Yolanda Díaz pretende seguir aunque sea sin partidos, sin reformas profundas, sin presupuestos y sin el legislativo
Este domingo, la vicepresidenta segunda del Gobierno y líder política —aunque supuestamente no orgánica— de Sumar concedía una entrevista a la directora de El País, Pepa Bueno, en la que, a pesar de que resulta relativamente complejo desenmarañar el verdadero significado de sus afirmaciones —ofuscado detrás de frases alambicadas, contradicciones y fintas discursivas varias—, Yolanda Díaz desvela varios de los elementos más importantes de su estrategia para los próximos meses y años para aquellos que sepan leer entre líneas.
En la primera parte de la entrevista, Pepa Bueno decide centrarse en el papel de Díaz al frente de Sumar, la ruptura de dicho espacio, su desgaste como figura de liderazgo y el desplome en todas las encuestas. “¿Ha perdido brillo su figura política? Usted irrumpió con mucha fuerza en la política nacional, acumuló un capital político importante como ministra de Trabajo y, sin embargo, su papel como candidata de Unidas Podemos y después al frente de Sumar ha desdibujado su imagen pública. ¿Lo ve así?”, arranca sin paños calientes la directora de El País.
La respuesta de Yolanda Díaz es reveladora: “Yo creo que no hay que confundir dos cosas: ser la líder de un espacio político con ocuparse de los problemas de la ciudadanía. Yo me he ocupado, desde que me designaron ministra de Trabajo en la legislatura pasada, de lo que me gusta, que es la vida de la gente. Después, he sido, en un muy corto espacio de tiempo, la dirigente de un espacio político y ahora vuelvo a ser la que se ocupa de la vida de la gente.” Es decir, que, según su relato, ella pasó varios años acumulando capital político como ministra de Trabajo pero sin desgastarse con las tareas propias de un liderazgo político y electoral, después estuvo brevemente desempeñando esas tareas —toda vez que es imposible ser la candidata de un espacio sin hacerlas—, y rápidamente las abandonó después de las elecciones, con el objetivo de volver a dedicarse a las tareas de gobierno y dejar las ingratas tareas orgánicas para otros. Es de esperar, en todo caso y siguiendo el mismo esquema, que, en cuanto estemos ante una nueva cita electoral, Díaz vuelva a asumir las tareas que dice que no le gustan pero que son indispensables para que exista la posibilidad de seguir formando parte del gobierno.
Es de esperar que, en cuanto estemos ante una nueva cita electoral, Díaz vuelva a asumir las tareas que dice que no le gustan pero que son indispensables para que exista la posibilidad de seguir formando parte del gobierno
Cuando le preguntan por cómo se debería configurar el espacio de Sumar y aunque el partido del mismo nombre registrado en el ministerio del Interior está controlado por personas de su máxima confianza, la vicepresidenta se quita de enmedio y se sitúa a sí misma, como suele hacer habitualmente, fuera de los partidos y, al mismo tiempo, por encima de ellos: “Yo creo que eso ahora mismo no me compete a mí, le compete a ese espacio.” En la misma línea, cuando Pepa Bueno le recuerda que varios de los partidos de Sumar “la acusaron de personalismo o de no entender el papel de los partidos con implantación territorial”, Díaz se vuelve a desligar de lo orgánico, dejando claro que, en esta fase, su plan es intentar recuperar el capital político perdido apareciendo únicamente como una ministra que impulsa políticas públicas: “Yo soy clara, yo he dimitido. A mí me para mucha gente por la calle y nadie me pregunta por mi dimisión. ¿Sabe por qué me preguntan?: “Vicepresidenta, ¿cuándo va a reducir la jornada laboral?”.”
“Yo soy clara, yo he dimitido. A mí me para mucha gente por la calle y nadie me pregunta por mi dimisión. ¿Sabe por qué me preguntan?: “Vicepresidenta, ¿cuándo va a reducir la jornada laboral?”.”
Profundizando en el tema y cuando Pepa Bueno le pregunta por el notable descenso electoral de Sumar en todas las encuestas, Díaz no lo niega y utiliza el clásico recurso al pasado, recordando que el resultado del 23J de 2023 impidió un gobierno de derechas y enunciando su confianza —no basada en datos— de que eso se volverá a repetir en las próximas elecciones.
Mientras tanto, establece varias recetas más bien abstractas sobre lo que debería hacer el Gobierno —“Es que podemos ir juntas y si no generamos esperanza… el miedo no moviliza”, “La tarea cuando estás en un Gobierno es una: transformar. Gobernar no es resistir”— al mismo tiempo que soslaya que nada de eso está teniendo lugar en esta legislatura. Si en el primer año de la legislatura anterior, bajo el gobierno de coalición entre PSOE y Unidas Podemos, se aprobaron nada menos que 54 iniciativas legislativas y avanzaron en su trámite muchas otras, algunas de ellas con tanto calado social como la Ley de Eutanasia, el Ingreso Mínimo Vital, la Ley Solo sí es sí, la tasa Google, el impuesto a las transacciones financieras, la derogación de la Ley Berlusconi, la prohibición del despido por baja médica, todo el escudo social destinado a proteger a la gente durante la pandemia de la COVID-19, e incluso los primeros Presupuestos Generales del Estado aprobados desde 2016, en el año que llevamos de gobierno PSOE-Sumar resulta prácticamente imposible señalar avances sociales significativos y las únicas leyes con enjundia que han sido aprobadas son la Ley de Amnistía y el pacto entre el PSOE y el PP para reformar el Poder Judicial de acuerdo con los postulados de la derecha.
