El atentado terrorista contra Robert Fico y la prensa española
El pasado martes, el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, sufría un intento de magnicidio en plena calle. El ex guardia de seguridad Juraj Cintula, de 71 años y vinculado hace algunos años a Slovenskí Branci, una organización paramilitar de ideología fascista, disparó cinco veces contra el mandatario, alcanzándolo en el abdomen y en las extremidades. Según los informes médicos, Fico en estos momentos se encuentra en situación grave dentro de la estabilidad, y ya es capaz de comunicarse verbalmente, aunque se llegó a temer por su vida.
Más allá de las implicaciones políticas e internacionales que este atentado terrorista pueda tener a las puertas de unas elecciones europeas, nos queremos centrar aquí en un síntoma enormemente preocupante respecto de la cobertura mediática del hecho en sí en la prensa española.
En primer lugar, llama poderosamente la atención que prácticamente ningún medio utilice la palabra "atentado" o "terrorismo" para describir lo ocurrido. Primero, porque nuestro país vive en una época en la cual buena parte de los medios de comunicación se permiten utilizar el término "terrorismo" para referirse a la ocupación pacífica de una terminal aeroportuaria, la quema de contenedores, una pelea en un bar o incluso una obra de títeres para niños. En segundo lugar, sorprende también la omisión porque todo el mundo sabe que esos habrían sido exactamente los vocablos utilizados por el conjunto de toda la prensa española si hubiese ocurrido un hecho análogo con el presidente de Francia o con el canciller alemán.
Cabe señalar en este punto que la figura de Robert Fico y sus numerosas posiciones políticas ultraderechistas en diversos ámbitos no gozan de simpatía por parte de la redacción de Diario Red. Sin embargo, que los medios de comunicación españoles eviten describir un atentado terrorista contra el primer ministro de un país de la Unión Europea exactamente como lo que es merece un análisis que nos permita entender políticamente qué es lo que está pasando. Afortunadamente, son los titulares de la misma prensa española que llama "tiroteo" o "disparos" a un intento de magnicidio los que nos proporcionan la razón última de este extraño modo de proceder.
El Español: "El día que Fico alarmó a la UE: de ser el gran defensor de Ucrania a retirarle toda su ayuda en Bruselas"
También El Español: "Asesinatos, corrupción y mafia: la turbulenta vida de Robert Fico, el 'Trump eslovaco' afín a Putin"
El Mundo: "Robert Fico: una retórica populista y cercana a Putin"
La Razón: "Quién es Robert Fico, primer ministro de Eslovaquia tiroteado: un prorruso muy crítico con los medios de comunicación"
ABC: "Robert Fico, un prorruso «infiltrado» en la Unión Europea y la OTAN"
La Vanguardia: "Robert Fico, el prorruso populista al frente de Eslovaquia tiroteado en plena calle"
El País: "Robert Fico, el líder populista de Eslovaquia que volvió radicalizado en 2023". Y, justo debajo del titular, El País añade la palabra mágica: "prorruso".
Llama poderosamente la atención que prácticamente ningún medio utilice la palabra "atentado" o "terrorismo" para describir lo ocurrido
En primer lugar, uno puede imaginar fácilmente que, si el intento de magnicidio sobre un primer ministro europeo que ha estado a punto de ser asesinado y que todavía está grave en el hospital no se hubiese producido contra Fico sino contra algún otro, sería muy raro que en un momento tan delicado la prensa se lanzase de esta manera a su yugular, incluso aunque hubiese motivos políticos para la crítica. Se puede hablar mal de todo el mundo, pero no suele ser habitual que la prensa se ponga hablar mal de una víctima de un atentado terrorista justo cuando el atentado se acaba de producir.
No obstante, el segundo elemento común a todos estos titulares nos permite entender perfectamente lo que está pasando: como buena parte de la prensa española —desde la extrema derecha mediática hasta la progresía— se ocupa de recordarnos, Robert Fico es "prorruso". Esta es la clave fundamental.
Lo que revela de forma completamente transparente la operativa de la mayoría de la prensa de nuestro país en el caso del atentado terrorista contra Robert Fico es cuál es el funcionamiento de los medios de comunicación sistémicos en un régimen de guerra. La propaganda otanista no solamente se ocupa de proporcionar innumerables argumentos para justificar el aumento del gasto armamentístico y el envío de bombas a Ucrania, no solamente se ocupa de vender que esto es una batalla por los principios de la civilización occidental y no una guerra entre Estados Unidos y Rusia con los muertos ucranianos de pormedio, sino que además trabaja arduamente para describir la guerra como un combate angélico entre las fuerzas del cielo y los ejércitos de Satanás, consecuentemente demonizando a todo aquel que se atreva a acercarse al siniestro enemigo.
Tanto es así y tal es el furor bélico que el poder mediático —como buen operador sistémico— ha decidido comprar, que incluso nuestros ínclitos y normalmente muy educados y muy demócratas periodistas patrios pueden llegar a perder las formas y quedarse apenas a cinco centímetros de desear que el pistolero hubiese tenido más acierto y que hubiese acabado definitivamente con el maldito prorruso.