Francia

Protestas y terremoto en la izquierda francesa tras el nombramiento del nuevo gobierno

Jean-Luc Mélenchon, el líder insumiso ha tratado de mover las protestas calificando durante las mismas como “golpe” la decisión de Macron de nombrar a un primer ministro de derechas
Fernando Sánchez / Europa Press / ContactoPhoto
Fernando Sánchez / Europa Press / ContactoPhoto

Volver a las calles. Es lo que parece quedar sobre la mesa para la izquierda francesa. La decisión del presidente galo, Emmanuel Macron, de ignorar al Nuevo Frente Popular como opción de gobierno ha supuesto el aparente fin de la vía institucional poselectoral para la izquierda. Aún quedan opciones para esta amalgama de partidos entre los que destacan los socialistas, los insumisos, los verdes y los comunistas.

Por lo pronto, Jean-Luc Mélenchon, el líder insumiso ha tratado de mover las protestas calificando durante las mismas como “golpe” la decisión de Macron de nombrar a un primer ministro de derechas. El sistema francés permite al presidente decidir prácticamente a dedo, como prerrogativa, el nombramiento del primer ministro y, por lo tanto, del gobierno. Pero la decisión de Macron abusa de los procedimientos escudándose en dicha prerrogativa.

El problema que se había abierto con el resultado electoral de las parlamentarias era que el sistema francés no era presidencial sino semipresidencial, donde el presidente ejerce como jefe de Estado y el primer ministro, como jefe de gobierno. Pero la cámara legislativa no tiene que elegir al gobierno ni al primer ministro, por lo tanto Macron no necesitaba nombrar a alguien que contase con mayoría parlamentaria ni apoyos suficientes, simplemente nombrar a alguien que luego no concitase la unión de todos los partidos en una moción de censura.

Por ello se suele tratar a Francia como un sistema semipresidencial que funciona en la práctica como un sistema presidencial. El poder del jefe del Estado es notable, además de ejercer funciones destacadas en asuntos exteriores. Todo esto es reforzado por el hecho de que tras una reforma del sistema, se hizo que las elecciones parlamentarias prácticamente coincidieran en el tiempo con las presidenciales, facilitando que el jefe del Estado -en este caso Macron- controlase la cámara y esta no pudiera ejercer una gran oposición.

Ante este panorama, la crisis liberal en las elecciones europeas motivó que Macron buscase un golpe de efecto para recuperar popularidad y legitimidad con una elección anticipada legislativa donde pudiera volver a articular su famoso “frente republicano”, un cordón sanitario frente a la extrema derecha de Marine Le Pen.

Nada de esto sería posible sin suscriptores

Sin embargo, solo ha logrado protestas de unos y otros y problemas políticos internos. Meses después seguía sin nombrar un gobierno. Macron no sabía cómo articular un cordón sanitario a dos bandas al mismo tiempo, frente a la izquierda que quedó primera tras presentarse como bloque, y frente a la extrema derecha.

La Francia Insumisa buscó fórmulas que mantuviesen la unidad dentro del Nuevo Frente Popular ya que Macron trató de capitalizar las divisiones que existían en su seno con el Partido Socialista, especialmente tras el regreso de varios perfiles de la etapa del expresidente François Hollande a la primera línea

La estrategia del presidente pasó por, como es tradición en Francia, ofrecer el cargo a un miembro de la primera fuerza, el Nuevo Frente Popular. Por supuesto, para Macron la prioridad era que quien gobernase no levantase las medidas aprobadas por sus ya cuatro gabinetes: Édouard Philippe, Jean Castex, Élisabeth Borne y Gabriel Attal. Sobre todo preocupaban reforma como la de las pensiones y el retraso de la edad de jubilación.

La Francia Insumisa buscó fórmulas que mantuviesen la unidad dentro del Nuevo Frente Popular ya que Macron trató de capitalizar las divisiones que existían en su seno con el Partido Socialista, especialmente tras el regreso de varios perfiles de la etapa del expresidente François Hollande a la primera línea. Entre ellos parecía encontrarse el ex primer ministro Bernard Cazeneuve. La alcaldesa de París, la socialista Anne Hidalgo, ha confirmado que esta opción habría sido desestimada por su propio partido en favor de mantener la unidad con la izquierda.

