Terrorismo de Estado y terrorismo mediático: un vínculo necesario para sostener el genocidio en Gaza
Esta semana ha sido especialmente sangrienta para Líbano, donde se volvía a registrar esta madrugada una nueva oleada de explosiones de beepers que dejaba al menos 20 muertos y 450 heridos. Sumado a los ataques del día anterior, el Ministerio de Salud libanés mencionaba ya más de 30 asesinados y 3.000 heridos, lo que ha desatado el terror entre la población y ha provocado que varios hospitales se saturen rápidamente.
Estos ataques todavía no han sido reconocidos por Israel como autor de los atentados, aunque su ministro de Defensa, Yoav Gallant, felicitaba el mismo día de las explosiones al Mossad y al ejército israelí, mientras insistía en que las operaciones militares han comenzado “una nueva fase”, al desplazar una división del ejército a la frontera con Líbano, donde ya se ha registrado el inicio de bombardeos en diferentes puntos de la frontera. Recientemente también afirmaban un grupo de funcionarios estadounidenses que el servicio de inteligencia israelí había conseguido esconder material explosivo en unos 3.000 beepers destinados a importarse a Líbano.
El grupo islamista Hezbolá ha confirmado ya la muerte de veinte de sus miembros, principal víctima del ataque, y no han tardado en señalar, junto al Gobierno de Líbano e Irán al Gobierno de Israel como autor de los hechos, quien oficialmente sigue guardando silencio. Esta acción militar, que tenía como uno de sus principales fines acabar con la vida de varias personalidades del grupo Hezbolá, ha dejado a miles de civiles en graves condiciones de salud e incluso ha causado la muerte de dos niños. Mientras la situación en Oriente Medio parece escalar a un conflicto mayor provocado por las acciones militares de Israel, el periódico neoyorquino New York Post publicaba el segundo día de los atentados un titular que se burlaba directamente de los asesinados y heridos provocados por las explosiones de los beepers y demás aparatos electrónicos. Este hecho resulta de vital importancia no solo por el trato denigrante de las víctimas en uno de los periódicos más importantes de Estados Unidos; también resalta la capacidad de los medios de traducir las acciones de Israel, (que algunos políticos ya catalogan de “terrorismo de Estado”, como es el caso de la líder de Podemos Ione Belarra en la red social X) en terrorismo mediático, a través de la burla, la discriminación o el desprecio a la población árabe con el fin de justificar la ocupación ilegal de numerosos territorios y legitimar el genocidio en Gaza.
El escritor y activista político Owen Jones, antiguo miembro del Partido Laborista, criticaba en su cuenta de X (antes Twitter) la portada antes mencionada y reflexionaba lo siguiente: “Imagina un periódico iraní publicando el equivalente a esta portada, si Hezbolá hubiera desplegado los mismos ataques en Israel. Hubiera sido presentado como barbarie iraní”. Así denunciaba el activista la hipocresía de gran parte de la prensa norteamericana a la hora de usar el término ‘terrorismo’. Lo que señala Jones no es un caso aislado en los medios de comunicación occidentales. Pongamos de ejemplo a Gary Varvel, un famoso artista de cómic que llegó a ser jefe artista del Indianapolis Star durante 16 años hasta 2019, uno de los diarios más leídos en el Estado de Indiana, Estados Unidos. El artista dedicó durante su carrera una exagerada cantidad de viñetas ridiculizando a la población árabe, con dibujos que pretenden presentar a Israel como el único Estado civilizado de Oriente Medio. Así lo demuestra en las ilustraciones donde caricaturiza a libaneses y palestinos durante la Guerra de Líbano en 2006 o en las que presenta un mundo en llamas con Israel “soportando el terrorismo” de la región, haciendo referencia a la guerra civil siria. Esto resume una de las formas en las que se puede legitimar el terrorismo de Estado a través del terrorismo mediático, pero no la única. Otro diario que también ha participado en la legitimación del discurso de Israel ha sido El Mundo, en cuya portada del 8 de octubre de 2023, un día después del atentado de Hamás, se expresaba que había sido el grupo terrorista quien había provocado la guerra contra Israel, invisibilizando la cuestión de la ocupación israelí los últimos 76 años. El tercer ejemplo lo proporciona el famoso The Times británico, cuando publicaba (como muchos otros diarios) las imágenes de supuestos bebes asesinados por Hamás, cuando se trataba de un hecho que a día de hoy todavía no se ha podido demostrar que ocurrió. La guerra sucia del periodismo, que en el primer ejemplo defendía el asesinato de libaneses a través del hackeo de aparatos electrónicos, y en los siguientes desinformaban, ridiculizaban o se posicionaban directamente con las acciones del Estado sionista.
Otras formas de cometer terrorismo mediático no pasan solo por la publicación de mensajes y noticias a favor del genocidio, también se producen cuando se elimina sistemáticamente a los profesionales de la comunicación que buscan informar con el mayor rigor la situación que se está viviendo en Gaza. Solo en los primeros cinco meses desde que comenzó el genocidio, un informe de la ONU señalaba que habían sido asesinados más de 120 periodistas, la mayor parte de ellos palestinos.