Francia

En la Francia de Macron, la precariedad estudiantil alcanza nuevas cotas

La situación es catastrófica para los estudiantes de todo el país
linsoumission.fr
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Precariedad estudiantil. El pasado 12 de septiembre apareció la edición 2024 del barómetro de pobreza y precariedad de IPSOS/Secours populaire. Por desgracia, no nos ha sorprendido enterarnos de que en la Francia de Macron la precariedad está alcanzando niveles récord. El 47 por cien de los franceses tiene dificultades para pagar su factura de electricidad (un 2 por cien más respecto a 2023); el 29 por cien tiene dificultades para tener un seguro de salud (un 3 más respecto a 2023); el 38 por cien tiene dificultades para pagar su alojamiento (un 4 por cien más respecto a 2023) y uno de cada tres adultos ha de renunciar a una comida diaria.

Entre las primeras víctimas de esta situación se encuentran los estudiantes, una población con un poder adquisitivo lógicamente limitado. En 2024, casi el 20 por cien no tienen suficientes ingresos para comer decentemente. Las colas delante de la distribución de alimentos siempre son larguísimas. Muy a menudo, combinar trabajo y estudio no sirve de nada cuando se tiene una vivienda precaria, se ha de renunciar a la atención médica y la angustia psicológica.

El 36 por cien de los estudiantes ya había renunciado a un seguro médico, que la mitad de ellos ya se había saltado una comida y que el 43 por cien de las estudiantes ya había renunciado a o pospuesto una consulta ginecológica

La situación es catastrófica para los estudiantes de todo el país. “Me raciono todas las semanas y tengo que recurrir a la ayuda alimentaria constantemente. ¿Iría a manifestarme este sábado contra Macron? ¡Sí, por supuesto, él es el que nos está extorsionando!”, declaraba Sarah a los micrófonos de L’Insoumission.fr, preguntada sobre la convocatoria de manifestaciones de las organizaciones juveniles para el sábado 21 de septiembre.

Las cifras cada vez más alarmantes de la precariedad estudiantil

En 2023, hace casi un año, presentábamos las escalofriantes cifras de la encuesta Cop1/IFOP sobre la precariedad estudiantil en Francia. En particular, se podía constatar que el 36 por cien de los estudiantes ya había renunciado a un seguro médico, que la mitad de ellos ya se había saltado una comida y que el 43 por cien de las estudiantes ya había renunciado a o pospuesto una consulta ginecológica. Un año después, se multiplican las encuestas y los estudios que dan cuenta de la catastrófica situación en la que se encuentra sumida la juventud estudiantil del país.

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En materia de alimentación, una consulta de la Fédération des Associations Générales Étudiantes (FAGE) muestra que el 19 por cien de los estudiantes no tienen suficiente para comer. Otro tanto ocurre con la asociación de ayuda alimentaria Linkee, cuyo informe de 2024 destaca que el 54 por cien de los estudiantes que se benefician de su labor se saltan regularmente una comida (frente al 43 por cien en 2021 y 2022), y que la mitad vive con menos de 50 euros mensuales de gastos de manutención al mes.

Una estudiante dice: “Me salto comidas (mañana y tarde) y como en dosis reducidas porque en lo único que puedo ahorrar es en comida”.

Igual de grave es el hecho de que los estudiantes abandonen tratamientos médicos por falta de ingresos. En este sentido, el informe Linkee destaca que el 54 por cien de los estudiantes encuestados tuvieron que renunciar a la atención médica durante los últimos 12 meses por motivos económicos. En declaraciones a France Inter, otro estudiante declara: “En términos de salud, me descuido mucho. Ya ni siquiera me atrevo a ir a ver a un médico porque sé que si me pide un adelanto [de dinero] no podré pagarlo”.

Bastante olvidada en muchos debates, la angustia psicológica es otra carga que abruma a los estudiantes. En marzo de 2024, un estudio de la Universidad de Burdeos señalaba que el 41 por cien presenta síntomas depresivos.

La infravivienda también se está convirtiendo en un problema central para los estudiantes del país. Mientras en la actualidad hacen falta al menos 250.000 alojamientos para estudiantes y hay muchas residencias CROUS donde pululan las cucarachas y los colchones se pudren, la investigación sobre las infraviviendas para estudiantes realizada por la Unión de Estudiantes subraya la gravedad de la situación.

En 2023, 87.000 estudiantes empezaron el curso académico sin vivienda; 1 de cada 2 vive en una infravivienda y 6 de cada 10 pasan frío en casa. La encuesta de Linkee señala que 1 de cada 10 encuestados afirma haber tenido que dormir al menos una vez en un vehículo durante los últimos 12 meses, mientras que el documental "La bourse ou la vie, étudier à tout prix ", que se emitió este mes en France 2, presenta el testimonio de Théo, un estudiante que tuvo que dormir 6 meses en un parking por falta de alojamiento.

Y mientras tanto, los (multi)propietarios especulan con la escasez de viviendas para alquilar cuchitriles a precios desorbitados.

La precariedad estudiantil, una elección política del campo presidencial

La precariedad estudiantil ha sido una problemática inscrita en la agenda mediática al menos desde el inicio de la crisis sanitaria del Covid-19. Por supuesto, el campo presidencial es consciente de la situación. Por mucho que los macronistas repitan hasta la saciedad una y otra vez su retórica del compromiso con la causa estudiantil, los hechos hablan en su contra.

