EEUU y la UE con Israel, las calles con Palestina
“Será una guerra feroz, mortífera, precisa y que cambiará la situación de forma permanente en la Franja de Gaza. Vamos a eliminar a Hamás porque no aceptan la existencia de Israel. Son humanos salvajes, bestias que han asesinado soldados, niños y ciudadanos. Mientras no les hayamos eliminado, no habremos terminado la misión. Esta es una guerra de los hijos de la luz contra los hijos de la oscuridad”. Ataviado con un chaleco antibalas y rodeado de soldados, el ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, prometía así este domingo que la guerra no acabará hasta la destrucción total de los que considera enemigos del Estado de Israel.
En este mensaje se sintetiza la estrategia comunicativa de Israel: lenguaje mesiánico, deshumanización del pueblo palestino, y las dos ideas fuerza con las que está justificando los ataques: el “derecho a la legítima defensa del Estado de Israel”, que recordemos es el que ocupa ilegalmente territorio palestino; y la construcción de una caricatura monstruosa de la resistencia palestina en torno al significante “Hamás”. Tal y como ha denunciado la organización Human Rights Watch el castigo colectivo que está imponiendo Israel contra la población de Gaza es un acto ilegal que supone un crimen de guerra.
Mientras tanto, la población de la Franja de Gaza sigue sufriendo bombardeos sistemáticos y cortes de suministros básicos como la luz o el agua. Según los últimos datos aportados por el Ministerio de Sanidad de Gaza, ya hay 2.670 muertos a causa de los bombardeos, 724 de los cuales son niños y niñas. La defensa civil palestina calcula que hay además 1.000 personas desaparecidas bajo los escombros. Además, los bombardeos han dejado al menos diez periodistas muertos y una veintena de cooperantes, lo que supone una clara vulneración del Derecho Internacional.
Los bombardeos no están respetando además ni siquiera los “corredores humanitarios” destinados a evacuar a la población civil del norte de la Franja. Después de que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, anunciara el pasado viernes un ultimátum a la población del norte de Gaza para que abandonaran sus hogares ante la posibilidad de una entrada por tierra de su ejército, Israel anunció la apertura de una serie de “corredores seguros” para salir de la zona. Esta “evacuación”, que es en realidad un desplazamiento forzoso, fue rechazada por la ONU, que consideró que trasladar a más de un millón de personas a través de una zona de guerra densamente poblada a un lugar sin comida, agua, ni alojamiento, cuando todo el territorio está bajo asedio, era extremadamente peligroso y supondría una catástrofe humanitaria y una violación del derecho internacional. En total, según datos de UNRWA, más de un millón de personas se han convertido en desplazados forzosos dentro de la Franja de Gaza desde que comenzaron los bombardeos.
A pesar de las advertencias de la ONU, Israel insistió en mantener su ultimátum. El jefe de división de medios árabes de las Fuerzas de Defensa de Israel explicó que los residentes del norte del territorio podrían recorrer la céntrica carretera de Saladino y el trayecto que enlaza las avenidas costeras de Daldul y Al Sana "sin ningún peligro" hacia Khan Yunis, la principal población del sur. "Si les interesa su propia seguridad y la de sus seres queridos, diríjanse hacia el sur según las instrucciones", dijo. Pues bien, ni los corredores humanitarios han respetado. Según el Ministerio de Salud de Gaza este viernes, hubo al menos 70 palestinos muertos y 200 heridos en un bombardeo israelí sobre precisamente el corredor de salida abierto en la carretera de Saladino, una de las principales rutas “seguras”.
Según el Ministerio de Salud de Gaza este viernes, hubo al menos 70 palestinos muertos y 200 heridos en un bombardeo israelí sobre precisamente el corredor de salida abierto en la carretera de Saladino, una de las principales rutas “seguras”
Israel habla de manipulación, pero esta información ha sido contrastada por The Guardian y la BBC. Se han basado en un análisis de fotografías y vídeos realizado por la agencia de investigación británica Forensic Architecture que revela que Israel atacó a un convoy de civiles que huían del norte de Gaza precisamente por una de las dos rutas marcadas como seguras por el gobierno israelí. El análisis de los vídeos e imágenes disponibles prueba que en ese ataque murieron al menos 12 personas, la mayoría mujeres y niños, entre ellos uno de apenas dos años, y varios vehículos resultaron gravemente dañados. La conclusión es evidente: no hay lugares seguros en Gaza. Al menos para la población palestina, porque según hemos conocido hace unas horas, Estados Unidos, Egipto e Israel están ultimando un acuerdo para permitir la salida de Gaza a través del paso fronterizo de Rafah. Eso sí, para poder salir hace falta ser extranjero o, al menos, tener un segundo pasaporte de otra nacionalidad.
