Ferreras y la responsabilidad de la izquierda
El pasado miércoles 24 de abril el presidente del Gobierno de la cuarta economía de la Zona Euro publicaba por sorpresa en sus redes sociales una carta a la ciudadanía en la que informaba de que se tomaba cinco días de reflexión para decidir si dimitía o no, tan solo cinco meses después de su investidura. El motivo —nos explicaba el propio Pedro Sánchez en su misiva—: los violentos ataques judiciales y mediáticos que estaba sufriendo su mujer y que le hacían preguntarse si seguir en la Moncloa merecía la pena. Tanto en su carta como en las numerosas entrevistas que ha concedido después de anunciar, el lunes 29 de abril, que seguía al frente de la presidencia del Gobierno, Sánchez ha dibujado una operativa de asociación entre elementos de la extrema derecha —policías corruptos de las cloacas, falsos sindicatos ultraderechistas como Manos Limpias, jueces prevaricadores, etc.— con determinados operadores mediáticos que amplifican los bulos y las acusaciones sin pruebas con el objeto de destruir la reputación y la viabilidad electoral de líderes y formaciones políticas. Lo que, en los últimos tiempos, venimos llamando 'lawfare' y Sánchez prefiere llamar 'máquina del fango'.
Más allá de la práctica ausencia de reconocimiento a las víctimas de esta operativa mafiosa anteriores a su mujer, más allá del hecho de que Sánchez no haya propuesto absolutamente ninguna medida concreta para frenarla después de tener al país cinco días en vilo, más allá de las legítimas dudas sobre que todo el movimiento pueda haber sido un mero juego de trilero táctico, ya sea por impulso o por cálculo, lo cierto es que la operativa que ha descrito el presidente existe, es real, y de hecho ha sido la responsable de la inestabilidad política entre finales de 2015 y finales de 2019 —con tres repeticiones electorales, la primera moción de censura exitosa de la democracia o incluso un golpe palaciego en el PSOE para hacer presidente a Rajoy— mediante la implementación, a base de violencia política y mediática, de la cláusula de exclusión histórica que decía que Podemos no podía gobernar independientemente de sus resultados electorales. Es más, si tomamos las palabras del propio Pedro Sánchez como ciertas, entonces tenemos que aceptar que la 'máquina del fango' ha estado a punto de derrocar al jefe del ejecutivo en uno de los países más importantes de la Unión Europea.
Es en este contexto en el que hemos publicado, en Diario Red, dos cortes de audio grabados por el comisario mafioso Villarejo que sitúan a uno de los periodistas más poderosos de España en el centro de la trama corrupta que se dedicaba a buscar basura difamatoria contra la mujer del presidente, Begoña Gómez.
En la famosa comida que mantuvo Villarejo el día 17 de mayo de 2016 —a pocas semanas de las elecciones generales de junio de aquel año—, junto al directivo de Atresmedia y presidente de La Razón, Mauricio Casals, el director del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO), José Luis Olivera, el empresario corrupto relacionado con Ignacio González, Adrián de la Joya, y el presentador de Al Rojo Vivo y director de La Sexta, Antonio García Ferreras, no solamente este último se jactó de que su pareja, Ana Pastor, había "matado" a Monedero y reveló que sabía perfectamente que la noticia que permitió dar a Eduardo Inda en su programa sobre la falsa cuenta de Pablo Iglesias en Granadinas era un bulo: "Yo le dije: Eduardo, yo voy con ello. Pero es demasiado burdo". Además, Ferreras afirma —en un audio que ya fue publicado por Crónica Libre en 2022 y que nosotros recuperamos en el día de ayer— su participación directa en la violencia mediática que tuvo lugar en aquella época contra Pedro Sánchez y que acabó con su expulsión del PSOE en un sangriento Comité Federal. Ante una interpelación directa de Mauricio Casals, Ferreras contesta que va a "soltar una hostia" a Sánchez, que "va a sufrir estas dos semanas" o que "va a tener 2 o 3 programitas". Por si esto fuera poco, en ese mismo corte, Ferreras participa de una conversación que demuestra que las cloacas estaban investigando los supuestos negocios del suegro de Sánchez relacionados con la prostitución. En un segundo corte de audio que hemos publicado hoy en Diario Red, el presentador de Al Rojo Vivo y director de La Sexta va todavía más lejos y consulta de forma insistente a varios de los miembros de las cloacas sobre la posible participación directa de Begoña Gómez en los negocios de su padre.
