Taiwán tras las urnas: Lai Ching-te se prepara para la presidencia y aumenta la tensión con China
El pasado 13 de enero, se celebraron en Taiwán las octavas elecciones presidenciales desde el comienzo de la democratización electoral. Lai Ching-te, candidato del Partido Progresista Democrático (PPD), salió como el ganador que asumirá la presidencia el 20 de mayo de 2024 con una victoria holgada con respecto a sus adversarios.
Aun a pesar de su corta vida, el sistema electoral taiwanés es diverso y multipartidista, especialmente desde la incorporación de un nuevo partido político en 2019: el Partido Popular de Taiwán (PPTW).
En concreto, las elecciones presidenciales celebradas el pasado sábado se rigen por un sistema de voto que se celebra cada cuatro años mediante voto directo y primera vuelta, de igual manera que las vicepresidenciales. El Yuan Legislativo, repartido ese mismo día mediante representación proporcional, que posee 113 miembros, ha otorgado la mayoría de puestos al KMT, complicando el gobierno del ganador de las presidenciales.
Desde 1996 el sistema empezó a ser bipartidista con la incorporación del Partido Progresista Democrático, y no fue hasta 2016 que este desbancaría casi 60 años de gobierno del Kuomintang.
El PPD, liderando la coalición Pan-Verde, abraza el progresismo, socioliberalismo, nacionalismo taiwanés y anticomunismo. Fundado en 1986, defiende el anticomunismo y la identidad taiwanesa, siendo miembro de la Internacional Liberal y fundador del Consejo de Asiáticos Liberales y Demócratas. Aunque al inicio evitaba abiertamente pronunciarse acerca de la identidad nacional de la República de China para evitar represalias, en la década de los noventa se volcó hacia un enfoque pro-ambiental y pro-democracia, abogando por la independencia de Taiwán.
El futuro presidente de Taiwán sustituirá a Tsai Ing-wen tras su aplastante derrota en las elecciones locales. En cuanto a la elección de compañero de fórmula, Lai se ha decantado por Hsiao Bi-khim, miembro actual del Yuan Legislativo. Lai Ching-tai, que se ha comprometido a no declarar formalmente la independencia de Taiwán, promete continuar las políticas de Tsai para fomentar la paz en el estrecho de Formosa, fortaleciendo capacidades militares, independencia económica y lazos con democracias.
El partido más longevo es el Kuomintang (KMT), y desde la década de los 2000 ha ido perdiendo votos de manera vertiginosa. Pertenece a la Coalición Pan-azul, con una ideología centrada en el conservadurismo, la doctrina San-min, nacionalismo chino y anticomunismo.
Por último, y como alternativa a los dos partidos tradicionales surge en 2019 el Partido Popular de Taiwán (PPTW). Liderado por Ko Wen-je, ex alcalde de Taipéi, supone un cambio de paradigma con una ideología centrada en el socio-liberalismo y el populismo. Éste es el único partido que no pertenece a ninguna coalición debido a su temprano surgimiento.
Resultados satisfactorios, pero con sabor agridulce
Lai Ching-te del PPD ganó las elecciones con un 40.73% de los votos, superando al KMT (33%) y al PPTW (26%). Aunque el PPD no controla completamente el Yuan Legislativo, su victoria marca la primera vez que un partido diferente al KMT gobierna durante tres mandatos consecutivos.
A nivel internacional, las tensiones entre China y Taiwán se están intensificando tras los resultados electorales. China rechaza los resultados y aboga por la reunificación, instando a la no interferencia extranjera en “asuntos internos”. Estados Unidos, eterno rival de China y defensor y proveedor militar de Taiwán, juega a la cuerda floja enviando a la isla a representantes no oficiales que feliciten al país por sus resultados electorales, sabiendo que eso enfurecerá al gobierno chino pero afianzando las relaciones diplomáticas con Taiwán, que supone un filón geoestratégico para Estados Unidos.
Otros países como Japón, Australia, Nueva Zelanda y la Unión Europea felicitan a Taiwán por el éxito democrático, mientras que los más cercanos al régimen chino, bien sea por relaciones económicas o carácter político similar, respaldan la posición de China y defienden el principio “una sola China”. Entre ellos se encuentran Pakistán, Afganistán, Vietnam, Hungría y Venezuela.