La Transición Española en los libros de texto: Una versión incompleta
En el ámbito de la educación, la historia desempeña un papel fundamental en la construcción de la identidad nacional y la comprensión de los acontecimientos que han moldeado el presente de un país. Sin embargo, una reciente investigación llevada a cabo por el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales ha puesto de manifiesto una preocupante discrepancia entre lo que se enseña en los libros de texto de historia en España y la complejidad de la realidad histórica, especialmente en lo que respecta a la Transición española.
Bajo la dirección de los destacados docentes Andrea Tappi y Javier Tébar, ambos del Centre d'Estudis Històrics Internacionals de la Universitat de Barcelona (UB), se ha llevado a cabo un exhaustivo análisis de los contenidos presentes en los libros de texto de historia utilizados en las escuelas españolas. Lo que ha arrojado esta investigación es un panorama desalentador: una visión desactualizada y simplificada de la Transición, que deja de lado importantes acontecimientos y actores sociales que desempeñaron un papel determinante en aquellos años de cambio.
Según Tappi, la manera en que se enseña la Transición en los libros de texto, como un pacto ejemplar logrado sin violencia y de manera casi exclusiva por parte de las instituciones y la extrema derecha, no contribuye a una comprensión plena por parte de los ciudadanos. Esta simplificación del proceso deja de lado el papel fundamental que jugaron las masas populares, las luchas vecinales, las huelgas y las reivindicaciones de presos y mujeres durante aquellos años turbulentos.
El enfoque institucional predominante en los manuales de historia relega cualquier protagonismo de la sociedad civil en la Transición. Esta omisión resulta especialmente preocupante dado que, como señala Tébar, el tema sigue siendo objeto de debate político en la actualidad. Los manuales, lejos de reflejar los avances historiográficos en este campo, continúan transmitiendo un relato simplificado y edulcorado de la Transición, perpetuando la imagen de un proceso ejemplar y pacífico.
Uno de los problemas identificados es la falta de actualización y diversidad en los recursos gráficos utilizados en los libros de texto. En una era dominada por las imágenes, estos manuales adolecen de una variedad y riqueza visual adecuada. Además, se han detectado errores significativos en la representación de ciertos eventos históricos, lo que contribuye aún más a distorsionar la comprensión de la historia reciente de España.
La falta de atención a aspectos cruciales de la Transición, como el papel de las mujeres, la lucha LGTBI, las reivindicaciones de presos y las luchas vecinales, refleja una narrativa incompleta e insatisfactoria. Como señala Tébar, es necesario revisar y enriquecer el contenido de los manuales de historia para reflejar la complejidad y diversidad de experiencias que caracterizaron aquellos años de cambio en España.
Para abordar esta brecha entre lo que se enseña en las aulas y la realidad histórica, Tappi y Tébar proponen una mayor incorporación de herramientas y enfoques historiográficos en la enseñanza de la historia. Esto implicaría no solo transmitir conocimientos, sino también fomentar el pensamiento crítico y la comprensión de la historia como un proceso complejo y en constante evolución.
En última instancia, la enseñanza de la historia en las escuelas debe aspirar a formar ciudadanos informados y críticos, capaces de comprender y analizar el pasado en toda su complejidad. Solo así se podrá construir una memoria colectiva más completa y reflexiva, capaz de arrojar luz sobre los desafíos y las oportunidades del presente. La Transición española, como parte integral de la historia nacional, merece ser abordada con la profundidad y el rigor que se merece, para que las generaciones futuras puedan comprender verdaderamente su legado y su impacto en el presente y el futuro del país.