Chery y la hipocresía geoestratégica
Cuando Pedro Sánchez se enteró de que el gigante automovilístico chino Chery se quería instalar en las antiguas instalaciones de Nissan en la zona franca de Barcelona, dijo que ni hablar. El presidente explicó, primero a sus ministros y después a los medios de comunicación, que China es un país comunista, con un importante déficit en el cumplimiento de los derechos humanos y, sobre todo, es un país que se ha mostrado neutral en el conflicto ruso-ucraniano, llegando incluso a posicionarse más cerca de Moscú que de Kiev. El presidente español, en línea con todas sus declaraciones públicas anteriores y completamente alineado con la práctica totalidad de los líderes europeos, repitió que la guerra de Ucrania no es simplemente un conflicto en el que se dirimen los intereses de diferentes estados, sino que estamos hablando de una lucha entre la libertad, la democracia y los principios fundacionales de la Unión Europea contra el imperialismo y el autoritarismo de Vladimir Putin. En este sentido y teniendo en cuenta el carácter absolutamente existencial del combate que existe actualmente entre el mundo libre y el demoníaco sátrapa que habita el Kremlin, España no va a cerrar ningún tipo de acuerdo millonario para el establecimiento de operaciones industriales en nuestro suelo con un gigante económico que, no solamente no forma parte de la OTAN, sino que además es un aliado táctico del eje del mal. Por ello, zanjó Sánchez ante las cámaras y los micrófonos, "he dado orden al ministro de Exteriores Albares para que comunique al embajador de China en España que los yuanes de Chery no son bienvenidos en nuestro país".
En realidad, esto nunca ocurrió y lo que realmente pasó fue todo lo contrario. La inversión de Chery en España fue recibida con los brazos abiertos y tanto la empresa china como el gobierno de nuestro país se preocuparon de informar a los medios de comunicación de las numerosas ventajas que tendrá el desembarco del fabricante de automóviles asiáticos en la capital de Catalunya. Se fabricarán decenas de miles de vehículos, España seguirá siendo uno de los países líderes en la fabricación de coches, se recuperarán hasta 1250 puestos de trabajo, y esto tendrá además un efecto cascada muy positivo sobre la multitud de proveedores que suministraban piezas y servicios a la fábrica de Nissan… las crónicas no escatiman en detalles y los aplausos mediáticos se suceden desde las cabeceras de la progresía hasta los panfletos de la extrema derecha. De 'Bienvenido Mister Marshall' a 'Bienvenido Xi Jinping'. Y, para ilustrar las noticias, vídeos y fotos del mismísimo presidente del Gobierno, junto al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, sonriendo de oreja a oreja y estrechando la mano de los benefactores empresarios chinos.
De 'Bienvenido Mister Marshall' a 'Bienvenido Xi Jinping'. Y, para ilustrar las noticias, vídeos y fotos del mismísimo presidente del Gobierno, junto al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, sonriendo de oreja a oreja y estrechando la mano de los benefactores empresarios chinos
Que conste que, desde Canal Red, tenemos la misma opinión que Sánchez y Aragonès sobre el hecho de que una empresa china pueda invertir dinero en Barcelona para fabricar coches y, ya de paso, generar empleos de calidad en nuestro territorio. Es decir, que nos parece bien. Lo que ya no nos parece tan bien es que los líderes políticos de los diferentes partidos y países insistan en tratar a la gente como idiota, vendiendo que las posiciones internacionales que defienden están basadas en unos principios y valores —y hasta en modelos de civilización— cuando es todo una cuestión de intereses económicos. Si China fuese todo lo que nos han contado hasta la saciedad los medios de comunicación españoles y los portavoces de la Unión Europea, entonces fabricar coches chinos en Barcelona no debería ser recibido con alegría. Una de dos: o es una buena noticia o nos han contado la verdad sobre China durante todos estos años, pero las dos cosas a la vez es imposible. O China es un peligroso país comunista que se acerca a dictadores asesinos o esto es mentira, los medios de comunicación occidentales y los líderes de la Unión Europea han estado exagerando, y la inversión de Chery en Barcelona es una buena noticia… pero hay que elegir. 'Malvados rojos de ojos rasgados' y 'gracias señores chinos por su inversión' no son dos ideas que convivan especialmente bien juntas.
Nosotros decimos que bienvenidos los empleos industriales que va a crear la nueva fábrica de Chery en nuestro país, pero también que sería muy sano para tener un debate público mínimamente adulto que exijamos a nuestros gobernantes y a los medios de comunicación patrios que se decidan de una vez: o la política internacional se rige por valores y principios inmutables que hacen de Europa un jardín y de nuestro modelo de sociedad el cenit de la civilización o es todo Realpolitik y los intereses económicos mandan. Se puede intentar argumentar en favor de cualquiera de las dos opciones, pero las dos a la vez no puede ser.