Hemos publicado, en Diario Red, dos cortes de audio grabados por el comisario mafioso Villarejo que sitúan a uno de los periodistas más poderosos de España en el centro de la trama corrupta que se dedicaba a buscar basura difamatoria contra la mujer del presidente, Begoña Gómez
Como ha expresado correctamente el presidente del Gobierno en los últimos días, este tipo de operativa mafiosa es posiblemente la principal amenaza a la democracia, y estos audios demuestran que Antonio García Ferreras es uno de sus principales operadores.
Hasta ahora, prácticamente nadie se había atrevido a señalar a este poderoso periodista corrupto —Pablo Iglesias lo hizo en directo en 2019 y nunca más volvió a ser invitado a su programa— y, de hecho, es muy significativo que hayan tenido que ser dos pequeños digitales los que se atrevan a publicar una información que, a pesar de tener un enorme interés político, la práctica totalidad del ecosistema mediático estaba manteniendo oculta. No somos inocentes y entendemos perfectamente cómo funciona el juego. Por un lado, el mandato corporativo de "perro no come carne de perro" lleva a que la mayoría de los periodistas se mantengan callados incluso ante las prácticas de sus colegas más corruptos. Por otro lado, los diferentes líderes y portavoces políticos claudican ante la idea de que necesitan ventanas mediáticas para obtener propulsión electoral y se guardan muy mucho de no mencionar con nombres y apellidos a aquellos que detentan el control de dichas ventanas.
Sin embargo, esto que puede ser válido para una derecha que nunca ha creído en la democracia es absolutamente incompatible con el comportamiento que se espera de alguien que se dice 'de izquierdas'. Que los periodistas de la derecha y la extrema derecha mediática o los portavoces del PP y de VOX se abstengan de señalar a los operadores mediáticos corruptos para así poder ser invitados a sus programas es algo entendible y que no sorprende a nadie. Sin embargo, que periodistas supuestamente de izquierdas guarden silencio sobre la operativa mafiosa de Ferreras para que así el director de La Sexta les garantice unos ingresos o les permita promocionar su medio en la televisión, que portavoces políticos como Yolanda Díaz, Joan Baldoví, Íñigo Errejón o tantos otros callen sobre los audios de Villarejo que implican a Ferreras para así poder acceder a la ventana mediática que les proporciona, incluso que Sumar haya decidido nombrar nada menos que como su responsable de comunicación a una tertuliana con escaño fijo en la tertulia de Al Rojo Vivo, como es Elizabeth Duval, todo ello no es aceptable y tampoco es responsable. Que, desde posiciones supuestamente de izquierdas, se decida colaborar activamente con los grandes operadores mediáticos corruptos que están poniendo en peligro nuestro sistema democrático, por mucho que se intente vender como inteligencia táctica, es pan para hoy y hambre para mañana. Entregar de esa manera legitimidad política a los mafiosos que mueven las palancas de 'la máquina del fango' es cargar la pistola que luego pueden usar para disparar contra cualquiera de nosotros, como se ha comprobado con el caso de Begoña Gómez.
Aunque hemos publicado entre ayer y hoy nada menos que la demostración de que Antonio García Ferreras está en el centro de la trama que provocó hace unos días un terremoto político de dimensión internacional, todavía se cuentan con los dedos de una mano los periodistas de izquierdas que se han pronunciado al respecto, ningún líder o portavoz de Sumar ha dicho tampoco absolutamente nada y no digamos ya anunciar que van a dejar de participar en su programa (algo que sería perfectamente coherente, pero que, sin embargo, suena casi a ciencia ficción en estos momentos). Están en todo su derecho de elegir la opción táctica de colaborar con corruptos, pero deben ser conscientes de que no solamente ese camino es incompatible con los principios de la izquierda y la defensa de la democracia, sino que además es enormemente irresponsable para el conjunto del país.