Las únicas leyes con enjundia que han sido aprobadas son la Ley de Amnistía y el pacto entre el PSOE y el PP para reformar el Poder Judicial de acuerdo con los postulados de la derecha
De hecho, si uno presta atención a las palabras de Yolanda Díaz en el resto de la entrevista, no es difícil percibir que, aunque el Gobierno esté haciendo todo lo contrario de lo que ella afirma dialécticamente que debería hacer, no tiene ningún problema en seguir así. Las frases en las que Díaz desliza su intención de continuar en el gobierno pase lo que pase son numerosas —“Nuestra responsabilidad, y aquí hablo de la de Pedro Sánchez y la mía, es seguir caminando”, “La solidez del Gobierno de coalición es absoluta y quiero dar auténtica tranquilidad a mi país”—, pero dicha voluntad llega incluso a hacerse completamente explícita cuando Pepa Bueno le pregunta si “hay Gobierno para rato” aunque no se aprueben los Presupuestos Generales del Estado. “Sin lugar a duda”, es la respuesta contundente de Yolanda Díaz. Es más, cuando la entrevistadora le dice que, aunque técnicamente es posible seguir gobernando sin presupuestos, “emite una señal de debilidad” no aprobar ninguno en toda una legislatura, Díaz responde en línea con lo que dijo hace días Pedro Sánchez —“con o sin el concurso del poder legislativo”— y afirma que “gobernar no solo es legislar”. “La actividad legislativa y parlamentaria es central en una democracia y yo la voy a respetar siempre. Pero gobernar, como señala el artículo 97 de nuestro texto constitucional, es mucho más”, añade para dejarlo todavía más claro. El artículo 97 de la Constitución dice lo siguiente: “El Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes.” A buen entendedor, pocas palabras bastan.
La misma voluntad de seguir gobernando aunque no se apruebe ninguna reforma importante en toda la legislatura queda manifiesta en la incoherente respuesta de Díaz cuando Pepa Bueno le pregunta por el tema de la vivienda
La misma voluntad de seguir gobernando aunque no se apruebe ninguna reforma importante en toda la legislatura y apenas se tomen decisiones ejecutivas y reglamentarias como dice el artículo 97 queda manifiesta en la incoherente respuesta de Díaz cuando Pepa Bueno le pregunta por el tema de la vivienda. El tema lo introduce la propia vicepresidenta diciendo que hay que buscar un diálogo y un acuerdo con todas las comunidades autónomas y los municipios. Ante ello, la directora de El País le pregunta si realmente cree que es posible un acuerdo con las comunidades gobernadas por el PP. Díaz responde que la Ley de Vivienda ha entregado a las comunidades autónomas “una llave” que les permite bajar “con carácter inmediato” el precio del alquiler pero que las comunidades del PP “no quieren aplicar”.
“¿Usted cree que habría que imponérselo?”, pregunta entonces la entrevistadora.
“Imponérselo no. Yo siempre dialogo”, es la respuesta.
“¿Y si no quieren?”, repregunta Pepa Bueno.
“Si no quieren, yo opto por hacer algunas cosas. […] Primero, con carácter inmediato, intervenir el precio en las zonas tensionadas, porque son las que están haciendo imposible un alquiler”, responde Díaz como si no hubiese dicho unos segundos antes que eso estaba en manos del PP.
“Pero, perdóneme, ¿quién lo interviene? Si la comunidad autónoma no quiere, ¿quién lo interviene?”, replica entonces la periodista.
“Aquí la competencia es autonómica”, reconoce Díaz como si no hubiese respondido lo contrario en la pregunta anterior.
“Si no quiere la comunidad autónoma…”, acota Bueno ya rozando la desesperación.
“Por eso le estoy diciendo que la llave para mejorar la vida de la gente la tiene el Partido Popular. Pero yo no voy a renunciar a abrir el debate con nadie en mi país, porque hasta ahora los presidentes de las comunidades autónomas y las presidentas no se han sentado. Me consta que se van a sentar”, es la respuesta definitiva que pretende cerrar el tema, volviendo al principio.
Es decir, Yolanda Díaz dice que va a intentar convencer al PP de que intervenga el precio de los alquileres en las comunidades autónomas en las que gobierna y, si no consigue convencerlos, reconoce que no puede hacer nada. Exactamente la misma estrategia que el PSOE: aceptar la imposibilidad de llevar a cabo medidas sociales y utilizar la negativa del PP para intentar desgastarlos en clave electoral.
Es decir, Yolanda Díaz dice que va a intentar convencer al PP de que intervenga el precio de los alquileres en las comunidades autónomas en las que gobierna y, si no consigue convencerlos, reconoce que no puede hacer nada
El resto de la entrevista se mueve con la misma lógica de fondo. Ante las preguntas de la directora de El País sobre diversos temas, Yolanda Díaz dice lo que ella cree que habría que hacer pero no se refiere en ningún momento a una aritmética parlamentaria que requiere del concurso de 12 escaños de derechas —los de Junts y el PNV— para sacar adelante cualquier medida y nunca dice tampoco cuál es su plan en caso de que, como ha ocurrido hasta ahora, no se puedan aprobar medidas sociales de relevancia durante cuatro largos años. En los momentos en los que esta circunstancia se hace explícita, como cuando le preguntan por los presupuestos, Díaz afirma directamente la posibilidad de gobernar —el artículo 97— solamente desde el ejecutivo y sin necesidad de contar con el poder legislativo.
Es importante que, en el inicio de curso de este segundo año de la legislatura, la ciudadanía pueda tener clara la voluntad y la estrategia de cada uno de los partidos, y Díaz la ha plasmado cristalina en su entrevista con Pepa Bueno; aunque haya que hacer un poco de hermenéutica y muy probablemente a su pesar.