Cabe señalar que el primer efecto que ha buscado Macron durante estos meses poselectorales era la implosión del Nuevo Frente Popular para poder elegir un primer ministro que respondiese a una mayoría sin la protesta y crítica que conllevaría elegir a un miembro de un partido menor. El sector de la propia Anne Hidalgo ya había ofrecido la unión de las izquierdas en el pasado pero bajo el liderazgo del Partido Socialista. El actual líder socialista, Olivier Faure, ha mostrado un interés mayor en el formato amplio de las izquierdas. Pero sin duda, el peso de los de Jean-Luc Mélenchon ha sido protagonista gracias al gran desempeño de su líder en la primera vuelta de las presidenciales, donde sorprendió quedando cerca de la segunda vuelta.

La representación de la Francia Insumisa, sin embargo, ha quedado reducida debido a su interés en priorizar su propio “frente republicano”, es decir, este partido fue de los que renunció a presentar un mayor número de candidaturas para conseguir diputados en las circunscripciones donde algún otro miembro del Nuevo Frente Popular tenía mejores posibilidades frente a la Agrupación Nacional de Marine Le Pen.

El pulso de la movilización de la izquierda no debe verse por lo tanto según su representación parlamentaria, dado el sistema no proporcional que se ha aplicado. Aun así, como reivindicaba Mélenchon en las protestas, La Francia Insumisa decidió volver a echarse a un lado después de las elecciones si su presencia en el gobierno impedía la conformación de un gobierno de izquierdas. Lucie Castets fue un perfil de consenso entre las distintas fuerzas del espacio del Nuevo Frente Popular, al tratarse de una alta funcionaria vinculada con el Partido Socialista pero defensora de los servicios públicos.

Los movimientos de voto serán muy importantes de cara a las elecciones de 2027 donde, si todo sigue según lo planeado, Macron no podrá presentarse a un tercer mandato

A la interna de la derecha, el movimiento de Macron no ha supuesto menos terremoto. Y es que finalmente el elegido para encabezar el gobierno ha sido Michel Barnier, importante miembro de la derecha conservadora de Los Republicanos.

Por si este espacio no estaba lo suficientemente tocado, Macron insiste en comerse el espectro de la derecha conservadora. Barnier fue candidato en las primarias republicanas, llegando a estar entre los cuatro más importantes. Además de haber logrado gran experiencia europea siendo el negociador de la Unión Europea para el Brexit, también sonó con fuerza como opción de Macron para la Comisión Europea de 2019, incluso sin ser formalmente alguien de la familia liberal, o también para un puesto relevante en el Partido Popular Europeo.

Los movimientos de voto serán muy importantes de cara a las elecciones de 2027 donde, si todo sigue según lo planeado, Macron no podrá presentarse a un tercer mandato. Marine Le Pen “se reconcilió” con su sobrina, Marion Maréchal, y con el ala derecha de Los Republicanos, con Éric Ciotti a la cabeza en las elecciones legislativas. Y ese movimiento ya hizo implosionar también a Los Republicanos en dos facciones. Si la derecha tradicional y la extrema derecha no quieren volver a la guerra, la estabilidad del gobierno de Michel Barnier con Emmanuel Macron podría evitar una moción de censura y dejar así, como era el objetivo, a la izquierda aislada a nivel institucional. Las calles vuelven a sonar como escenario preelectoral hacia 2027, pero en 3 años parece complicado que el Nuevo Frente Popular no corra la misma suerte de la Nueva Unión Popular Ecológica y Social (NUPES), con un Partido Socialista incómodo con Jean-Luc Mélenchon, quien pese a todo el desgaste, parece seguir siendo el mayor activo político del bloque.

La candidatura presidencial del ex republicano Édouard Philippe, que se pasó al bando macronista como primer ministro para después montar su partido, Horizons, en el espacio de derecha liberal, podría ofrecer otro roto a la derecha, que presumiblemente se encontrará con cuatro candidaturas de primer nivel: la del macronismo, la republicana, la de Agrupación Nacional -dando por hecho que los espacios de Eric Zemmour y Marion Maréchal no despunten de nuevo- y la de Philippe. Y gente del macronismo como el ex primer ministro, Gabriel Attal, o el ex ministro de Interior, Gérald Darmanin, podrían erosionar más ese espacio si no hay acuerdos. Cabe señalar que Darmanin tachó desde el gobierno de Macron a Marine Le Pen de blanda. Así están las cosas tras el tumulto en ambos lados del espectro. Las pugnas por la izquierda están servidas. Y la derecha será clave para ello.