Rory Gallagher: el guitarrista norirlandes que desafió la amenaza del ejército británico de ocupación

Este domingo 21 de julio se han cumplido exactamente 50 años de la puesta a la venta de ‘Irish’74’, un disco que tiene detrás una historia que más allá de su calidad musical, por supuesto innegable, un significado político y social que por desgracia nunca se ha puesto suficientemente en valor

Foto de Brian Cooke
Foto de Brian Cooke

El cantante, compositor y guitarrista de Donegal William Galagher, más conocido para todo el mundo del rock como Rory Gallagher siempre será recordado como un guitarrista de leyenda, que era el músico favorito y el que más inspiró a grandes nombres de nuestro rock como Rosendo o Boni de Barricada para dedicarse a la música. En julio de 1974 Rory Galllgher puso a la venta ‘Irish´74’, un álbum en directo histórico grabado bajo el punto de mira tanto de los fusiles de la policía y soldados británicos como de los de las milicias paramilitares unionistas.

Pongámonos en contexto: Desde comienzos del siglo XX existía un conflicto, más o menos intenso según las épocas en el Ulster, o como se conoce comúnmente, Irlanda del Norte, y el gobierno británico como consecuencia de la Guerra de Independencia de Irlanda de 1919-21, en virtud de cuyo tratado de paz Irlanda fue dividida por la Ley del Gobierno de Irlanda, que creó Irlanda del Norte, de mayoría católica, como un estado libre separado de la República de Irlanda pero sometido al Reino Unido de Gran Bretaña, con tropas británicas en su suelo.

A mediados de los años 60 se creó la Asociación por los derechos civiles de Irlanda del Norte (NICRA), la cual tenía como objetivos fundamentales el fin de la discriminación contra los católicos en asuntos tales como el derecho de voto, la vivienda, el acceso a la sanidad pública o el empleo. El 8 de octubre de 1968 la NICRA organizó una multitudinaria marcha por las calles de Derry en defensa de estas reivindicaciones, que fue violenta y brutalmente disuelta por las fuerzas de ocupación británicas. Este no fue sino el primero de muchos episodios posteriores de enfrentamientos violentos, como los de enero de 1969, cuando una marcha convocada por la organización de izquierda radical People´s Democracy también fue disuelta a tiros, la conocida como “Batalla de Bogside” y los disturbios de agosto del 69, donde se produjeron las primeras víctimas mortales en enfrentamientos armados y sobre todo en el tristemente célebre “Bloody Sunday” del 30 de enero de 1972, donde en una marcha organizada por la NICRA fuerzas del ejército británico provocaron una masacre disparando contra civiles irlandeses desarmados que se saldó con 14 muertos e infinidad de heridos de diversa consideración.

A partir de aquel trágico suceso toda Irlanda del Norte quedó en una suerte de estado de excepción no declarado, con una tensión social irrespirable por la constante presencia, siempre en actitud muy hostil contra la población católica, de efectivos policiales y militares británicos. En este clima de violencia e inseguridad, prácticamente todos los espectáculos públicos desaparecieron del Ulster, incluidos los conciertos de rock.

En ese momento Rory Gallagher disfrutaba de un prestigio y de una popularidad inmensas, no resultando exagerado afirmar que posiblemente se encontrase en el mejor momento de su carrera. Admirado y elogiado por músicos como Jimi Hendrix y Eric Clapton y habiendo logrado que sus álbumes ‘Deuce’ (1971) y ‘Tattoo’ (1973) lograsen un notable éxito a ambos lados del Atlántico, asimismo siempre se recordó su legendaria actuación al frente del grupo irlandés Taste en el histórico Festival de la Isla de Wight del verano de 1970.

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En enero de 1974 estaba prevista una breve gira de Rory Gallagher por Irlanda y el Ulster, aunque no pocos medios locales daban casi por seguro que estos conciertos, como otros muchísimos desde enero de 1972, se cancelarían. Pero no fue así. Aunque públicamente Rory Gallagher nunca se posicionó acerca del conflicto en Irlanda del Norte, en su círculo más íntimo era conocida su postura en contra de la ocupación británica y su deseo de que algún día todo el territorio irlandés quedara unificado.

Su decisión fue en todos los sentidos una decisión política que conmocionó al mundo del rock británico. El guitarrista no solamente decidió hacer los conciertos, sino que invitó al cineasta Tony Palmer a acompañarle en esta gira para filmar una película documental sobre los shows y alquiló una unidad móvil para grabar los conciertos y sacar un álbum en directo con los mejores fragmentos de aquellas actuaciones. Cuando esto se supo, Rory y su manager recibieron primero la recomendación de las autoridades británicas de que no hicieran los conciertos programados, “para evitar posibles incidentes de orden público”. Ante la negativa a cancelar los conciertos, la policía le advirtió de que tenía conocimiento de posibles actividades de los unionistas y que si seguía adelante con los conciertos, “no podría garantizarse su seguridad”. Y finalmente, Rory Gallagher recibió en su hotel anónimos con amenazas de muerte por parte de grupos extremistas protestantes que llegaron a advertirle de que le matarían en pleno stage si fuese necesario. El 1 de enero de 1974 víspera del concierto de Rory Gallagher en el Belfast Ulster Hall, el primer show de la gira, estallaron diez bombas en varios lugares de la ciudad. Su manager intentó persuadirle de seguir adelante con el concierto sobre todo cuando ese ese mismo día aparecieron en uno de los camiones que transportaba el equipo una pintada alusiva a que iban a disparar sobre él.

Gerry McAvoy, bajista de la banda de Rory Gallagher: “Aunque era de Donegan, a Rory le encantaba Belfast. Simplemente amaba la ciudad, como amaba todo el país”, continúa McAvoy. “Cada vez que subíamos al escenario después de 1971, eras consciente de que en el Ulster podía pasar cualquier cosa, como la explosión de la bomba en el club de Abercorn de 1972 que mató a dos personas e hirió a 130. La gente estaba harta de la violencia y quería poder disfrutar de la música. Rory lo sabía y nos dijo que bajo ningún pretexto cancelaría el concierto allí”.  

Y ante un recinto totalmente abarrotado, Rory Gallagher y su grupo salieron al escenario e hicieron una de las actuaciones más memorables de toda su carrera. La gente se volcó con el grupo y toda la atmósfera previa de tensión y violencia se tornó en un estallido de júbilo. El 3 de enero en el Dublin Carlton Cinema y el 4 de enero en el Cork City Hall se desarrollaron sin incidentes.   

Reseña del concierto publicada en la prensa local de Belfast, 4 de enero de 1974: “Nunca se había visto algo tan maravilloso, tan conmovedor, tan edificante y tan estimulante como cuando Gallagher y la banda subieron al escenario. Todo el lugar estalló, todos se pusieron de pie y vitorearon, gritaron, gritaron, levantaron los brazos y se abrazaron. Luego, todos al unísono levantaron los brazos en el aire y e hicieron el signo de la paz. Todo significó algo, mucho más que simplemente rock n' roll. Era algo mucho más grande. Significaba haber perdido el miedo”.