Biden y Macron utilizan la memoria del Día D para justificar una nueva escalada en Ucrania

La presencia del ucraniano Volodimir Zelenski y los símiles entre la Segunda Guerra Mundial y el actual conflicto marcan el 80º aniversario del Desembarco de Normandía

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El presidente francés, Emmanuel Macron, y su homólogo estadounidense, Joe Biden, convirtieron este jueves el 80º aniversario del Desembarco de Normandía en una muestra de apoyo a Ucrania. El jefe de Estado ucraniano, Volodimir Zelenski, fue el invitado estrella en una ceremonia en que se reflejó el actual alineamiento atlantista del bloque europeo. Los símiles de brocha gorda entre la Segunda Guerra Mundial y el actual conflicto en el este del Viejo Continente abundaron en estos actos, en el noroeste de Francia. Y sirvieron para justificar una nueva escalada en el conflicto ucraniano.

“Ante el retorno de la guerra en nuestro continente (…), ante aquellos que pretenden cambiar las fronteras a través de la fuerza o reescribir la historia, tenemos que ser dignos de los que desembarcaron aquí”, aseguró Macron el jueves por la tarde en la playa de Omaha durante un discurso con que clausuró la principal ceremonia. En ella asistieron unos 25 jefes de Estado y 250 veteranos de la Segunda Guerra Mundial. “En las playas de Normandía se decidió la batalla entre la libertad y la tiranía”, recordó al mediodía Biden durante otro acto, celebrado en el imponente Cementerio Estadounidense.

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“No apartaremos la mirada de Ucrania. Si lo hacemos, caerá bajo el yugo ruso y también lo hará Europa. (…) Esto supondría olvidar lo que sucedió en esta playa” de Omaha, defendió el dirigente demócrata, insistiendo en el discutible paralelo entre la Segunda Guerra Mundial y el conflicto entre Moscú y Kiev. Biden concluyó con un contundente discurso —lleno de pullas contra Vladimir Putin y Donald Trump— un emotivo acto en que condecoraron con la Legión de Honor a varios soldados estadounidenses que combatieron el Día D. Esa operación, iniciada el 6 de junio de 1944, abrió un frente en la Francia ocupada que aceleró la derrota del nazismo.

Con Ucrania y sin presencia de Rusia

La necesaria memoria de la lucha contra el fascismo se ha mezclado en estas conmemoraciones con la voluntad del bloque occidental de persistir en la vía bélica en su pulso con Rusia, además de ponerse de perfil respecto a la mortífera ofensiva israelí en Gaza —las menciones sobre ese conflicto han sido escasas—. El 80º aniversario del Desembarco de Normandía ha coincidido con una escalada en el conflicto ucraniano. Ante la ofensiva del ejército ruso en los alrededores de Járkov, Washington respondió autorizando al ejército ucraniano el uso de armamento occidental para bombardear el territorio ruso. Además, Macron busca un acuerdo con sus aliados para enviar instructores militares franceses y de otros países europeos a Ucrania.

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En 2014, otra fecha simbólica (la del 70º aniversario) ya se había visto marcada por la cuestión ucraniana. Entonces, el francés François Hollande y la alemana Angela Merkel aprovecharon esa conmemoración para lograr que Putin y el ucraniano Petro Poroshenko se reunieran por primera vez desde el estallido de la crisis entre Kiev y Moscú a causa de la revuelta de Maidán y la anexión de Crimea. Ese encuentro inauguró el conocido como “formato de Normandía” (Ucrania, Rusia, Francia y Alemania). Aunque resultó estéril para evitar el actual conflicto, representó durante años un canal diplomático. Actualmente, se trata de una vía descartada, tanto por Moscú como Washington y Bruselas.

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De hecho, el 80º aniversario del Desembarco ha estado marcado por la ausencia de una delegación rusa. Tampoco invitaron a veteranos del ejército soviético ni opositores rusos. La muerte de 27 millones de ciudadanos soviéticos durante la Segunda Guerra Mundial ha quedado en el olvido. Fuentes del Elíseo justificaron esa decisión a causa de “la guerra de conquista de Rusia en Ucrania”. Pero corre el riesgo de alimentar el victimismo de Putin. Ha sido criticada asimismo por opositores al régimen del Kremlin, como el periodista Dmitri Muratov, director del diario Novaya Gazeta, quien recordó que la presencia de veteranos soviéticos hubiera permitido hacer una llamada “al alto el fuego, en recuerdo de aquellos que murieron por la paz”.

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¿Un uso electoralista de las conmemoraciones?

No obstante, los gestos de distensión no los hay ni se los espera en el embrollo ucraniano. A la voluntad de Moscú y Kiev de seguir con el conflicto se le suma el limitado margen de maniobra de los dirigentes occidentales. Los mandatarios de Francia, Estados Unidos y Reino Unido se encuentran en campaña y afrontan sus respectivos comicios en la cuerda floja. Este contexto electoral se ha notado durante las conmemoraciones en Normandía.

“El aislacionismo no es una respuesta y tampoco lo era hace 80 años”, defendió Biden durante su discurso en el Cementerio Estadounidense. Representó un evidente mensaje hacia el ultranacionalista Trump, su principal adversario en los comicios del 5 de noviembre. En el caso de Macron, ha llenado la recta final de la campaña de las europeas, incluso la jornada de reflexión, de actos diplomáticos relevantes. Después del 80º aniversario, el viernes se reunirá con Zelenski en el Elíseo. Y el día después hará lo mismo con Biden en el marco de la primera visita de Estado en Francia del mandatario demócrata.

“Si solo hablara de las conmemoraciones del Desembarco y de la importancia que esto tiene en nuestra historia, no le vería ningún problema. (…). Pero también habla de la situación internacional y de las europeas”, criticó el candidato del Partido Socialista, Raphaël Glucksmann, sobre esta omnipresencia mediática de Macron, que podría sufrir el domingo un duro revés electoral. El presidente francés ya hizo correr ríos de tinta a finales de febrero cuando insinuó un posible envío de tropas de países de la OTAN al territorio ucraniano.

Muchos analistas interpretaron esas declaraciones en clave de la política interna francesa. Es decir, reflejaban la voluntad de Macron de colocar la guerra de Ucrania en el centro del debate con el objetivo de recortar la distancia con la ultraderecha de Marine Le Pen, quien obtendrá una imponente —y preocupante victoria— en las europeas en Francia, según los sondeos, que se deben coger con pinzas Pero esa carta no le aportó resultados al macronismo, inmerso en un claro declive y al que los sondeos otorgan una intención de voto del 17-14,5%, la mitad de lo pronosticado para el lepenismo (34-29%). El apoyo armamentístico a Kiev genera cada vez más reticencias en la población gala. Y no está nada claro que las comparaciones con la Segunda Guerra Mundial cambien esa tendencia.