La ley no escrita de Extremoduro, "La Ley Innata"
Desde la portada de este disco todo es absolutamente legendario. Nos encontramos una cita atribuida a Cicerón en la que se nos explica la existencia de una ley innata, no escrita, de la que todos somos partícipes al conseguirla de la propia naturaleza. Es sin más el derecho que tenemos las personas de protegernos del dolor a través de la razón.
Este el contexto del que parte “La Ley Innata” de Extremoduro, una gigantesca oda al desamor. Su protagonista intenta huir y a la vez protegerse del amor perdido y la frustración tan grande que eso conlleva. Más o menos es el camino que todos buscamos a lo largo de nuestra vida. El deseo incesante de protegernos del dolor que nos producen las heridas de la vida. Esas heridas que marcarán el devenir de tu existencia tanto para bien como para mal. El camino hacia esa sanación es el que te muestra esta obra maestra de los extremeños hecha música. Nos encontramos ante el cenit de su carrera, ante un disco tan colosal que termina hasta por superarlos. Una de las mayores obras maestras de la historia del rock de nuestro país. El álbum que no tiene adjetivos porque simplemente ninguno le hace justicia.
Musicalmente esta maravilla se nos presenta como un todo unitario. Aquí no hay canciones sueltas. Es una sola canción dividida en movimientos que hacen que la continuidad sea absoluta y no se corte en lo más mínimo la narración de los hechos que nos quieren mostrar Robe Iniesta y Uoho.
Debemos echar la vista atrás en la discografía de Extremoduro para ver que no era la primera vez que utilizaba este método compositivo en la creación de un álbum. Como decimos lo encontramos en “Pedrá”, estamos pues ante una nueva ópera rock del grupo. Una ópera muy peculiar ya que todo está creado para que tenga un principio y un fin pero conectados de forma circular, para que suene de manera infinita. El álbum contiene un estribillo que se repite de manera permanente siendo el eje principal por el que pivotan los demás pasajes de la obra.
La obra al ser circular, una especie de espiral infinita refleja de forma literal el estado de ánimo del rapsoda. Su dolor, su búsqueda desesperada de la libertad de sus sentimientos, se torna en una especie de maldición de Sísifo que nunca acaba. La piedra se lanza y vuelve a caer en el mismo sitio… sencillamente magistral.
Es curioso comprobar como se relacionan las partes del álbum entre sí. Por un lado de manera contnúa comenzando por “Dulce Introducción al Caos” y terminando con “Coda”, y a su vez se relacionan por pares entre ellas. Relación circular y enfrentada por otro lado. Complejidad solo al alcance de unos genios como ellos.
Comenzar un álbum con “Dulce Introducción al Caos” es entrar directamente en el jardín del Edén. Un arpegio de guitarra se erige en el Cicerone perfecto para vagar y dejarse ir por la borrachera sónica que te espera. Versos como “La canción de que el tiempo se atrasara donde nunca pasó nada”, te puede hacer una idea del nivel letristico al que nos encontramos. Extremoduro llega en “La Ley Innata” a unos niveles de poesía que rivalizan sin pestañear con la propia música propuesta. Un álbum que sin música sería igual de legendario.
El lamento de Robe Iniesta comienza su épico camino hacia el infierno de Dante, con parsimonia, pero sin pausa. A medida que va avanzando, su gesto se va torciendo, y su ira va in crescendo. “Volar”, “Volar”, el amor perdido que se fue y que nunca volverá. Es hora de buscar la cura ante tanta tristeza y abandono. El protagonista adquiere conciencia de lo que está pasando, de que es el momento de hacer algo, y dejar de abandonarse a su suerte.
