe a excepción de una nueva enfermera asignada para cuidarle y que intenta comunicarse usando sus dedos para deletrear su nombre en el pecho desnudo de Joe, que entiende y responde.
La película se dota de un lenguaje, de unas imágenes con frecuencia surrealistas y unos símbolos que la emparentan tanto con Jean Cocteau en la escena de la persecución de la novia de Joe entre las columnas de un templo griego o como cuando se encuentra frente a una montaña de basura, como con Federico Fellini, en especial en la escena de la fiesta de carnaval con sus padres. Resulta muy efectivo el contraste entre las escenas situadas en el entorno hospitalario rodadas en blanco y negro y las imágenes en color que narran la vida anterior de Joe y sus ensoñaciones. La partitura musical de Jerry Fielding también contribuye a proporcionar el ambiente adecuado al ritmo de narración de la historia.
Pero según la biografía del cineasta aragonés escrita por John Baxter, cuando Trumbo le ofreció la dirección de este largometraje Buñuel bebía con exceso, padecía frecuentes cambios de humor y llegado un momento, perdió el interés por ponerse detrás de la cámara en este proyecto
En este sentido, es relevante recordar que cuando Dalton Trumbo escribió el guión de la película adaptando su propia novela, no tenía intención de dirigirla; su primera y casi única opción como director era Luis Buñuel, con quien llegó a reunirse en varias ocasiones habida cuenta de que a Buñuel en un primer momento le interesó el proyecto. Pero según la biografía del cineasta aragonés escrita por John Baxter, cuando Trumbo le ofreció la dirección de este largometraje Buñuel bebía con exceso, padecía frecuentes cambios de humor y llegado un momento, perdió el interés por ponerse detrás de la cámara en este proyecto. Si le hubiera llegado esta idea en un periodo de sobriedad, creo que cabe imaginar que hubiera hecho un gran trabajo con el material que se le proponía.
Tal vez no sea necesario, pero creo que merece la pena para poner en contexto detenerse en algunos datos biográficos de Dalton Trumbo. Escritor, guionista y director de claro compromiso y posicionamiento progresista en la América de la primera mitad del siglo XX, miembro del Partido Comunista de los Estados Unidos, fue uno de los Diez de Hollywood víctima de la Caza de Brujas emprendida por el ultraderechista senador Joe McCarthy que le costó 11 meses de cárcel por negarse a colaborar con el Comité de Actividades Antiamericanas y varios años de exilio en México. Ello no le impidió sin embargo seguir desarrollando una exitosa carrera en el cine como guionista bajo seudónimo en películas como Espartaco, otra cinta cargada de significado revolucionario, El Bravo o Vacaciones en Roma, por las que consiguió un Oscar de Hollywood al mejor guion.
En cuanto al reparto, el papel de Joe Bonham fue encarnado por un actor prácticamente desconocido, Timothy Bottoms, mientras que Donald Sutherland interpretó a Jesucristo, Jason Robards a su padre, Diane Varsi aparece como la enfermera que logra comunicarse con Joe y Kathy Fields como Kareen, su novia.
‘Johnny cogió su fusil’ es hoy un clásico del cine antibelicista, pero en el momento de su estreno estuvo muy lejos de ser un éxito de taquilla y la crítica fue en algunos medios extremadamente dura. Pasados los años fue vista con otros ojos, especialmente gracias a la implícita reivindicación que de su mensaje antibélico hizo uno de los grupos más grandes del mundo del Heavy Metal: Metallica, quienes para su cuarto álbum de estudio de 1988 ‘… And Justice For All’ grabaron una intensa y emotiva canción titulada “One” basada en la película de Trumbo en cuya letra literalmente decían: “No puedo recordar nada / No puedo decir si es verdad o un sueño / En el fondo siento que quiero gritar / Este terrible silencio me paraliza / Ahora que la guerra ha terminado conmigo / Me estoy despertando y ahora puedo ver / Que no queda mucho de mí / Nada es real ahora excepto el dolor / No puedo vivir / No puedo morir / Atrapado en mí mismo / Mi cuerpo es mi propia celda”.