Paula Foncea: "Es impensable que haya una democracia sana cuando los medios de comunicación están en manos de dos o tres conglomerados"
“Hay una fisura en todo. Así es como entra la luz”, decía Leonard Cohen.
Arrancamos con esta frase eterna del maestro canadiense un nuevo espacio intempestivo, paralelo y complementario a ‘Nuestro Ahora’, nuestro rincón habitual de encuentro musical de Diario Red, para dar cabida también a otras formas de expresión artística y cultural que nos apasionan, como son el cine, las series, el teatro, la literatura, etc.
Nos estrenamos, como no podía ser de otro modo, desde la ‘Matriz’. Así se titula la comedia dramática de seis capítulos que traemos hoy, y que ya podéis encontrar completa en la plataforma Filmin. Conversamos con su directora, guionista y actriz protagonista, Paula Foncea.
SINOPSIS:
Paula (Paula Foncea) vuelve a Madrid para rodar un papel protagonista en una gran película dejando unas semanas la obra en la que trabaja en Londres. El reencuentro con su familia elegida y con Madrid, unido a un escándalo destapado por su amiga Marina (Farah Hamed), reconocida periodista política, trastocan por completo sus planes.
Asistimos a la cotidianidad de seis protagonistas pertenecientes a las generaciones X y Millennial que se enfrentarán a problemáticas comunes como la especulación inmobiliaria, la falta de libertad de prensa, la precarización o la gestión de la salud mental.
¿Cómo y cuándo nace la idea de esta serie, en qué contexto, en base a qué preguntas?
PAULA: En un comienzo surge de una manera muy inocente. Un poco por las ganas de hacerle una serie a un Madrid que a mí me dio la vida, la verdad. Yo me crié en una pequeña provincia y tenía muchas ganas, desde que era adolescente, de vivir aquí, estudiar arte dramático, tener un núcleo cultural un poquito más amplio y también con más visibilidad queer. Tenía ganas de hacerle un regalo a esta ciudad, que no deja de ser un regalo para una misma en el fondo.
Quiero señalar que no soy una ingenua. Sé que hay Madrides inhabitables dentro de este Madrid. Pero la serie tiene una intención de buen sabor de boca. ‘Feel good movie’, que le llaman. En cuanto a mostrar la posibilidad del común, mostrar a un grupo de personas que sumando juntas consigue llevar adelante una carrera contra los obstáculos.
Esa fue la principal motivación. Luego, una vez te pones a trabajar, te van surgiendo más cuestiones. Empiezas con el tratamiento, el mapa de tramas y demás… Al final a mí me ha interesado mucho la idea de contar una auto-ficción, muy ficcionada en muchos aspectos, desde un lugar de entretenimiento, pero un entretenimiento para todas, todes y todos, en toda la diversidad de la población. Inevitablemente, en 149 minutos, que son los seis capítulos que dura la serie, te quedas corta, porque es imposible reflejar todas las vidas que hay en el mundo, todos los Madrid que hay en Madrid.
Es la serie que a mí me gustaría ver para entretenerme, pero con ciertos mensajes de fondo en los que me vea reflejada.
¿Cuándo decidiste que querías dedicarte al cine y con qué resistencia te has encontrado por el camino?
PAULA: Es complicado, muy cansado. No lo intenten en sus casas… Es broma. A los trece años empecé a ir al teatro Breton de Logroño, al que le estaré eternamente agradecida, y me di cuenta de que quería ser actriz. Supe que tras terminar el bachiller y el conservatorio de piano, me quería marchar a Madrid para dedicarme a ser actriz.
Después de unos años trabajando ya como actriz, al cabo del tiempo, un poco por azar y otro poco gracias a mi amiga Olalla, empezamos a hacer cortometrajes express para festivales que hay en España y en Europa, cuyo requisito es que en sesenta horas tienes que realizar un corto. Empezamos a rodar de una forma muy natural, y a mí me empezó a picar más de la cuenta. Así rodé mi primer cortometraje, ‘Hume’, en base a un texto de la dramaturga Denise Despeyroux.
Luego estuve de ayudante de dirección en el Teatro Español, precisamente con Denise, y dirigí también una obra de Lupe Gehrembeck, ‘Atrapen a Minnie’, un texto fantástico que habla sobre la migración en clave de comedia.
Y en consecuencia de todo eso, llegó ‘Matriz’.
Era un rodaje programado para la primavera de 2020. Aquel año. Suerte, amiga. Acabamos rodando en el transcurso del verano. Yo la verdad es que no toqué ninguna puerta. Directamente quería rodar. Rodamos vía product placement. Fue la única manera que tuvimos de levantarlo. Es una serie underground, con unos recursos que nada tienen que ver con series de muchos millones. Tienes la libertad creativa, por un lado, pero por otro no puedes hacer el guion técnico que te gustaría. Aún así, creo que merece la pena.
