El año en que Egipto fue campeón… de Europa
Es en efecto un caso insólito, y además muy difícil que se vuelva a repetir: que un país luzca en su palmarés los títulos de campeón de dos continentes diferentes. De ello puede presumir un único país en toda la historia del baloncesto: Egipto. ¿Cómo ha sido posible? La explicación no es deportiva sino política.
Entre 1937 y 1953, la Selección africana participó en cuatro de las cinco primeras ediciones del Eurobasket y se proclamó campeón en una de ellas. Posteriormente reubicada por la FIBA en su zona geográfica natural, también fue varias veces campeona del Afrobasket. Es un caso insólito: el único país de la historia del baloncesto que se ha proclamado campeón de dos continentes
Es en efecto un caso insólito, y además muy difícil que se vuelva a repetir: que un país luzca en su palmarés los títulos de campeón de dos continentes diferentes. De ello puede presumir un único país en toda la historia del baloncesto: Egipto. ¿Cómo ha sido posible? La explicación no es deportiva sino política.
La Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) organizó su primer campeonato oficial de selecciones nacionales en 1935. Fue un Eurobasket, se celebró en Ginebra, la ciudad suiza en la que precisamente había instalado la FIBA su sede. Lo hizo como prueba piloto, con apenas doce meses de margen, para convencer cl Comité Olímpico Internacional de que incluyera el baloncesto en el programa oficial de los Juegos Olímpicos. Y así fue: el baloncesto tuvo por primera vez torneo olímpico en 1936 en Berlín, aunque sólo en categoría masculina.
El primer Eurobasket en el que participó Egipto fue el de 1937, la segunda edición. Se disputó en Riga (Letonia), participaron sólo ocho países y los egipcios acabaron en última posición, con cinco derrotas en otros tantos partidos a pesar de contar con un entrenador estadounidense
Europa se convirtió de este modo en el primer continente en vivir un campeonato continental. El resto tuvieron que esperar aún una cuantos años: Asia hasta 1960, América y Oceanía hasta 1980 y Africa hasta 1962. Pero en aquellos años que van desde finales de los 30 a inicios de los 60, el baloncesto era en Egipto un deporte de cierta relevancia, y especialmente El Cairo era la única ciudad africana con un mínimo de estructuras e instalaciones. Por ello la Federación Egipcia solicitó participar en el único campeonato en el que era posible, además, cercano a su situación geográfica. Y la FIBA se lo concedió, con el ánimo añadido de que la presencia internacional de una selección africana sirviera para fomentar el interés de otras federaciones nacionales del continente. Algo en aquellos momentos poco menos que utópico porque no había otros países con baloncesto organizado ni recursos económicos para ello.
El primer Eurobasket en el que participó Egipto fue el de 1937, la segunda edición. Se disputó en Riga (Letonia), participaron sólo ocho países y los egipcios acabaron en última posición, con cinco derrotas en otros tantos partidos a pesar de contar con un entrenador estadounidense.
Repitieron diez años más tarde, cuando el Eurobasket ya se volvía a disputar tras el paréntesis de la II Guerra Mundial, y en aquella ocasión ya dieron una mejor medida de su potencial: ganaron la medalla de bronce, tras encajar una única derrota en siete partidos y superar a Bélgica (50-48) en el último.
La designación de Egipto no fue especialmente bien acogida por las federaciones europea, principalmente por las dificultades y el elevado coste económico del desplazamiento, excepto para Grecia y Turquía, los países más cercanos
Fue dos años después, en 1949, cuando los egipcios se colgaron el oro. Lo hicieron en casa, porque la FIBA les concedió la organización del campeonato, el sexto del palmarés. Le correspondía hacerlo a la Unión Soviética en su condición de última campeona, pero renunció a ello -de hecho, ni participó en el campeonato-, y la FIBA consideró que repetirlo en Checoslovaquia –le vigente subcampeona- no era lo más conveniente para la difusión del baloncesto. De modo que el turno corrió hasta el tercer clasificado en 1947, que además era todavía la única federación africana afiliada a la internacional.
La designación de Egipto no fue especialmente bien acogida por las federaciones europea, principalmente por las dificultades y el elevado coste económico del desplazamiento, excepto para Grecia y Turquía, los países más cercanos. Además, Egipto estaba inmerso en un delicado momento político, con la inestabilidad del reinado de Faruk, que hacía dudar de la seguridad que podía ofrecer el país y la ciudad. El resultado fue que, además de la URSS, Italia, Checoslovaquia y prácticamente todos los demás países que sí habían participado en el campeonato dos años antes, renunciaron a viajar a Egipto. A escasas semanas de la fecha fijada para el inicio del campeonato, a mediados de mayo, únicamente había cinco países confirmados (Francia, Grecia, Turquía y Países Bajos, además del anfitrión), y sólo las desesperadas gestiones de los organizadores lograron ampliar la lista final a última hora con dos más: Siria y Líbano. Así, en aquel Eurobasket tan atípico, de los siete países participantes uno era africano y dos asiáticos. O lo que es lo mismo: casi la mitad no eran europeos.
El campeonato se disputó en unas instalaciones deportivas construidas en Heliópolis, la zona de las espectaculares pirámides de Gizeh, en una pista de madera directamente instalada sobre las arenas del desierto. Por supuesto, descubierta. Se jugaron un total de 21 partidos. Egipto ganó los seis que jugó, contra Líbano (57-30), Holanda (54-23), Grecia (50-39), Siria (71-44), Turquía (57-44) y Francia (57-36) en la final. Dos de sus jugadores –Abdel Hafez y Walid Sleh- estuvieron entre los mejores del torneo. Y en el banquillo egipcio se sentó un entrenador histórico, el italiano Carmine Nello Paratore, probablemente el primer gran entrenador europeo de la historia de las Selecciones, quien posteriormente dirigió a Egipto también en un Mundial y unos Juegos Olímpicos. Su aportación como seleccionador contribuyó de forma importante al crecimiento del baloncesto egipcio en aquellos años. Los franceses –entre cuyos jugadores estuvo Robert Busnel, años más tarde presidente de la FIBA- se acabaron quejando de que en la final sufrieron más que los egipcios los efectos del sol y del calor. Pero lo cierto es que la selección anfitriona contó también con el apoyo de un público totalmente entregado que hizo las veces de lo que posteriormente se bautizó como sexto hombre y cuya presión desde las gradas tuvo, desde luego, efectos intimidatorios.
Aquella histórica Selección de Egipto la formaron Albert Tadros, Gabriel Catafago, Youssef Abbas, Fouad Abdelmeguid el-Kheir, Abdelrahman Ismail, Hussein Montasser, Wahid Saleh, Zaki Harari, Hassan Moawad, Zaki Yehia, Guido Acher y Maurice Calife.
Con el paso de los años, el baloncesto africano fue poco a poco desarrollando estructuras y ligas nacionales, y aunque Egipto no salió definitivamente de la zona europea, a partir de 1962 participó ya en los Afrobasket, aunque en las primeras ediciones como República Árabe Unida. No fue de nuevo Egipto hasta 1972, año en que también disputó la fase de clasificación para el Eurobasket de 1973 -que se celebró en Barcelona y Badalona y en el que España conquistó la medalla de plata- pero no logró plaza. Fue su última aparición en la zona europea.
Egipto siguió siendo durante algunos años la gran potencia del baloncesto africano y se colgó el oro en los Afrobasket de 1975 y 1983, completando así su doble palmarés de campeón continental.