Elon Musk

Elon Musk: demócrata en Venezuela, fascista en Estados Unidos

La progresía global ha criticado que Nicolás Maduro haya suspendido la red social X, pero desconoce que Elon Musk ha llamado a la guerra civil desde su propia cuenta y que está siendo el gran difusor de bulos desestabilizadores en el país caribeño

Elon Musk — Yolanda Ruiz / Zuma Press / ContactoPhoto
Elon Musk — Yolanda Ruiz / Zuma Press / ContactoPhoto

Uno de los principales actores mediáticos en la campaña de Estados Unidos está siendo uno de los hombres más ricos del mundo, Elon Musk, dueño de la red social X. Sin ir más lejos, después de que Trump fuera expulsado hace dos años del antiguo Twitter, Musk ha protagonizado un conversatorio de recibimiento con el candidato republicano que ha tenido más de dos millones de seguidores y en el que se han difundido infinidad de mentiras y ataques sobre la demócrata Kamala Harris.

Este mismo proceder de Elon Musk a favor de la ultraderecha lo lleva a cabo también en Venezuela. Con la diferencia que, para la progresía global, en Venezuela está defendiendo la democracia y en Estados Unidos está impulsando el autoritarismo del ultraderechista Donald Trump, campaña a la que le ha inyectado 45 millones de dólares hasta el momento.

El dueño de la red social X y de Tesla, la multinacional líder de los vehículos eléctricos y las tecnologías de la llamada transición energética —las baterías—, cuenta con casi 200 millones de seguidores en su plataforma de comunicación y una de las primeras cosas que cambió cuando se hizo con el control de la antigua red social del pajarito fue la de ordenar la modificación de los algoritmos para que sus mensajes apareciesen en todos los timelines de los usuarios. Por eso Elon Musk aparece en tu panel sin tú seguirlo. No es casualidad, es el algoritmo y el algoritmo es ideología.

El dueño de X y de Tesla, pero también de SpaceX o Neuralink, está vinculado con la ultraderecha global y desde su cuenta fomenta todas las guerras culturales a las que este espacio político dedica casi todos sus esfuerzos. Pero, de todos modos, aunque Elon Musk está en contra de lo que llama el progresimo woke, su verdadera batalla es la económica.

Venezuela no solo cuenta con un tercio del total de reservas de petróleo del mundo, también cuenta con importantes reservas de gas y yacimientos de minerales imprescindibles para las baterías necesarias para la llamada transición energética: cobre, hierro, coltán, bauxita, casiterita, níquel, rodio o titanio.

Nada de esto sería posible sin suscriptores

Y es aquí donde se explica la alianza entre Elon Musk y la oposición venezolana que lidera la ultraderechista María Corina Machado, una mezcla de Isabel Díaz Ayuso y Margaret Thatcher que aboga por el “capitalismo popular” y que entre sus planes económicos está la privatización de los sectores estratégicos de la economía venezolana que el chavismo ha puesto bajo el control del Estado.

En la misma línea se explica la alianza que Musk tiene con Javier Milei, con quien se ha reunido en varias ocasiones y ha hecho de propagandista de las bonanzas del modelo ultraliberal del presidente argentino para los inversores extranjeros. Uno de los primeros viajes que Milei ha hecho a Estados Unidos ha sido a Texas, a conocer la planta de producción de Tesla de la mano de Elon Musk.

Al igual que la alianza de Elon Musk con María Corina Machado en Venezuela no es casual, tampoco lo es la entente que mantiene con Javier Milei. Argentina no tiene las reservas petrolíferas que posee Venezuela, pero tiene una de las mayores reservas de litio de América Latina

“Ayúdenme ustedes que son el progreso humano encarnado a hacer de la Argentina la nueva Roma del siglo XXI, a hacer de la Argentina una tierra de oportunidades para todos los que estén dispuestos a habitar nuestro suelo”, dijo Milei en ese encuentro en Texas de la mano de Elon Musk.

Al igual que la alianza de Elon Musk con María Corina Machado en Venezuela no es casual, tampoco lo es la entente que mantiene con Javier Milei. Argentina no tiene las reservas petrolíferas que posee Venezuela, pero tiene una de las mayores reservas de litio de América Latina, especialmente en las provincias de Catamarca, Salta y Jujuy. La Ley de Bases aprobada por Javier Milei supone el desguace del Estado argentino, pero también la posibilidad de que empresas extranjeras exploten en régimen colonial los yacimientos mineros del país.

El litio, considerado el oro blanco o el oro del siglo XXI por su capacidad para el desarrollo de baterías de la que se nutre la transición energética de la economía global, es lo que hace a Argentina tan apetecible para Javier Milei. Argentina, junto a Chile y Bolivia, conforman el llamado Triángulo del Litio. O lo que es lo mismo, Bolivia, Argentina y Chile concentran el 85% de las reservas mundiales de este mineral en una extensión de 870.000 hectáreas, según el Servicio Geológico de los Estados Unidos.

En concreto, en Argentina se prevé que están escondidas el 12% de las reservas mundiales de litio. Qué duda cabe que si estas reservas estuvieran bajo control del Estado argentino supondrían una fuente de ingresos para el país. El desguace del Estado argentino no es casual, como tampoco lo es el cambio del algoritmo de la red social X.

La progresía global ha criticado que Nicolás Maduro haya suspendido la red social X en Venezuela, pero desconoce que Elon Musk ha llamado a la guerra civil desde su propia cuenta y que está siendo el gran difusor de bulos desestabilizadores en el país caribeño. También está difundiendo bulos a favor de Donald Trump, pero aquí la progresía sí lo ve claro y lo denuncia como ha hecho este fin de semana el periódico El País, el gran altavoz del neoliberalismo progresista en lengua española y una pata más de las relaciones exteriores de la OTAN en España y América Latina.

Este artículo publicado por El País señala que esparcir odio y bulos por X es rentable. Hasta 19 millones de dólares han ingresado diez de las cuentas ultraderechistas reestablecidas por Elon Musk tras hacerse propietario de la antigua red del pajarito. La propia Unión Europea ha advertido a X de que incumple la Ley de Servicios Digitales y especialmente protagónico ha sido el papel de X durante los altercados racistas en Reino Unido, donde Musk ha dado altavoz a mensajes neonazis que difundían bulos sobre la población británica racializada.

Frenar la impunidad con la que operan los grandes operadores mediáticos, tanto tradicionales como digitales, es hoy clave para frenar el avance de una ultraderecha que se nutre de bulos, odio y de una ofensiva descivilizatoria

Sin embargo, cuando Nicolás Maduro ha hecho cumplir la ley venezolana después de que Elon Musk haya llamado a la guerra civil en el país caribeño, la progresía global ha enfocado la decisión del Gobierno venezolano en un ataque a la libertad de expresión. Frenar la impunidad con la que operan los grandes operadores mediáticos, tanto tradicionales como digitales, es hoy clave para frenar el avance de una ultraderecha que se nutre de bulos, odio y de una ofensiva descivilizatoria. La pregunta es por qué la progresía lo ve tan claro cuando ocurre en Estados Unidos o en Europa y le cuesta tanto verlo cuando tiene lugar en Venezuela.