Estados Unidos, aliado histórico de Israel desde hace siete décadas y su mayor proveedor militar, es el principal apoyo internacional de Netanyahu en su ofensiva contra Palestina. El presidente estadounidense, Joe Biden, ha insistido en reiteradas ocasiones que el Estado de Israel tiene pleno derecho a defender su territorio. Y esto ha tenido una traducción en su estrategia comunicativa: lo vimos cuando el presidente se hizo eco de los bulos sobre la decapitación de bebés por parte de Hamás, que finalmente la propia Casa Blanca se vio obligada a rectificar. Pero también en las recomendaciones que ha emitido el Departamento de Estado a los portavoces del Gobierno, y de las que se ha hecho eco la NBC, en las que se les insta a evitar usar términos como “desescalada”, “fin de la violencia” o “vuelta a la calma”. Todo ello para contribuir a la estrategia comunicativa de Israel.
Sin embargo, parece que Estados Unidos está suavizando su posición y el pasado domingo Biden ha twitteado un mensaje en el que advierte que no se debe perder de vista el hecho de que “la inmensa mayoría de los palestinos no tiene nada que ver con los terribles ataques de Hamás y están sufriendo sus consecuencias”. Además, ha dicho en una entrevista en la CBS que “ocupar Gaza sería un gran error”.
La Unión Europea asumió inmediatamente la línea de Estados Unidos. La presidenta de la Comisión Europea Úrsula Von der Leyen y la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola no tardaron ni una semana en viajar a Israel para mostrar su apoyo a Netanyahu. Ni siquiera la visita a Kiev fue tan rápida. “Somos amigos de Israel. Cuando los amigos son atacados, los apoyamos. Israel tiene el derecho y el deber de responder al acto de guerra de Hamás”, dijo Von der Leyen hace unos días. Sin embargo, las posiciones dentro de la UE no son monolíticas, y hay matices entre los que apoyan sin fisuras a Israel y quienes advierten de las consecuencias que puede tener sobre la posición palestina.
Estamos hablando de una diferencia mínima. Entre los que dan carta blanca a Israel para ir con todo y los que piden a Israel que al menos guarde un poco las formas de cara a la comunidad internacional. Ahí es donde se posiciona el jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, que ha avisado de que, aunque Israel tiene derecho a defenderse, ha de hacerlo respetando el derecho internacional. El ministro de Exteriores, José Manuel Albares, se ha expresado en los mismos términos apoyando el “derecho" de Israel "a defenderse" aunque dentro, eso sí, del Derecho Internacional Humanitario. Y el primer ministro británico Rishi Sunak también ha pedido a Netanyahu que trate de "minimizar el impacto en civiles" al atacar a Gaza. Matar respetando el derecho internacional...
Y mientras Estados Unidos y Europa patrocinan el genocidio en Gaza, prohíben a sus ciudadanos manifestarse en favor del pueblo palestino. En Nueva York la policía arrestó a varios activistas judíos que se manifestaban por la paz en Palestina. Muchos de ellos eran descendientes de víctimas del Holocausto y pedían el fin del genocidio en Gaza. “Mi abuelo sobrevivió a Auschwitz y por eso lucho por una Palestina libre”, dijo Talia Baurer, portavoz de Jewish Voice for Peace y una de las 57 personas detenidas en la concentración en solidaridad con Gaza de Nueva York.
Y en Europa, las cosas no están mejor, mostrar solidaridad con el pueblo palestino puede llegar a ser constitutivo de delito. En Berlín se han prohibido varias manifestaciones por considerarlas una amenaza a la seguridad y el orden público. En Francia, también se han prohibido concentraciones, se han producido decenas de detenciones, se está investigando al NPA por recordar el derecho a la resistencia del pueblo palestino y se está planteando la disolución de organizaciones pro-palestinas. Y en Reino Unido, la ministra de Interior, ha ordenado a la policía que preste especial atención a los manifestantes que ondeen banderas palestinas ya que puede considerarse como un delito de orden público por tratar de "glorificar actos de terrorismo". Además, ha señalado que tampoco es aceptable pasear por barrios judíos cantando himnos o llevando símbolos palestinos.
A pesar de la criminalización de las muestras de apoyo al pueblo palestino en Europa, la gente no ha dejado de salir a las calles para expresar su repulsa a los ataques de Israel. Un ejemplo ha sido la manifestación que tuvo lugar este lunes en Madrid y que reunió a más 40.000 personas para denunciar el genocidio que está teniendo lugar en Gaza ante la pasividad internacional.
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