Scranton: de la paz del minibasket a la guerra de Zelenski
La guerra en Europa continúa. Y el presidente ucraniano Volodimir Zelenski se sigue paseando por el resto del mundo disfrazado de soldado. Su destino esta semana ha sido Scranton, una pequeña ciudad del estado de Pennsylvania, donde no ha dudado en estampar su firma en proyectiles recién salidos de fábrica bajo los que probablemente morirán más niños y niñas. Scranton ha visto así empañada su pequeña historia de hace tres cuartos de siglo, cuando lo que exportó al mundo fue la paz y la convivencia entre los jóvenes de todo el mundo de la mano del Minibasket.
Treinta años antes que Joseph Biden, también nació en Scranton Jay Archer, de profesión profesor de Educación Física, que pasó a la historia no por fomentar la guerra sino por todo lo contrario: la paz, la convivencia y la práctica del deporte entre los más jóvenes el mundo: Archer inventó el Minibasket.
Lo hizo precisamente donde ahora se fabrican los proyectiles en los que el presidente de Ucrania ha estampado su firma, como si fuera el autógrafo de una estrella del pop. Y como Scranton es una localidad más bien pequeña, de apenas 80.000 habitantes, es posible incluso que el Minibasket naciera no muy lejos de esa Scranton Army Ammunition Plant de la que salen los proyectiles de artillería de 155 milímetros que seguirán sembrando la muerte al menos en posiciones rusas.
El Minibasket nació precisamente aquí en 1950, cuando Archer, además de profesor había sido nombrado director del Centro de Juventud Católica de Scarnton. Hijo de padres italianos emigrados desde Calabria, en su infancia y adolescencia había practicado el baloncesto, un nuevo deporte que estaba dando sus primeros pasos. Pero también había comprobado que las dimensiones de la cancha y el balón, la altura de los aros y determinadas reglas no facilitaban las cosas a los más pequeños.
Así inventó el Minibasket: adaptando las reglas del baloncesto establecidas medio siglo antes por James Naismith y, de hecho, dando a luz un juego nuevo dentro del mismo deporte. Lo bautizó como Biddy Basket, que literalmente traducido significa “baloncesto para polluelos”, y con el tiempo se expandió por todo el mundo como Minibasket, la actividad de formación integral que había desarrollado con sus alumnos en Scranton. Porque fue el propio Archer quien se encargó de exportarlo y promocionarlo por otros países de Europa primero y por Europa después. Minibasket en lugar de bombas.
Archer ideó el Minibasket especialmente para niños y niñas de hasta 12 años de edad y un máximo de 1,67 de estatura, pero con el tiempo, las restricciones a los más altos quedaron descartadas. Lo verdaderamente importante eran las medidas: pista de 18,30 metros de largo por 12,20 de ancho; las canastas, colocadas a 2,60 metros del suelo; y la línea de tiros libres, a 3,65 metros del aro; y el balón, de 0,70 de circunferencia. Y como de lo que se trataba era de participar y convivir más que de competir, entre las reglas del Minibasket destacó especialmente la que exigía que cada jugador tenía que jugar al menos uno de los cuatro tiempos de 6 minutos en que repartió el tiempo de partido.
Sobre esta base, la idea del Minibasket se convirtió en apenas unos años en un éxito en todo el mundo, a partir de que Pat Kennedy, un árbitro que acompañaba a los ya famosos Harlem Globetrotters en sus giras, tras ver en acción a los niños y niñas que lo jugaban en Scranton, consiguió que a Archer le realizaran algunas entrevistas en distintos canales de televisión. Hasta que el propio Archer se vistió de embajador para dar a conocer su idea y la propia FIBA acabó recogiéndola y creando un Comité especial dedicado al Minibasket.
España fue uno de los países que más trabajó por la promoción y expansión de este nuevo deporte para pequeños y pequeñas.
En 1967 fue una de las Federaciones que envió a Scranton una Selección de la categoría para participar en un Campeonato Mundial. Aquel histórico equipo de españolitos de menos de 12 años lo formaron Jorge Ros, Eduardo Verdaguer y César Verdejo (La Salle Barcelona), Antonio Baonza y Luis Jiménez (Chamberí), Luis Follana (Real Madrid), Cristóbal González (BIM), Jesús Ester (DOSA Terrassa), Pedro Navarro (Canoe) y Jesús María Azaldegui (Kas), con Vrancisco Hernández (Colegio Estudio) como seleccionador. Sólo jugaron dos partidos, con victoria sobre Perú (47-32) y derrota ante Puerto Rico (38-53). Pero la experiencia redobló la apuesta de la Federación Española por el Minibasket.
Así, en 1970 se celebró en Madrid el Primer Congreso Mundial de Minibasket, en el que estuvieron presentes 70 directivos representantes de federaciones de 29 países. De aquella reunión sin precedentes salieron iniciativas que multiplicaron la promoción y las licencias del Minibasket.
Una historia que nació donde setenta y pico años después Volodimir Zelenski no ha ido a buscar balones para que sus niños y niñas se formen y crezcan en la paz sino proyectiles bajo los que muchos de ellos perderán la vida. Una cara y una gran cruz en la historia de Scranton.