Impedir la subida de la factura de la luz que plantea el PSOE
Europa Press
Según han confirmado fuentes del ejecutivo al periódico El País, el ala socialista del gobierno pretende poner fin a finales de este año a la mayor parte de las ayudas que se establecieron desde el gobierno para proteger a las familias de las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania. En particular, el PSOE querría acabar con las rebajas de impuestos y de cargos de la factura de la luz que se pusieron en marcha para mitigar el impacto de la subida desorbitada de los precios de la energía.
La razón para hacerlo sería una suerte de vuelta a la lógica de la austeridad que tanto daño causó a los países —especialmente del Sur— de Europa en los años de la respuesta neoliberal a la crisis financiera de 2008. En su editorial del día de ayer, El País lo dice abiertamente y, además, afirma que le parece bien: "Esa retirada [de las ayudas] es perfectamente lógica ante un horizonte de regreso al Pacto de Estabilidad en la UE. Los organismos internacionales, y Bruselas en particular, apuntan a que hay que hacer un esfuerzo adicional y ahorrar para rebajar el nivel de deuda."
Respecto de la factura de la luz y si asumimos una vuelta del IVA, del Impuesto Especial a la Electricidad y del así llamado Impuesto a la Generación Eléctrica a sus valores previos a los diferentes Reales Decretos-ley —el 21%, el 5% y el 7%, respectivamente— frente a sus valores rebajados —el 5%, el 0,5% y el 0%—, estaríamos hablando de un aumento de la factura que podría superar el 25%. De nuevo, esto al periódico de PRISA, que titula su editorial "Retirada progresiva", le parece bien siempre y cuando se haga poco a poco: "lo fundamental será aprender a tocar el pedal del freno con suavidad".
Cuando Podemos habló de poner un tope a la retribución de las tecnologías inframarginales como manera de avanzar a ese nuevo esquema más racional de mercado, el PSOE tachó la propuesta de "demagogia".
Esta posición política del PSOE y de sus brazos mediáticos es una auténtica irresponsabilidad. Si bien es cierto que los precios de la energía eléctrica han bajado significativamente desde sus máximos a finales de 2021 y principios de 2022, cuando se llegaron a superar los 300€/MWh, y ahora rondan los 100€/MWh, esto sigue siendo más del doble que los precios inferiores a los 50€/MWh a los que estábamos acostumbrados en 2020. Pero es que, además, la guerra en Ucrania continúa y, con ello, la inestabilidad geoestratégica que puede seguir inyectando inestabilidad a los precios de las materias primas como el gas.
Desde luego, la solución óptima a los altos precios de la factura de la luz no es la bajada de impuestos —una solución que carga el coste de la medida a las mismas arcas públicas que deben sufragar la sanidad y la educación— sino una reforma profunda del mercado eléctrico que acerque la retribución de cada tecnología a su precio real de producción en vez de pagar todos los MWh al precio de la tecnología más cara, como ocurre actualmente a causa del diseño del así llamado "mercado marginalista". Una solución que, a diferencia de la bajada de impuestos, carga el coste de la medida contra los obscenos beneficios caídos del cielo que recibe el oligopolio eléctrico precisamente por este diseño del mercado con forma de estafa.
Cuando Podemos habló de poner un tope a la retribución de las tecnologías inframarginales como manera de avanzar a ese nuevo esquema más racional de mercado, el PSOE tachó la propuesta de "demagogia". Sin embargo, a los pocos meses, el ala socialista del gobierno decidió implementar el tope al gas —algo muy similar a lo que estaban proponiendo los morados, aunque con carácter parcial y con menor ambición—, lo llamó el "mecanismo ibérico", hizo alarde de la medida en los foros europeos y demostró, con ello, que la reforma integral del mercado eléctrico es únicamente cuestión de voluntad política.
Durante esta legislatura debería llevarse a cabo esa reforma completa como vía más potente para bajar la factura de la luz de familias, pymes y autónomos a cargo de las hinchadas cuentas de resultados de las grandes corporaciones de la producción eléctrica. Sin embargo, y hasta que eso se produzca, sería una auténtica agresión a la gente trabajadora eliminar las rebajas impositivas actuales y cualquier partido que se diga de izquierdas debería oponerse en el parlamento a cualquier texto legislativo que vaya en esa dirección.