Llegamos a la siguiente parada del álbum. Se abre el telón y aparece “Primer Movimiento: El Sueño”. El mundo de lo onírico se apodera de nuestro héroe de los sentimientos. Nos encontramos en una zona difusa, donde lo irreal es el dueño de todo. La búsqueda de la razón se torna aquí angustiosa. Poco a poco el protagonista atisba la realidad, y su deseo de destruir todo el mundo fantasioso y sin vida en el que se encontraba. Ese mundo en el que no pasa nada. Nos encontramos una lucha sin cuartel entre el sueño y la realidad. Dicha lucha se ve claramente plasmada a nivel musical, un comienzo más calmado en donde el sueño prevalece, “La vida es roja si te vas”, aquí nos dan una pista de otra canción que en un futuro se hizo grande, “Si Te Vas”. Magistral este Gabinete de las Curiosidades donde en cualquier recoveco se encuentra un guion, una sorpresa, un deseo. La parte de la realidad asoma a continuación desembocando en el tema principal de “La Ley Innata” guitarra y voz se funden para crear una letanía que se repetirá a lo largo del disco.
Poco a poco nuestro protagonista va escalando para salir a la superficie, y enfrentarse con los fantasmas que están fuera. Llegamos a “Segundo Movimiento: Lo de Fuera”.
Nuestro protagonista quiere calmar su malestar interior, su frustración cambiando lo de fuera, cambiando la sociedad. Una especie de proyección que busca poner una cortina de humo a nuestros problemas personales y volcarnos en cualquier aspecto exterior que nos haga olvidar aunque sea por un momento lo que nos atenaza a nivel interior.
La tristeza, la melancolía, vuelven a aflorar mientras vemos a nuestro amigo azorado con idea de sentirse preso en un mundo que ha dejado de comprender. La música nos lleva hasta el desenlace final en el que Robe nos explica que ya es hora de salir de la ensoñación y enfrentarse a la cruda realidad del desamor, a su soledad e incomprensión. La tensión entre sueño y realidad se ha disipado y nuestro relator se vuelve más fuerte. Este río sin fin desemboca en “Tercer Movimiento: Lo de Dentro”. La parte menos compleja del álbum por decir algo. Un corte más directo, más clásico. Extremoduro se da un respiro y pone un piloto automático necesario ante el carrusel de emociones al que nos han sometido previamente. De manera absoluta nuestro héroe se desengaña del todo. Su ira es total y ya se ha dejado de tonterías. Es hora de retomar la vida o irse a la mierda definitivamente. Tú decides.
“Lo de Dentro” es un examen a conciencia del estado de ánimo del protagonista y como está asimilando todo lo vivido anteriormente. Sacar las tripas afuera y recomponerse lo mejor que uno sepa. Aunque por desgracia parece que no lo consigue “caminito de la locura”. Su periplo tiene que toparse con lo peor: la cruda realidad.
Llegamos al desenlace de la historia, sin contar “Coda”. “Cuarto Movimiento: La Realidad”. Para nuestro particular poeta llega el momento de la calma. Tras la tormenta, tras el dolor, llega asumirlo todo, llega la comprensión. Llegamos a un oasis en donde le sirve para poder relajarse y hacer repaso de todo lo acontecido. Es hora de valorar los pros y los contras de esta tragedia griega.
Es hora de abandonar el amor, y darse cuenta de que ese ha sido el principal error: dejarse amordazar emocionalmente por esa lluvia de emociones que lo único que han hecho es destrozarlo por dentro.
Tras maltratarse durante todo el álbum, el protagonista ve la luz de alguna manera y llega a perdonarse, llega a comprenderse. Es hora de emprender un nuevo camino. Esta nueva realidad se denomina “Coda Flamenca: Otra Realidad”.
Ha cambiado todo. La catarsis se ha consumado. Es hora de emprender nuevos caminos. Así lo refleja a modo de cierre “La Ley Innata”. Este flamenqueo maravilloso nos indica el renacer, el Fénix alza el vuelo para emprender una nueva vida. El álbum muestra como después de un desamor todo no está perdido, que hay vida, que podemos seguir, que debemos perdonarnos por pensar y sentir que eso era lo único que teníamos.
Me ha sido muy difícil escribir estas letras. Describir lo que uno siente al escuchar esta obra es muy complicado. He elegido contar el disco como una historia, ahondando más es su aspecto poético que musical. No sé si he acertado, pero al menos lo he intentado.
Una obra maestra sin parangón en nuestro país. Un álbum inmortal que llevó a Extremoduro al reconocimiento final que se merecían. A los genios solo hay que descubrirlos ya que siempre han estado ahí.