La serie está rodada prácticamente toda a cámara en mano, a base de planos secuencia, y con muy bajo presupuesto en comparación a la mayoría de producciones, como dices. ¿Crees que este presupuesto ha condicionado mucho el resultado final de la serie?
PAULA: En lo técnico igual sí, pero en la esencia no. No quiero presumir de que nuestra serie es la mejor, ni mucho menos. Tiene cosas mejorables, como todas, pero creo que merece mucho la pena verla. Hay que verla con cariño, teniendo en cuenta sus limitaciones, pero hay un gran esfuerzo detrás, puesto por todo el equipo. Para los recursos que hemos tenido, con todo el curro de producción que me he pegado con la sola ayuda de Nieves Blanco, creo que es una pasada lo que ha quedado.
Veo la serie como un sobrevuelo liviano de pájaro por una ciudad, que se cuela por un lapso breve de tiempo en la vida de unos personajes, sin juzgarlos demasiado ni querer resolver sus problemáticas. Los encuentra, los observa sin ser visto y los vuelve a dejar. Me ha llevado en algunos momentos a la última novela que he leído de Belén Gopegui, ‘Existiríamos el mar’. ¿Cuáles dirías que han sido tus principales referentes cineastas o literarios a la hora de crear esta serie?
PAULA: Fíjate que hay mucho de referente para esta serie en la música, en lo etéreo de algunas canciones. Cuando estaba en la etapa de desarrollo, me hice una lista para escuchar por la calle de músicas que podían ir en la serie, o que finalmente no por diferentes motivos, pero que sí podían inspirar momentos de la serie. Creando el tratamiento, ese gran resumen de toda la serie, que es lo primero que hace un guionista, a veces utilizaba la música para que me llevara a algún lugar. En este sentido, como la serie tiene así una cosa como muy eléctrica, frenética, me ponía por ejemplo electro funk, disco… Pero también en otros momentos un poco de jazz, a veces música clásica, romántica del siglo XIX, swing, esas músicas que tienen su punto entre épico y de ganas de vivir.
A nivel audiovisual, me gusta mucho el cine libre. Me gustan mucho, por ejemplo, las primeras películas de Xavier Dolan, que ahora parece que ha dejado la profesión. Ese cine que tiene esta cosa como más de personaje que de temática. Eso me atrae mucho. La Nouvelle Vague en Francia, o el Free Cinema en Reino Unido. También amo el cine hiperrealista, del que últimamente se han venido haciendo maravillas en el estado español, como ‘Libertad’, ‘Estiu, 1983’, o más recientemente ‘20000 especies de abejas’. Un tipo de cine que te coloca directamente junto a esos personajes, que parece que estás respirando a su lado.
A pesar de las limitaciones económicas, la serie acumula premios y ha tenido un importante reconocimiento, seleccionada en más de veinte festivales nacionales e internacionales: Mejor Serie en el Festival Internacional de Cine Independiente de Madrid; finalista en Series Awards Lima; selección oficial en Lebanese Independent Film Festival o The Panama Series; cuatro nominaciones en la sección AMETS de Bilbao Seriesland, entre ellas Mejor Actriz, para su protagonista, y Mejor Serie; selección en el 35 Festival de Cine de Girona y Rio Series Fest… ¿Cómo consigue una productora humilde como la tuya, La Moderna, colar esta serie en tantos festivales? ¿Cómo es ese mundo de los festivales para alguien que no cuenta con un equipo grande detrás?
PAULA: Sin ser yo distribuidora, me puse a hacer distribución. Vas viendo festivales, vas viendo las convocatorias, vas pagando las tasas, en unos entras, en otros no. Ha estado muy bien, la verdad. Bastantes nominaciones en muchos festivales interesantes. A base de ir echando en una y en otra, con el presupuesto de tu propio bolsillo, vas haciendo la criba de dónde crees que puede encajar mejor, que haya un match entre la serie y el festival. A día de hoy, se mantiene además bastante bien en los rankings de Filmin. Y tenemos un pase en Filmoteca, en el Cine Doré, en su próxima edición, en el mes de marzo. En ese sentido estamos muy contentas.
