El genocidio en Gaza y el estrecho de Bab-el-Mandeb
"La crisis de Israel la puedes empezar a pagar tú." Así titulaba ayer El Confidencial una pieza sobre los ataques de los rebeldes hutíes de Yemen contra cargueros mercantes que entran y salen del Mar Rojo a través del estrecho de Bab-el-Mandeb. Esta ruta naval que pasa por el canal de Suez conecta las grandes fábricas de Asia con los grandes mercados de consumo europeos con una distancia y un coste significativamente menores a los que conlleva dar toda la vuelta por el Sur de África rodeando el Cabo de Buena Esperanza. Por ella, pasa el 30% del comercio mundial de contenedores, además de un 12% del tráfico total del petróleo, un 8% de los cargamentos de gas natural y hasta un 30% del combustible para aviones. A raíz de los ataques hutíes, motivados por el apoyo de este grupo de árabes chiíes al pueblo palestino, las grandes navieras globales —como MSC, Maersk o Evergreen— han dado orden de evitar está ruta, con el consiguiente aumento de costes de transporte que se puede propagar a los precios de una buena cantidad de productos y servicios. Por eso "la crisis de Israel la puedes empezar a pagar tú".
Y por eso también la segunda parte del titular de El Confidencial: "las grandes navieras piden una operación militar en el Mar Rojo". Dicho y hecho. En la noche del lunes (hora española), el secretario de Defensa de los Estados Unidos, Lloyd J. Austin, anunciaba la puesta en marcha inmediata de la operación "Prosperity Guardian"; un gran despliegue militar con la participación, entre otros, de Reino Unido, Francia, Italia, Noruega, Países Bajos o España. Aunque, horas después, la ministra de defensa, Margarita Robles, haya matizado que España solamente participará en la operación bajo el paraguas de la OTAN o de la Unión Europea, que el jefe político de los ejércitos estadounidenses anuncie en inglés y desde Washington a dónde van a ir a jugarse la vida los soldados españoles da una buena idea del nivel de autonomía geoestratégica que el gobierno de Sánchez ha decidido ejercer respecto del hegemón crepuscular norteamericano —muy especialmente— desde la invasión rusa de Ucrania.
Está claro quién manda y también está claro cuál es el objetivo de la operación militar. Aparece cristalino en su mismo nombre: "Prosperity Guardian". No se trata, por lo tanto, de proteger vidas humanas o el derecho internacional humanitario. El objetivo del importante desplazamiento de barcos de guerra occidentales al Mar Rojo no tiene nada que ver con eso, sino con evitar un aumento descontrolado de los costes o una disrupción de las cadenas de suministros globales que puedan evitar que la rueda del capitalismo siga girando. Mientras el ejército de Netanyahu se acerca ya a los 20.000 civiles palestinos asesinados, en el que sin duda es el mayor genocidio en lo que llevamos de siglo, mientras Israel mata a 100 niños por día, ataca hospitales, colegios e iglesias, utiliza el hambre y la sed como armas de guerra, obliga a huir de sus casas a tres cuartas partes de la población de Gaza y destruye la mitad de sus edificaciones, lo que le preocupa a los gobiernos occidentales subordinados a los intereses de Estados Unidos es que no suban demasiado los precios para que así podamos mantener nuestros niveles de consumo mientras caen las bombas en Palestina.
Está claro quién manda y también está claro cuál es el objetivo de la operación militar. Aparece cristalino en su mismo nombre: "Prosperity Guardian"
"La crisis de Israel la puedes empezar a pagar tú." Éste ha sido el marco comunicativo principal en los informativos de ayer. La limpieza étnica es lo de menos. El exterminio industrial de seres humanos es un asunto secundario. Lo importante es que, bajo ningún concepto, se le estropeen los gastos navideños a la clase media europea y norteamericana. Más allá de un par de frases tímidas de Sánchez a Netanyahu —celebradas por la progresía mediática y por sus socios de Sumar como una heroica gesta—, el presidente español no ha tomado absolutamente ninguna medida concreta para intentar parar el asesinato masivo de palestinos en Gaza. Pero, en cuanto está en peligro la posibilidad de encender luces de Navidad a un precio accesible el MWh o de adquirir pavo, champán y gulas para llenar la mesa el 24 por la noche y productos de alta tecnología para los regalos de debajo del árbol, entonces faltan los minutos para anunciar que vamos a enviar barcos militares y soldados españoles al Mar Rojo a las órdenes del Pentágono. "El genocidio en la Franja de Gaza lo puedes empezar a pagar tú." La lógica política que hay detrás es repugnante y el marco mediático es nauseabundo. Pero visto que la comisión de los más horrendos crímenes de lesa humanidad no sirve para que los líderes occidentales se muevan, a ver si por lo menos los daños económicos derivados de la matanza consiguen el milagro.