Zurdos

Si los de Pedro Sánchez son "zurdos", como ha dicho Milei, entonces el PP es de centro y Milei no es fascista sino derecha respetable. No podemos permitir que nos coloquen la venda

La ventana de Overton es un concepto muy útil en ciencia política. Según esta metáfora, todos aquellos posicionamientos y todos aquellos actores que se encuentran dentro de la ventana, serían mayoritariamente considerados como "lo normal", "lo permitido", "lo aceptable". Mientras tanto, todo lo que caiga fuera de la ventana, sería "radical", "utópico", "inviable" o "inaceptable".

Si uno además acepta la evidencia de que son los medios de comunicación de masas los que más poder tienen para mover la ventana de Overton y colocarla allí donde mejor convenga para los intereses de sus millonarios propietarios, queda completamente claro que la izquierda, como decía Pablo Iglesias recientemente en un mitin, no puede aceptar que la política es "un mercado de demanda" —como postulan algunos— en el que habría que saber detectar por dónde sopla el viento de la opinión pública y emitir mensajes y propuestas correctamente sintonizadas con esa opinión. Dado que la ventana la colocan sobre todo los medios propiedad de la oligarquía, aceptar esa estrategia supone convertir a la izquierda en una corriente política más al servicio del 1% más pudiente de la población. Como es evidente, cualquier izquierda con aspiración de transformar la sociedad no tiene que dedicarse a buscar un cómodo lugar dentro de la ventana de Overton sino que tiene que trabajar con ímpetu y valentía para moverla. Precisamente esto es lo que se ha dado en llamar en tiempos recientes la "batalla cultural".

Los elementos que pueden estar dentro o fuera de la ventana pueden ser posicionamientos políticos concretos —subir los impuestos a los ricos, crear una empresa pública de energía, o, del otro lado, suprimir las comunidades autónomas, deportar a los extranjeros que cometan un delito— y también pueden ser actores políticos (partidos, líderes de partidos, organizaciones de la sociedad civil, incluso medios de comunicación). Pero la metáfora de la ventana de Overton también se puede utilizar para elementos políticos más abstractos, como por ejemplo el eje izquierda-derecha.

Esperanza Aguirre decía que Cristóbal Montoro era socialdemócrata. VOX llama al PP "derechita cobarde" y más de una vez los han acusado de ser de centro. La maquinaria política y mediática del régimen del 78 no se ha cansado de llamar a Podemos "extrema izquierda" o incluso describirlos como "bolivarianos". Todo esto no lo tenemos que tomar al pie de la letra, sino como lo que realmente es: intentos de desplazar la ventana hacia donde más le conviene a cada uno. Si Esperanza Aguirre o VOX consiguen arrastrar la ventana hacia la derecha por la vía de empujar a la mayor parte del PP hacia la izquierda, entonces crean un espacio mucho más ancho para caber ellos. Si Podemos son peligrosos radicales bolivarianos, entonces están fuera de la ventana y queda mucho más sitio dentro para el PSOE.

Exactamente la misma operación está llevando a cabo Javier Milei cuando llama "zurdos" —es decir, "izquierdistas"— a los de Pedro Sánchez. No es una descripción objetiva de la realidad sino un intento de mover la ventana de Overton. Si la socialdemocracia de tercera vía que representa el PSOE es "la izquierda", entonces el PP es de centro y Milei no es un fascista sino una derecha aceptable. El presidente argentino ha dicho explícitamente que su principal objetivo es liderar la batalla cultural y eso es exactamente lo que está haciendo cuando acusa al PSOE de izquierdismo.

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Justo por ese mismo motivo —para no permitir un desplazamiento de la ventana de Overton que convierta a la extrema derecha en derecha aceptable—, lo que tenemos que denunciar desde el ámbito de la izquierda es que el PSOE, lejos de estar cerca de nosotras, se halla mucho más próximo a las coordenadas del PP. Y no nos faltan ejemplos para argumentar que esto es, de hecho, así. El PSOE metió la austeridad en el artículo 135 de la Constitución Española en 2011 de la mano del PP; en 2016, intentó formar un gobierno con la derecha neoliberal de Albert Rivera; en 2017, volvió a pactar con el PP para aplicar el artículo 155 en Catalunya y suspender así el principio democrático; en los últimos años, el PSOE no ha hecho nada para investigar la brutal masacre en la valla de Melilla, ha enviado tanquetas contra los trabajadores del metal de Cádiz, no deja de vender y comprar armas a Israel y de llamarlo "país amigo" a pesar de que está perpetrando el peor genocidio del siglo XXI, ha abrazado con las dos manos la escalada bélica promovida por la OTAN en Ucrania que nos puede llevar a la tercera guerra mundial y ha decidido entregar el Sáhara Occidental a Marruecos; en materia social, se ha resistido con uñas y dientes a aprobar la ley de vivienda que lideró Podemos, apenas ha tocado mínimamente los impuestos a las grandes fortunas y a las grandes corporaciones e incluso ha puesto en marcha medidas que pedía el banco Santander, como los avales públicos para que los jóvenes se puedan sobreendeudar con la hipoteca. La lista podría ser mucho más larga pero la conclusión sería la misma: el PSOE no es un partido de izquierdas, diga lo que diga Milei.

El intento de desplazamiento de la ventana de Overton que está intentando provocar el presidente argentino con su batalla cultural también le viene bien a Pedro Sánchez

Sin embargo, el intento de desplazamiento de la ventana de Overton que está intentando provocar el presidente argentino con su batalla cultural también le viene bien a Pedro Sánchez. Si Milei consigue arrastrar la ventana hacia la derecha para colocar al PSOE en la izquierda y poder situarse así en el espacio de la derecha aceptable, se produce al mismo tiempo un efecto concomitante: todo lo que esté a la izquierda del PSOE es automáticamente expulsado de los parámetros de lo aceptable y queda proscrito. Por eso el PSOE ha corrido a instrumentalizar el grito de "zurdos" proferido por Milei, ha lanzado un vídeo en redes sociales y al propio Pedro Sánchez lo ha utilizado en un acto este mismo sábado.

Este juego de máscaras en España lo conocemos bien. Es exactamente así como ha funcionado durante casi cuatro décadas el sistema bipartidista del turno del régimen del 78. El PSOE acusaba al PP de ser franquistas, el PP acusaba al PSOE de ser peligrosos izquierdistas y, así, aunque ambos se pusiesen de acuerdo en todos los temas importantes —apuntalamiento de la monarquía, no ir más allá del sistema autonómico, no impugnar el reparto productivo europeo entre el Norte y el Sur, obediencia a la OTAN, blindaje de los privilegios económicos de la oligarquía española—, expulsaban de la ventana de Overton a cualquier posible adversario por la derecha y por la izquierda y se quedaban con todo.

Así nos engañaron durante muchas décadas, pero el 15M de 2011 el pueblo español despertó y ya pudimos ver lo que hay detrás de la tramoya. Hace tiempo que ya sabemos que el reparto simbólico de papeles es fake. Y, por eso, no vamos a seguir permitiendo que muevan la bolita con los cubiletes. Si el PSOE es "zurdo", entonces automáticamente Milei es la derecha respetable y el PP es el centro. Es ahí donde quieren colocar la ventana y es nuestra obligación impugnarlo y decir: "No señor. Milei es un fascista, el PP es claramente de derechas y cada vez más de ultraderecha, el PSOE está en el centro y muchas veces se acerca al PP, y hay todo un espacio de izquierdas que se queda libre y que tenemos que trabajar para que esté dentro de la ventana." De esto también van estas elecciones europeas.