Polonia

Parte de la oposición de derecha en Polonia se manifiesta contra el ejecutivo de centro de Tusk: “no es un gobierno polaco, es un gobierno que representa intereses extranjeros”

Jarosław Kaczyński, líder de la principal fuerza opositora, llama a sus filas a votar en las elecciones presidenciales de 2025 “por el destino de los polacos”

Foto: X (Prawo i Sprawiedliwość)

El pasado 14 de septiembre se congregaron en las inmediaciones del Ministerio de Justicia polaco, ubicado en el corazón de Varsovia, manifestantes de derecha y ultraderecha en una protesta convocada por el periódico ultraconservador Gazeta Polska para expresar su disconformidad con la llevanza del gobierno por parte del equipo de Donald Tusk. En la reunión, a la que según OKO.press acudieron aproximadamente 1.000 asistentes, el presidente de Ley y Justicia (Prawo i Sprawiedliwość, PiS en adelante) llevó la voz cantante y aprovechó, por un lado, para criticar duramente la gestión gubernamental de Tusk y, por otro, para movilizar a su electorado de cara a las elecciones presidenciales del próximo año.

El trasfondo de la manifestación es estratégicamente complejo para PiS: es un partido de derecha, nacionalista, abiertamente euroescéptico, liberal en lo económico y férreo defensor de la familia tradicional (y, por tanto, reacio a los progresos del colectivo LGTBI+ o a los derechos reproductivos de las mujeres), entre otros aspectos relevantes. La importancia de esta formación es visible en su reciente papel en la política polaca: desde 2015 hasta 2023, PiS ostentó la presidencia del Gobierno, con Mateuzs Morawiecki, y a día de hoy conserva la de la República, con Andrzej Duda. Asimismo, durante los ocho años de legislatura, se han producido situaciones de “riesgo claro de violación grave del Estado de derecho en Polonia” debido, por ejemplo, a la reforma del poder judicial, por lo que la Unión Europea se vio obligada a la congelación de sus fondos europeos poniendo en compromiso el normal funcionamiento de la economía nacional.

Sin embargo, el batacazo electoral en los comicios parlamentarios de octubre de 2023 dio lugar a la investidura de Donald Tusk como nuevo presidente del Ejecutivo encabezando un gobierno centrista compuesto por Coalición Cívica, Nueva Izquierda (Nowa Lewica) y Tercera Vía (Trzecia Droga). Tal y como declaraba Tusk tras ser investido, comenzarían a “trabajar en un paquete de medidas para restaurar el Estado de derecho lo máximo posible” y, de este modo, revertir la situación problemática en que PiS sumió a Polonia.

Donald Tusk — Damian Burzykowski/Europa Press
Donald Tusk — Damian Burzykowski/Europa Press

Por lo tanto, la derrota en las parlamentarias deja a PiS con una última bala de cara a su futuro político: las elecciones presidenciales de 2025, y de ello habló en la manifestación del sábado 14. Kaczyński alentaba a su electorado a movilizarse: “debemos tomar conciencia sobre lo que está en juego aquí. Se trata del destino de los polacos […]. Se trata de nuestro destino, de nuestro futuro […]. Debemos formar un frente amplio, un frente rojo y blanco. ¡Y entonces ganaremos!”. Lo problemático de esta cuestión es que pudiera haber cierta confusión de figuras entre las derechas polacas: la asunción de ciertas posturas por parte de PiS (como el rechazo a la recepción de inmigrantes de Oriente Medio y África, el ensalzamiento de la soberanía de Polonia frente a la integración europea, entre muchas otras, hacen necesaria la reivindicación de su propio lugar en el espectro político si quieren evitar ser confundidos con la extrema derecha encarnada por Confederación de Libertad e Independencia (Konfederacja Wolność i Niepodległość).

Además, acusaba al gobierno de Tusk de no representar a los ciudadanos polacos, sino a los “intereses extranjeros”, haciendo alusión a las intenciones de reforzar las relaciones entre Varsovia y Bruselas que el nuevo ejecutivo ha afirmado en diversas ocasiones. Recordemos que uno de los pilares de PiS es el euroescepticismo y, por consiguiente, la reivindicación de la soberanía de Polonia por encima de las instituciones de la UE (incluso cuando se llevó a cabo la reforma del poder judicial en contra del criterio comunitario, lo que motivó la retención de los fondos europeos hasta que cesara la amenaza al Estado de derecho).

Así, estas reclamaciones de Kaczyński en espacios de protesta como el presente son para la derecha “moderada” de PiS el último medio para el más importante fin: asegurar la victoria en las elecciones presidenciales y, con ello, evitar perder relevancia en el panorama político polaco quedando relegado a una doble oposición derechista.