Son muchas las temáticas sociopolíticas que se entrecruzan en esta serie. No vamos a tratarlas todas. Pero hay una que obviamente aquí nos toca de forma más especial, muy de cerca. Marina, una de las protagonistas, cansada de medios manipuladores que responden a intereses de poderes económicos varios y que le capan sus artículos de investigación para no enfadar a unos y a otros, decide montar un medio independiente, un diario. Me pareció muy hermoso que la primera serie que abordamos en este espacio tratara este tema tan espejo de lo que es Canal Red y Diario Red. ¿Cómo llegas o por dónde llega hasta ti esa cuestión de la falta de libertad de prensa, qué te despierta la necesidad de incluirlo?
PAULA: La de ser ciudadana. Es agotador. Es impensable que haya una democracia sana, o directamente una democracia real, cuando los medios de comunicación están en manos de dos o tres conglomerados y las personas propietarias tienen intereses en la banca, en armamento, etc. Me da la sensación de que hay gente de a pie, gente ajena al periodismo, a la información o la comunicación, que no se da cuenta. Cuando vas a una casa con una tele en la que se están viendo los canales generalistas, te das cuenta de que la propaganda es constante. Da igual que sea publicidad pura y dura, de productos, que programas de entretenimiento o desde luego las noticias. Es un bombardeo de sobreinformación claramente sesgada, con unos intereses detrás lamentables. No hay más que ver el tratamiento que le están dando por ejemplo a Palestina, en comparación con Ucrania, sin menospreciar ninguna guerra, por supuesto.
Los medios de comunicación te van a contar la versión que el señor del capital te quiera contar. Creo que habría que cambiar esto. Y creo que habría que cambiar la legislación y que si se demuestra que un señor periodista, de cuyo nombre nos acordamos perfectamente, aunque hay muchos, a sabiendas está emitiendo un bulo y diciendo barbaridades falsas que pueden ser desmentidas, demostradas falsas con intención por un juzgado, incluso años después, ese señor debe quedar inhabilitado o incluso tener pena de prisión. Es el timo de la estampita, pero a lo grande.
Acaba de salir la serie, pero estas cosas llevan sus procesos y ha transcurrido un tiempo ya desde que la rodaste hasta que la has publicado. Sin duda, uno de los personajes principales de la serie es la ciudad de Madrid, así como uno de sus mensajes más lindos es mostrar la bondad y el apoyo mutuo comunitario como principal arma frente a un sistema despiadado, cada vez menos humano. ¿Crees que el Madrid de hoy es diferente al Madrid de cuando rodaste la serie o ha cambiado? ¿Sigue quedando hueco para esa bondad y ese apoyo mutuo de tejidos humanos en una ciudad como esta?
PAULA: Creo que está muy parecido. En 2020 aquí se mataban ancianas, pero también había gente juntándose con sus amigas cuando se podía salir, celebrando la suerte de poder darse un abrazo. Lo veo bastante estancado en lo político. Mucho ruido mediático, pero tampoco cambian muchas cosas a nivel legislativo en Madrid, más allá de retroceder en derechos humanos. Creo que por un lado vamos a peor, porque hay una ola de fascismo mundial terrible, pero también creo que eso provocará que más gente tenga consciencia y que llegue un momento en que tenga menos miedo.
Hay una parte de Madrid que me resulta incómoda. Porque se respira un ambiente casposo, ese casposismo como de otra época. Hay chavales que tienen 25 años, que parece que tienen ya 120. Eso es un poco lamentable en esta ciudad, pero yo creo que hay esperanza. También Madrid acoge a mucha gente que no se siente tan cómoda en una ciudad pequeña, en un pueblo, gente que quizás ha sido señalada. Y se crea una comunidad. Somos muchas.
Te lanzo los nombres de algunos personajes de la serie y me los tienes que definir con una sola palabra: Marina / Efervescente - Jano / Dinámico - Carlota / Valiente - Gala / Señora - Paula / Luchadora
¿Cuál es el siguiente proyecto de Paula Foncea? ¿En qué estás trabajando ahora?
PAULA: Tengo un proyecto con Nieves Blanco, que es un thriller un poco turbio, una comedia negra, una serie estilo road movie. No puedo dar muchos detalles, porque estamos en desarrollo, en fase embrionaria, pero sería una pareja de mujeres atravesando la península con une niñe que no es suyo, tras presenciar una situación muy jodida. Por determinados motivos, tienen que huir y no saben cómo. Personas muy convencionales que de repente se ven envueltas en un lío.
Por otra parte, antes que esta serie, que es un proceso largo, el año que viene vamos a rodar un cortometraje que habla sobre el sistema del trabajo. El texto es de Nieves Blanco. Se cuenta una historia real. Siempre digo que es un texto para suicidarse, pero está guionizado como una comedia.
Puedes ver la entrevista completa por Canal Red aquí: