Sheinbaum, con A de Presidenta
Algunas veces —menos de las que nos gustaría— en esto de la información internacional, tenemos el placer de dar buenas noticias. Es el caso de la noche de ayer en México, donde se consumó la victoria electoral que presagiaban todas las encuestas y que daba la presidencia de la nación a Claudia Sheinbaum.
Con el 92% escrutado cuando escribimos estas líneas, la de Sheinbaum no es una victoria: es un arrase. La candidata de la izquierda suma un 59% del apoyo en las urnas con 32,360 millones de votos, duplicando los 15 de su rival desde la derecha, Xochitl Gálvez, con lo que además de un arrase, podemos hablar también…de una paliza histórica,
Sheinbaum se convierte así en pionera en muchas cosas: será la primera Presidenta de México —tras 65 presidentes varones— y la candidata con más apoyo popular en la historia del país. Nunca una mujer cosechó semejantes números. También fue la primera que accedió a un doctorado en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México así como la primera mujer elegida Jefa Delegacional de la región de Tlalpan y la primera jefa de gobierno de la Ciudad de México con el 48% de los votos.
Ahora, Sheinbaum dirigirá la Cuarta Transformación desde la Presidencia de la República tomando el relevo de López Obrador y su humanismo mexicano para llevarlo, como ella misma lo denomina, al “segundo piso” de dicha transformación. Pero la victoria de Claudia no es noticia solo por femenina; también por feminista. Sheinbaum ha marcado línea en una campaña electoral donde ha recogido el legado de AMLO y el obradorismo, para darle una impronta propia y con ella, el legado de millones de mujeres, célebres o anónimas, que han construido la lucha por los derechos del pueblo mexicano.
Y si, como dice el dicho, lo importante no es como uno llega de los sitios, sino cómo se marcha de ellos, López Obrador, que celebraba en su “mañanera” el resultado de su candidata, dejará el Palacio Nacional con un 70% de respaldo popular, demostrando que sí, que claro que se puede gobernar desde una izquierda que da todas las batallas posibles: la cultural, la comunicativa, la política y la social. La estabilidad económica del país, la moneda —el “superpeso” — apreciada hasta el 16%, y los 9 millones de personas que han salido de la pobreza en su sexenio son la prueba del éxito de gestión de MORENA, su partido, y de su apuesta gubernamental, que también se ha hecho con la valiosa trinchera de ciudad de México. Será otra mujer, Clara Bruguera, la que dirigirá la capital del país con su feminismo venido desde los barrios más pobres de la ciudad. Otra victoria que termina en A, de presidenta, y de izquierda.
El reto que Sheinbaum tiene por delante no es sencillo: la violencia y el crimen organizado, los feminicidios que asolan la región o el desafío de mantener la estabilidad económica mientras se amplían los derechos sociales son retos que la nueva presidenta deberá enfrentar en un contexto internacional y regional sumamente complejo y con las elecciones de EEUU a las puertas
La victoria de Sheinbaum y del proyecto obradorista más allá de AMLO se ha producido —y esto es fundamental— a pesar de un establishment mediático conservador dedicado en cuerpo y alma a atacar su candidatura. El PRI, el PAN y el PDR conformaron un inédito trío electoral para cargar contra la candidata y los medios hicieron el resto en una batalla comunciativa que, como nos recordaba nuestro amigo Paco Taibo II (presente en la cobertura de Canal Red desde México), ha usado todas las armas para desacreditar a MORENA y su gestión. Pero nada pudo, ni siquiera las acusaciones de Gálvez y la derecha mediática, que dejaban caer sospechas de fraude electoral pocas horas después de iniciarse el recuento, con un pueblo mexicano que ha dado un amplísimo respaldo a la gestión que se marcha con AMLO y a la que llega de mano de Sheinbaum y su equipo.
Desde este humilde medio que es Canal Red, hemos hecho nuestra parte: sirvan de muestra la memorable entrevista a López Obrador el pasado febrero —que tan mal sentó a la derecha mexicana, por cierto—, la conversación que mantuvimos con Sheinbaum hace apenas dos meses, los muchos y brillantes análisis firmados aquí, en las páginas de Diario.Red, o las coberturas a pie de calle estos últimos días en el Zócalo. Estos trabajos que cada día traemos son la muestra de que la necesaria disputa por el relato, también desde este lado del charco, ha tenido en esta casa un lugar donde seguir de cerca y con rigor los pasos de un México que es hoy faro para el progresismo internacional.
Y en ello seguiremos, desde ese mismo Zócalo, desde el Palacio Nacional, desde las calles de Ciudad de México o desde nuestra redacción aquí, en Madrid. Porque, como decíamos al inicio de este editorial, a veces, en esto del periodismo, nos alegra dar buenas noticias. No cabe duda de que el reto que Sheinbaum tiene por delante no es sencillo: la violencia y el crimen organizado, los feminicidios que asolan la región o el desafío de mantener la estabilidad económica mientras se amplían los derechos sociales son retos que la nueva presidenta deberá enfrentar en un contexto internacional y regional sumamente complejo y con las elecciones de EEUU a las puertas.
Pero hoy, con la resaca electoral aún en muchas gargantas (y no pocas lágrimas de facho que aún ruedan por las calles y las redacciones mexicanas) desde Canal Red nos comprometemos a seguir los pasos de esta histórica victoria, la de aquella estudiante que, en una foto en blanco y negro tomada en Standford en 1991, sostenía una pancarta con la leyenda: Fair Trade and Democracy Now! (¡Comercio justo y democracia ahora!) y que es, desde hoy la primera y más votada Presidenta de México.