Kamala Harris, Palestina y las “fuerzas armadas más letales del mundo”
En unas elecciones marcadas por el genocidio palestino, la candidata demócrata no representa el cambio que prometía
Previamente a la renuncia de Joe Biden como candidato presidencial, la posición del partido Demócrata sobre el genocidio palestino ponía en peligro sus posibilidades de reelección. Según el Arab American Institute, su porcentaje de apoyo entre los árabes-americanos cayó en picado hasta un 20% comparado con el 60% de las elecciones de 2020, junto a otros grupos en los que perdió apoyo como la población joven. Esto se vio reflejado en movimientos como el de los “no comprometidos” en las elecciones primarias demócratas, los cuáles mostraban su descontento con el genocidio en estados clave (Michigan, Minnesota, Wisconsin) como herramienta de presión al partido, reuniendo casi 200.000 votantes en estos estados, históricamente ganados por márgenes muy pequeños.
Kamala presentaba una imagen favorable al sufrimiento del pueblo palestino que buscaba equilibrar las posiciones pro-Israel del establishment demócrata
En este contexto, la figura de la vicepresidenta Harris jugaba un papel importante de cara a la opinión pública. Con varios discursos desde octubre de 2023 en los que llamó al alto el fuego, medida apoyada ampliamente por la base demócrata, o actos simbólicos como no asistir al discurso de Netanyahu en el Congreso estadounidense, Kamala presentaba una imagen favorable al sufrimiento del pueblo palestino que buscaba equilibrar las posiciones pro-Israel del establishment demócrata. Con la dimisión de Biden, existían esperanzas por parte de los activistas palestinos de que esto significase un cambio en el programa electoral del próximo noviembre.
Sin embargo, Kamala Harris demostró en su investidura en la Convención Nacional Demócrata (DNC) que este no iba a ser el caso. La Convención, celebrada entre el 19 y el 22 de agosto de 2024, tiene la función de ratificar la elección de sus candidatos a la presidencia, pero en ésta se dan lugar además todo tipo de charlas, conferencias y discursos enfocadas a la base votante demócrata.
A lo largo de los cuatro días se llevaron a cabo sentadas y manifestaciones fuera del edificio organizadas por la coalición pro-palestina “March on the DNC 2024 Coalition”, y se vivieron consecuentes episodios de represión. La policía de Chicago efectuó 56 arrestos a manifestantes a lo largo de la Convención. Además, la organización de la DNC se negó a las demandas de dar espacio a un ponente palestino, mientras que se le dio una plataforma a los padres de un rehén americano de Hamas.
En el último día de la Convención, el discurso de la vicepresidenta Harris lanzó mensajes contradictorios sobre Gaza a sus votantes. Mientras que en un momento de su discurso mencionaba el derecho de los palestinos a su “dignidad, seguridad, libertad y autodeterminación” y abogaba por un alto el fuego, también hablaba posteriormente del derecho a la autodefensa de los israelíes. A esto se añadió su proclama de que “América debe mantenerse firme en la defensa de su seguridad y sus valores en el exterior”, junto con la promesa de que como comandante en jefe, se aseguraría de que los Estados Unidos “siempre tenga la fuerza armada más fuerte y más letal del mundo”.
El mensaje de Kamala Harris en este discurso es sencillo: no va a haber un cambio de política exterior con respecto a Gaza
El mensaje de Kamala Harris en este discurso es sencillo: no va a haber un cambio de política exterior con respecto a Gaza. Como ha comentado Benjamin Moser a Al Jazeera, el lenguaje de Harris es el mismo que utiliza el gobierno estadounidense desde los acuerdos de Oslo de 1993, indistintamente del partido gobernante. Las declaraciones de la vicepresidenta indican que la política de securitización de Estados Unidos en Oriente Medio seguirá intacta, por mucho que haga referencia a una autodeterminación palestina que no está apoyada ni por una devolución de las tierras ocupadas, ni por un fin de la financiación económica y armamentística al estado de Israel.
Para los partidos hegemónicos estadounidenses, el genocidio palestino representa meramente un problema electoral
A pesar de la indignación de la población, el establishment americano no se plantea abandonar sus intereses geoestratégicos en zonas como Israel. Para los partidos hegemónicos estadounidenses, el genocidio palestino representa meramente un problema electoral, una cuestión que puede hacerles perder el apoyo de votantes antes asegurados. Declaraciones tibias como la de la vicepresidenta muestran que no se está buscando resolver la “cuestión palestina”, sino que se busca una manera de presentarla al electorado sin que perjudique la popularidad de su partido.