Hace unos meses, el gobierno también se opuso a la propuesta de subsidio de autonomía juvenil planteada por La France insoumise (LFI) para permitir que todo estudiante universitario y de secundaria fiscalmente independiente pueda vivir por encima del umbral de pobreza

9 de febrero de 2023. Después de haber rebajado ya las APL [Ayudas personales a la vivienda], la minoría presidencial, ayudada por los Republicanos, rechazó por un voto una propuesta de ley destinada a instaurar el almuerzo a 1 euro para todos los estudiantes.

“Cada vez me siento más incapaz en todo lo que hago, no hablo de ello con nadie porque tengo miedo, no pido ayuda a nadie. Y me menosprecian constantemente porque no puedo pagar lo que tengo que pagar (matrícula, comida). Estoy tan cansada”. Sarah, estudiante, 20 años /// Informe 2024 de la asociación Linkee

Hace unos meses, el gobierno también se opuso a la propuesta de subsidio de autonomía juvenil planteada por La France insoumise (LFI) para permitir que todo estudiante universitario y de secundaria fiscalmente independiente pueda vivir por encima del umbral de pobreza. Con ello, tomó la decisión política de rechazar las posibilidades de una emancipación real de la juventud, dejando al menos al 26 por cien de los jóvenes de entre 18 y 24 años por debajo del umbral de pobreza (según el estudio DREES/INSEE 2023 sobre la situación de 2014, mientras que el umbral de pobreza ha aumentado hoy en día).

Este año, el campo presidencial está agravando aún más el fardo que soportan las y  los  estudiantes. De hecho, las tasas de matrícula universitaria se han descongelado y ya han aumentado para el año 2024, mientras que la tasa de Contribución a la Vida Estudiantil y Universitaria (CVEC) ha aumentado aún más hasta alcanzar más de 100 euros al año. En materia de vivienda, la subinversión del gobierno va acompañada de un aumento del 3,5 por cien en los alquileres que facilita el CROUS [Centro Regional de Obras Universitarias y Escolares], a pesar de que la vivienda constituye el principal gasto de los estudiantes y que uno de cada dos ya vive en infraviviendas. Al mismo tiempo, se suspendió la revalorización de las becas debido a la disolución de la legislatura decidida por Emmanuel Macron.

“¡Solo tienes que trabajar para pagarte los estudios!”

En términos más generales, el gobierno ignora sistemáticamente la reforma del obsoleto sistema de becas francés. En Francia, el sistema deja atrás al 70 por cien de las y los estudiantes (en comparación, el 90 por cien de las y los estudiantes daneses se benefician del mismo) y la beca máxima que se puede recibir sigue estando más de dos veces por debajo del umbral de la pobreza. Además, solo se concede durante 10 meses al año, lo que obliga a los estudiantes desfavorecidos a aceptar trabajos de verano no relacionados con sus estudios y, al mismo tiempo, refuerza las desigualdades sociales. Para Le Monde, un estudiante declara: “Vuelves a la universidad en septiembre y estás completamente destrozado”.

El gobierno quiere convertirlos en carne fresca para los empresarios, LFI quiere la emancipación de los jóvenes en formación

“¡Solo tienes que trabajar para pagarte los estudios!” ". Estos son los tipos de soluciones propuestas por el campo presidencial a los jóvenes que sufren. Pero lo cierto es que casi 1 de cada 2 jóvenes ya trabaja paralelamente a sus estudios, de los cuales 1 de cada 3 lo hace más de 15 horas semanales y, a pesar de ello, el 45 por cien de los estudiantes con un trabajo se salta en ocasiones una comida (encuesta IFOP/Cop1 de 2023).

Cada mes, muchos grupos de acción locales de La Francia Insumisa también se movilizan para ayudar a los estudiantes necesitados

Por su parte, La Francia Insumisa propone instaurar medidas de garantía de autonomía para permitir a cada joven en formación fiscalmente independiente vivir por encima del umbral de la pobreza y considerar la posibilidad de una emancipación real a través de los estudios. Por supuesto, el campo presidencial se opone a ello. ¿La razón? Prefiere convertirlos en carne fresca para los empresarios, una fuerza laboral maleable al servicio de su ideología de la competitividad.

En este sentido, el sociólogo Aurélien Casta subraya, en respuesta a la propuesta de 14 rectores y rectoras de universidades de instaurar una asignación de estudios para todos los estudiantes, que "hay sectores de actividad, una parte de los empresarios que, en última instancia, no tienen ningún interés en que se impugne ese statu quo. De hecho, casi la mitad de los estudiantes, ya sea durante el año o durante las largas vacaciones escolares, trabajan en sectores de actividad en tensión (hostelería-restauración, turismo, etc.)”.

Nunca se puede elogiar lo suficiente el monumental trabajo realizado por las asociaciones de ayuda alimentaria a los estudiantes. Cada mes, muchos grupos de acción locales de La Francia Insumisa también se movilizan para ayudar a los estudiantes necesitados. Pero, puesto que al fin y al cabo la cuestión depende de decisiones políticas, la caridad no basta para terminar con la precariedad estudiantil.

Es más, solo la movilización de los propios jóvenes en favor de un programa de ruptura que obligue a pagar los impuestos que deben pagar los superricos, los accionistas que se forran y los 3 millones de millonarios del país, garantizará las condiciones necesarias para su propia emancipación. La precariedad estudiantil no es inevitable. Es una elección política.


Traducido por Raúl Sánchez Cedillo del original en L'insoumission