Premio nacional de Teatro para el Teatro del Barrio: ¿Se habrán equivocado?
Si se me permite una pequeña maldad y teniendo en cuenta - entiéndase la ironía - los gloriosos, históricos, alabados y nunca bien ponderados antecedentes del actual Ministerio de Cultura, aunque me alegre enormemente que un referente de la cultura y las artes escénicas alternativas y del arte entendido sobre todo como expresión genuinamente popular del arte que viene de la calle y de los barrios -de ahí su nombre- como el Teatro del Barrio haya obtenido el Premio Nacional de Teatro correspondiente a 2024, que concede anualmente el antedicho Ministerio y cuya dotación es de 30.000 euros, me asalta la siguiente duda: ¿les habrán metido un gol por la escuadra sin darse cuenta? ¿Habrá sido la concesión de este más que merecido galardón al Teatro del Barrio algo que se les haya colado entre otros muchos expedientes y que algún funcionario haya dejado pasar sin darse cuenta del auténtico significado que encierra la concesión de este premio?
Conociendo no obstante el hecho de que el otorgamiento de esta distinción es fruto de la decisión colegiada de un jurado cuya composición garantiza objetividad, me tranquiliza saber que en el texto que explica y argumenta los motivos de la proposición de este premio, se dice literalmente: “por su amplia y variada programación, su concepción de teatro como hogar y espacio de proximidad con el territorio en el que se integra y su apuesta por la descentralización, programando a artistas de todo el territorio nacional y fomentando la movilidad de sus producciones”. El jurado también pone el acento en lo importante de “su labor pedagógica en el ámbito de las artes escénicas y de democratización del saber a través de su escuela y del proyecto Universidad del Barrio”.
Nombres como los de Leo Bassi, Bob Pop, Juan Margallo - fundador del histórico grupo “El Gayo Vallecano” - , Alberto San Juan, José Sacristán, Aitana Sánchez-Gijón, José Sanchís Sinisterra, Pepe Viyuela o Pamela Palenciano, nombres todos ellos plenamente consagrados en la cultura actual, han pisado las tablas del Teatro del Barrio presentando muchas de sus mejores producciones
Es cierto. Reconstruir aquí la historia del Teatro del Barrio sería imposible por lo extenso y complejo de toda su trayectoria, pero entiendo que merece la pena detenerse como mínimo incidir en aquellos aspectos que lo caracterizan como un magnífico espacio de intercambio cultural, difusión de nuevas tendencias, alternativas y de concepción del arte como una herramienta yo no diría de participación popular, sino de auténtico poder popular, de empoderamiento a través de un discurso cultural inclusivo, crítico, abierto, desprejuiciado y comprometido con el anhelo de cambio y transformación que los sectores más dinámicos y avanzados de la sociedad protagonizan.
Al lado de esta vocación de ruptura y de reivindicación desde la cultura de unos valores políticos abiertamente progresistas, nombres como los de Leo Bassi, Bob Pop, Juan Margallo - fundador del histórico grupo “El Gayo Vallecano” - , Alberto San Juan, José Sacristán, Aitana Sánchez-Gijón, José Sanchís Sinisterra, Pepe Viyuela o Pamela Palenciano, nombres todos ellos plenamente consagrados en la cultura actual, han pisado las tablas del Teatro del Barrio presentando muchas de sus mejores producciones.
¿Cómo se articula desde un espacio como el Teatro del Barrio la satisfacción de esos anhelos? Pues, como se recoge también en la argumentación del jurado, acogiendo y fomentando dentro de las artes escénicas la innovación y el riesgo dentro de la creación en ese campo, convirtiéndose en una auténtica y sólida plataforma para dar voz, visibilidad y presencia a creadores de muy diversos perfiles y trayectorias, innovando además en la implementación de un modelo de gestión cooperativa que permite mantener esa estructura de acogida abierta y la apuesta por nuevos formatos, fomentando las propuestas basadas en la interdisciplinariedad y en un discurso que ayude a generar algo absolutamente fundamental en cualquier sociedad que aspire a vivir en una democracia que no se limite a un falso pluripartidismo y que no se limite a formalidades institucionales: masa crítica, pensamiento crítico, conciencia ciudadana y de clase, madurez democrática.
Todo nuestro apoyo en su lucha por seguir siendo un oasis de rebeldía y disidencia cultural en el decadente Madrid de procesiones, Malinches, corridas de toros y “cañitas” del ayusismo que todavía tenemos que soportar quienes vivimos en la capital del estado español
En los diez años de vida que el Teatro del Barrio cumplió en 2023, recogiendo el espíritu, tanto filosófico como material de la desaparecida Sala Triángulo ha construido una identidad propia y muy característica, lo cual le ha permitido seguir siendo a día de hoy un lugar de encuentro claro y referencial entre todos aquellos y aquellas que se sienten implicados e interesados en avanzar en la reivindicación de la cultura como herramienta de transformación social radical, si cabe incluso, revolucionaria. Quizá no esté de más recordar que en enero de 2014 la asamblea fundacional de Podemos se celebró precisamente en el Teatro del Barrio. Este hecho es lo que más me hacía dudar, como decía al principio, que la concesión de este premio hubiera sido posible merced a un lapsus o despiste de algún burócrata del actual Ministerio de Cultura.
Nada hay mejor para entender lo que el Teatro del Barrio representa en la vida cultural madrileña que repasar el calendario de sus más próximas actividades. Hasta el próximo 28 de noviembre tenemos en su cartelera entre otros espectáculos ‘Autoretrato de un joven capitalista español’, un interesantísimo monólogo de Alberto San Juan en el que habla sobre su vida desde su nacimiento en 1968, producción de El Terrat -productora de Andreu Buenafuente- los próximos días 23 y 24 de noviembre vuelve, tras su éxito en su anterior representación en el Auditorio Marcelino Camacho de una obra de teatro de un valor histórico y cultural de la categoría de ‘De Barro, Flores y Lucha’, una pieza documental excelente creada a través de la mirada testimonial de mujeres de diversas generaciones que construyeron literalmente con sus propias manos un barrio del significado histórico en Madrid como es y será siempre Vallecas, dirigida por un talento de la dirección escénica de la categoría de Mireia Salazar Campoy, y de la que ya hice en su día una semblanza en el diario online ‘La última hora’, precedente en gran medida de lo que hoy es Diario Red. Sin olvidar el espacio que desde el Teatro del Barrio se dedica espacio y tiempo a un ingrediente fundamental en nuestra vida como es el sentido del humor: el gran Ignatius Farray o los espectáculos ‘Mongolia Show’ o ‘El Gulag’ también forman parte destacada de la cartelera del Teatro del Barrio en los próximos meses.
Nuestras sinceras felicitaciones al Teatro del Barrio por este merecidísimo premio y todo nuestro apoyo en su lucha por seguir siendo un oasis de rebeldía y disidencia cultural en el decadente Madrid de procesiones, Malinches, corridas de toros y “cañitas” del ayusismo que todavía tenemos que soportar quienes vivimos en la capital del estado español.